![Amparo Alapont, Carmen Sáez, Lourdes López y Hortensia Herrero.](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/10/23/Amparo%20Alapont%20,%20Carmen%20Sez%20,%20Lourdes%20Lpez%20y%20Hortensia%20Herrero-kztG-U2201587598147DnD-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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El lujo silencioso es una tendencia de moda que defiende prendas de calidad, básicas y sin logotipos, ropa y complementos que no hagan ostentación de riqueza. Una de esas firmas es la italiana Aspesi, que sin hacer ruido se ha colado poco a poco en ... los armarios de las mujeres más elegantes de Valencia.
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Begoña Clérigues
El jueves, Lourdes López, alma de la boutique Patos, organizó un cóctel para presentar la nueva colección de Aspesi. La cita fue exactamente como la firma italiana: de una elegancia discreta y con mucha clase. La tienda, en la plaza del Patriarca lucía toda iluminada y con un escaparate que era para llevárselo enterito. En la amplia acera, se acordonó una zona con moqueta amarilla -identidad de la firma-, una barra con vinos y catering de Ricard Camarena, del que estuvo pendiente la mujer de Ricard, la siempre discreta Carmen Bañuls. Los invitados, no muchos, eran clientes fieles y amigos de Lourdes López. Señoras tan elegantes como Hortensia Herrero, a la que se le ilumina la mirada cuando habla de su colección de arte y que está cada día más estupenda con esa media melena blanca tan personal; o la dicharachera Manon Nebot, que se puso un vestido verde de Aspesi para hacer honor a la marca.
También estuvo el naviero Vicente Boluda -recién llegado de comprar una compañía de rompehielos en Finlandia con su mujer Esther Pastor, Amparo Alapont y Carmen Sáez-Merino, el notario Manuel Puerto y su mujer, Elvira Baydal, Carmen Segarra y Santi Rubert, María José Diago, Carmina Boix, Griselda Costell, Teresa Fluvia, Eva Marcellán y la periodista Ángela Pla.
Espectacular iba vestida Daniela, la nieta de Lourdes López y Javier Verdeguer, con un vestido con falda lápiz de Michael Kors -la primera línea, nada que ver con la segunda- que le sentaba como un guante y que compró Lourdes hace años. «Fíjate el tipazo que tenía yo», contaba orgullosa la abuela.
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