Las bodas se están sofisticando tanto que parecen recrear escenas de películas de época, con banquetes lujosos en escenarios bien iluminados y profusamente decorados. La boda de Álex Guillem y Chencho Segarra fue un espectáculo pensado para que los invitados fueran tan felices como ... los novios. «Yo nací para casarme, tenía pasión por las bodas y lo tenía todo bastante pensado», cuenta Álex. La pareja se casó en la iglesia de San Agustín, con el coro de San Yago -treinta vocales y solistas del conservatorio- que hicieron vibrar a la pareja y a los invitados. La novia quiso regalar un ramo a la Virgen de los Desamparados mientras sonaba el himno de la Coronación al finalizar la ceremonia.
Publicidad
Álex se emociona cuando describe las joyas que llevó. Peinada por Álex Jordán, «en la cabeza llevaba una tiara que mi abuelo le regaló a mi madre cuando se casó y yo monté para mi boda un solitario que era de mis abuelos paternos; era una forma de llevarlos cerca de mí. Los pendientes también eran de mi abuela paterna». La madrina, Elisa Marco, llevaba un diseño de Alberta Ferretti y el de la madre de la novia, Victoria Vinaixa, lo firmaba Etro. Los padres de los novios, Vicente Segarra y José Luis Guillem, iban muy elegantes con chaqué.
Noticia Relacionada
El banquete se celebró en la Cartuja de Ara Christi. «Tenía claro que quería allí y que estaría preciosa, como nunca se había visto, muy decorada, con mucho mobiliario, muchas plantas, muy bien iluminada. Mi idea era que los invitados cuando entrasen en La Cartuja desconectasen de todos sus problemas y fuese un día mágico y especial no sólo para los novios, que lo fuimos por supuesto, sino para todos. Que compartieran nuestra felicidad». Para hacer realidad su sueño, contaron con la ayuda de Lorena Oliver, de Araventum, que plasmó su idea a la perfección. Ya en la Cartuja, los invitados disfrutaron de un cóctel en un espacio decorado en tonos azules berenjena y verdes con dos puestos de buffets muy grandes donde habían ibéricos, quesos, encurtidos y ahumados. Mientras, un grupo de música pop rock de los 80 amenizaba el cóctel y una cubana hacía puros en directo que repartió al final de la comida al ritmo de música cubana. «La iglesia desacralizada también estaba preciosa, si me volviera a casar lo volvería a hacer así sólo para ver la reacción de la gente cuando entró, parecía que entrases en Disneylandia», recuerda emocionada Álex.
El salón estaba decorado con lámparas de cristal y candelabros de plata estaban repartidos por las mesas. «Buscamos una decoración invernal pero muy rompedora, con mucho impacto visual», cuenta la novia. El patio lucía precioso iluminado en tonos cálidos que resaltaban los arcos de piedra para dar calidez. Decoraron el pozo central con ramaje verde y candelabros y velas para darle al salón un aire romántico. «Colocamos árboles de más de tres metros de altura combinados con plantas de distintas alturas», añade Oliver. Vamos, una decoración de ensueño.
Publicidad
La entrada fue una sorpresa preparada por los novios para los invitados, entre los que se encontraban Amparo Moreno, María José Albert, Pilar Pons, Fernando y Carmen de Rosa, María José Navarro, Juan Galiano, Antonio Soler o Antonio Vinaixa. «Entramos con micrófonos de broma, cada uno por un lado, hasta encontrarnos en el centro cantando la canción de 'Quédate'. Sí, es muy típica pero me daba igual, porque lo que quería es que todo el mundo se viniera arriba», recuerda la novia.
Álex y Chencho, que trabaja en Madrid en el BNP, bailaron un tango que habían preparado durante varios meses y quisieron hacerlo también con todos los invitados. «Cada mesa tenía una canción asignada y nosotros nos acercábamos y bailábamos con esa mesa. Hubo un momento en que estaba tan cansada que pedía que me dejaran cinco minutos que no puedo respirar». El objetivo era dedicarle el máximo tiempo posible a todos los invitados, y permitió que toda la comida estuviese muy animada, con medio salón levantado y bailando. «Tanto que pensé: se nos está yendo de las manos y falta el postre». La fiesta posterior fue un auténtico festival. «Instalamos unas pantallas simulando un concierto donde se proyectaban figuras geométricas intercaladas con vídeos de los invitados y los novios», explica Lorena Oliver.
Publicidad
Noticia Relacionada
La fiesta temática se inspiró en 'Alicia en el país de las maravillas', un cuento que a Álex le gusta mucho. Un grupo de animación disfrazados de los personajes del cuento recibieron a los invitados en la entrada a la fiesta y al abrir las puertas se lanzaron cañones de confeti y fuego frío. Hubo música, mesa de dulces en el centro de la pista de baile, videomatón, un córner de Glitter bar, hinchables y hasta una barra iluminada que parecía un club de copas, integrada con los chillout con sofás de terciopelo en tono caldera para los invitados que prefirieran disfrutar de la fiesta sentados.
Como detalle, cada invitada recibió una bolsa con un par de zapatillas tipo converse y una bufanda para abrigarse. La bolsa llevaba las iniciales de la invitada, así como las servilletas, que también estaban personalizadas. Vaya, una boda a la que no le faltó detalle.
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.