Francis Montesinos ha cumplido 74 años y lo ha celebrado como a él le gusta, con música flamenquita, rodeado de moda y con muchos amigos fieles. El diseñador tiene una vitalidad envidiable, y eso que acaba de estar unos días en el hospital donde le ... han hecho un cateterismo. El cumpleaños lo celebró en su casa de Llíria, con cincuenta sesenta invitados, entre ellos la abogada Irene Schuller, con quien comparte pasión por el flamenco y que llevó a los cantaores y bailaores de su empresa Lío flamenco. Actuaron a la guitarra Helene Feenstra, al cante Pilar Pacheco y bailaron Jesús Aguilera y Paula Sanjuán. «Ves a medio metro tuyo a los bailaores con el taconazo y te quedas muerto», recuerda Francis.
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El espectáculo empezó con la música del documental sobre Francis Las otras caras del mito, obra de Josué Vergara. El compositor acudió al cumpleaños con su mujer Egle Tvirbutaite, una modelo espectacular que ya ha desfilado con Francis varias ocasiones. Entre los invitados, una mezcla tan ecléctica como el diseñador: la actriz norteamericana Puy Navarro, Beatriz Aparicio, Lys Rodríguez, Paula Montoro, Daniel de Felipe, María Rosa Fenollar, Carmen Riala, Reme calvo, Yolanda Duart, Yeray de Benito, Bob Vester y Yolanda Martín.
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No falto el sobrino de Francis, Sige Montesinos. «Es un nombre de rey Visigodo». Sige estuvo hace poco en México y le trajo a Francis unos pendientes similares a otros que le habían robado en uno de los desfiles de los años ochenta en Cibeles. «Me ha comprado diez pares iguales para poder utilizarlos en próximos desfiles». Fracis recuerda esa época en la que era tan famoso que la gente se llevaba prendas como recuerdo. «Lo malo es que te robaban un pendiente o un zapato en la plaza de toros de las Ventas, ¡al menos podrían haberse llevado los dos!» se ríe con ese optimismo innato que le hacer ver siempre el vaso medio lleno.
La cena la preparó el mismo. «Hice lo de toda la vida, el gazpacho manchego y el caldito de Montesinos, que es como ese caldito de Sevilla que te dan a las 4 de la mañana con gallina y zanahoria, como estamos en diciembre te tomas un caldito y te deja el cuerpo perfecto.» De postre, Francis sopló velas en la tarta de Dorita, un horno centenario entre las calles Quart y Turia, el barrio donde el diseñador creció y tuvo su tienda mítica. «Dorita va por la tercera generación y es la mejor tarta del mundo con merengue y bizcocho empapado con limón y licor».
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