-kmyD-U2101313653009ruC-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
-kmyD-U2101313653009ruC-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Se ve menuda Cayetana Manglano, con su complexión de corredora y vestida completamente de negro, pero desprende una fuerza que seguramente tiene mucho que agradecer ... a sus antepasados ilustres, y que se remontan a un mariscal de campo de origen genovés que luchó por una España liberal en el siglo XIX y acabó fusilado. En ese distinguido árbol genealógico hay nobles, militares, políticos -su abuelo y su bisabuelo fueron alcaldes de Valencia-, arquitectos -Cayetano Borso di Carminati, artífice de Bombas Gens o el teatro Rialto, también era abuelo suyo-, catedráticos -su padre, José Luis Manglano, ha sido rector de la Universidad Cardenal Herrera CEU-, empresarios -su hermano ha liderado grandes empresas, como Tous- e incluso una copista del Museo del Prado -su abuela Virtudes-. En el caso de Cayetana, a la que todos conocen como Tana, no hubo intenciones de seguir ninguna de estas vocaciones familiares, sino que, aconsejada por su padre, se decantó por la Odontología. En una clínica que parece una galería de arte, ubicada justo enfrente del paraninfo de la Universitat de Valencia, charla de privilegios, de trabajo, de responsabilidad y de una Transición que la marcó de pequeña.
Noticia relacionada
-Si echa la vista atrás y se ve como una adolescente, ¿cómo recuerda sus decisiones?
-Creo que nunca me planteé qué quería hacer, y pienso que la vida me ha ido llevando. Me he dejado aconsejar mucho por mi padre, que es una eminencia en el mundo de la universidad. No tenía grandes sueños, en realidad. Eso sí, con todo lo que he ido haciendo he intentado dar mi mejor versión, siempre paso a paso, y la vida ha sido muy buena conmigo.
-Lleva consigo dos apellidos ilustres en Valencia, Manglano y Borso di Carminati.
-El otro día le hicieron un homenaje a mi abuelo Tano (Cayetano Borso di Carminati), y le contaba a mi hermano, que vive en Barcelona, que tenemos muy poco mérito porque con unos genes así, si no hubiéramos hecho nada sería para matarnos (ríe). A nivel intelectual, artístico… a mí me parece un lujo.
-¿De qué manera cree que le ha llegado todo ese poso?
-De muy pequeña mis padres me llevaban a museos, viajábamos, estuve interna en Inglaterra, en Estados Unidos... en mi casa se han primado mucho más los valores y la formación intelectual que tener cosas materiales. Por ejemplo, acabamos de volver de Egipto, donde mi madre nos ha invitado por su 80 cumpleaños.
-¿Y de qué valores habla?
-La honradez, la honestidad, el trabajo continuo, la disciplina… Lo que haces lo tienes que hacer muy bien y no hay que ser necesariamente la número 1, porque si das tu mejor versión eso te hará sentir bien. No sé si ha leído 'Martes con mi viejo profesor', en la que resalta precisamente que está muy bien ser el número 2. Eso sí, a mí nadie me ha regalado nada. Soy una persona muy trabajadora, que siempre intenta estar en la vanguardia, ir por delante, y eso me hace sentir muy viva.
-Tuvo una infancia en la que su padre estaba ejerciendo un papel importante en la política. ¿Cómo lo vivió?
-Mi padre era teniente alcalde y secretario general de la UCD en Valencia y me llevaban a manifestaciones, a actos... Él se dejó la piel por la Transición y nosotros lo hemos mamado. Me acuerdo del día del golpe de Estado, mi madre sin saber nada de mi padre, que estaba con Milans del Bosch y Fernando del Río en el Gobierno civil. Fernando Abril Martorell, Adolfo Suárez o Manuel Broseta eran el círculo en el que se movía y poder vivir eso a mí me parece una maravilla. De hecho, durante una temporada me pusieron escolta para ir al colegio, aunque no sé decirte muy bien porqué.
-¿Qué le ha quedado?
-Mucho. Mis padres me han dado un ejemplo de entrega y altruismo absoluto.
-Y a nivel profesional, ¿cree que ha logrado el éxito?
-¿Qué es el éxito? Creo que he logrado una vida bastante plena. Mi trabajo me llena mucho y estoy muy orgullosa del equipo que he formado. Más que de éxito, hablaría de equilibrio en una vida a la que estoy muy agradecida. Me gustan mis padres, mis hijos, Íñigo, Cayetano y Eugenia, mi marido Asier, con el que llevo ya 24 años… mi equipo. Yo soy parte de ese ecosistema, y quizás definirlo como éxito me parece demasiado pretencioso.
-¿Cómo se consigue estar con una persona un cuarto de siglo?
-Primero, con mucho amor, también con tolerancia y paciencia. Para mí, la mezcla perfecta es tener una vida cero dependiente del otro con un proyecto de vida en común… Tenemos trabajos, amigos y aficiones por separado y decidimos -no necesitamos- estar juntos.
-Es perfeccionista.
-Sí, y no lo digo con alegría porque creo que no es bueno ser una obsesiva de la perfección, sobre todo porque me autoexijo mucho. Ahora estoy aprendiendo a gestionarlo y lo hago a través de la meditación. Necesito parar, respirar y poner las cosas en su sitio porque mi cabeza va a mil por hora.
-¿Siente que ha corrido mucho?
-He tenido una vida muy llena de profesión, de niños, que tuve tres en cuatro años y medio, un máster, dos clínicas... he ido muy de cabeza. En esta etapa me apetece mucho viajar, que es algo que adoro, leer, hacer deporte. Soy muy activa pero quiero hacer las cosas con un poco más de calma.
-¿Qué le da el deporte?
-Como les digo a mis hijos, corro por no gritar... (ríe). Quiero estar en forma, cuidarme sin lesionarme, con cabeza.
-¿Le preocupa envejecer?
-Sí, y quien diga que no, miente. A Michael Caine le preguntaron en una entrevista cómo llevaba el hacerse mayor. y él contestó, con un 'british' flemático: «considerando la alternativa -que es estar muerto porque tiene noventa años- no lo llevo mal». Pues eso, envejecer es signo de que estamos aquí, pero algo sí me preocupa porque me veo arrugas, todo se cae… no me quita el sueño, porque si lo hiciera me operaría. Me gusta verme bien, estar delgada, cuidarme, pero cuando veo a las que quieren parecer de veinte me da mucha vergüenza ajena. Y es obvio que el paso de los años te hace plantearte cosas, el tiempo que hemos recorrido y el tiempo que nos queda.
-¿Qué le gustaría que quedara en sus hijos de la educación que han recibido?
-Me gustaría verles felices. Que encontraran su sitio, sin condicionarles. No quiero que me tengan que demostrar nada, que los retos se los pongan ellos, que tengan libertad para elegir. Eso sí, quiero trabajadores, un hijo mío vago no.
-Esa parte ya deben saberla, ¿no?
-Saben qué es el esfuerzo y la disciplina, porque como nosotros trabajábamos siempre, por las tardes los apuntamos al club de tenis, los tres han entrenado de lunes a viernes y han sido deportistas de élite. De hecho, mi hija, que se acaba de lesionar, se va a subir por las paredes.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.