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Vistas desde la planta 125 del Burj Khalifa. RAMÓN BANDRÉS

La ciudad que se ha convertido en un parque de atracciones para adultos

La metrópoli de Oriente Próximo se ha convertido en un destino turístico donde el lujo y la grandiosidad son sus señas de identidad, con edificios que desafían a la gravedad y una mezcla entre lo moderno y lo beduino que vale la pena conocer

Elena Meléndez

Valencia

Domingo, 19 de enero 2025, 00:57

La sensación que te deja Dubai cuando lo visitas por primera vez es que se trata de un parque de atracciones para adultos. Las autopistas ... infinitas, los monumentales edificios vestidos de vidrio, los centros comerciales que parecen ciudades, los coches y las tiendas de lujo te seducen con su grandiosidad en cada esquina. Tuvimos que hacer escala en la ciudad más grande de los Emiratos Árabes Unidos para llegar a India desde Maldivas, la excusa perfecta para quedarnos dos noches y conocer sus principales atractivos.

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Nos alojamos en el hotel 25 Hours, una propuesta vanguardista cuyos interiores integran modernidad y tradiciones beduinas. Desde su terraza con piscina al aire libre se obtienen unas vistas privilegiadas del Museo de Futuro, un edificio de 77 metros con forma de anillo alargado sin pilares y decorado con caligrafía árabe. Su interior alberga avances científicos, botánicos, tecnológicos y experiencias inmersivas. Tras degustar hamburguesas de carne y pulpo a la parrilla en el restaurante World Cut nos adentramos en el zoco Madinat Jumeirah donde recorrimos los puestos de perfumes y joyas y probamos el helado de leche de camello. Al atardecer el ascenso al Burj Khalifa es visita obligada. El icono de Dubái ostenta el título del edificio más alto del mundo con 828 metros de altura. Cuenta con dos paradas, una entre las plantas 124 y 125, y el mirador de la planta 148. Desde todos ellos obtienes unas vistas vertiginosas de esta urbe metalizada integrada en el mar de arena del desierto.

RAMÓN BANDRÉS

A la mañana siguiente cogimos el metro de Dubái en el que puedes recorrer la ciudad de extremo a extremo a bordo de unos vagones de diseño que funcionan sin conductor. Con el objetivo de obtener una panorámica única del skyline llegamos hasta The Frame, un marco vacío de 150 por 105 metros que limita visualmente la zona más moderna y la más antigua de la ciudad, dependiendo del lado en el que te sitúes. Recorrer el interior de la planta superior de suelo acristalado te brinda la posibilidad de caminar por las nubes. Tras la visita nos acercamos al Dubai Mall, el centro comercial más grande del planeta. Allí picamos algo y nos perdimos por sus imponentes galerías que acogen más de 1.200 tiendas. Para terminar el día disfrutamos del espectáculo de agua y luces que cada tarde, a partir de las 18:00 horas, congrega a miles de personas en torno a la Fuente de Dubái, un lago artificial de doce hectáreas de tamaño. Dejamos la ciudad con la sensación de que aún nos quedaba mucho por ver pero que el show, como la vida, debe continuar.

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