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Antonio Puebla, en su casa de Valencia, donde guarda todavía algunos recuerdos de la tienda donde trabajó durante décadas. DAMIÁN TORRES

El sastre valenciano de los cinco mil clientes (incluido el Rey y Dalí)

La discreción, junto a la excelencia, ha sido uno de los valores que han regido la trayectoria de quien le ha confeccionado más de setenta trajes al Rey Felipe VI, además de vestir aJulio Iglesias, Charlton Heston, John Malkovich, el Duque de Alba o Eduardo Zaplana

Jueves, 13 de febrero 2025, 01:33

Pocos sastres pueden presumir de haber vestido al Rey de España. Antonio Puebla lo puede afirmar con rotundidad porque le ha confeccionado más de setenta ... trajes desde que era príncipe. Fue el Rey emérito, Juan Carlos I, también cliente de Puebla, quien le encargó el primer traje para su hijo Felipe. «El entonces príncipe tendría a los catorce o quince años, le confeccioné una blazer azul marino y un pantalón gris oscuro. No lo podía confesar hasta ahora porque tenía un acuerdo de confidencialidad, pero me he jubilado y ya lo puedo contar», confesaba Puebla hace un par de años. El sastre ha sido tan discreto que ni los más cercanos sospechaban de sus viajes a Zarzuela.

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De hecho, Antonio Puebla pasó unos años en un seminario para ser sacerdote, así que la discreción era algo que tenía interiorizado de muy joven. Desde que se ha retirado, es un caballero que disfruta de los viajes, las buenas comidas y los fines de semana en Altea.

La lista de clientes de Puebla daría para escribir un libro de memorias, con todas las confidencias que habrá escuchado en su probador mientras tomaba medidas o hacía una prueba. «Yo empecé en 1964 en El Corte Inglés y allí estuve hasta el 1971, confeccionando vestuario para estrellas de cine como Charlton Heston, George Sanders, al que tuve de cliente muchos años porque vivía con su pareja en Girona». Orson Wells también pasó por el probador de El Corte Inglés de Madrid, «tenía que probarle en el taller porque no cabía por la puerta». Y hasta el mismísimo Dalí le encargaba los trajes. «Me llamaba El divino, era de las pocas personas que conozco que se transformaba cuando estaba en público, en privado era tan normal como cualquiera de nosotros», cuenta. John Malkovich también fue un buen cliente suyo.

A Julio Iglesias lo empezó a vestir cuando se apartó de los deportes. «Le hice el primer traje con el que ganó el festival de Eurovisión y empecé a hacerle ropa hasta que se empezó a vestir en Italia». Ha tenido tan buenos clientes como el Marqués de Villaverde, el actual Duque de Alba y todos sus amigos, el Barón de Gotor o el actor Juanjo Menéndez, «de quien aprendí a tener paciencia porque era de lo más pejiguero que había en el mundo. Yo decía, este tío no va a poder conmigo». Otro de los clientes que recuerda especialmente maniático era Pablo Sanllehí, músico de Los Bravos. «Siempre me decía que el bolsillo derecho estaba más abajo y era porque tenía un hombro más bajo que otro. No había forma de convencerle, así que tenía que subirle el derecho para compensar y alargar».

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Javier Monedero, Verónica Montijano y Antonio Puebla, en el homenaje en Madrid al sastre. ALEXIS SÁNCHEZ

Homenaje en Madrid

Antonio Puebla recibió un homenaje en Madrid hace unos días. Lo organizó su buena amiga Verónica Montijano y se celebró en el espacio que comparte la interiorista en el barrio de las Letras con socios como la galerista Ana Serratosa. Allí, Puebla se emocionó al recordar su trayectoria. «Tuve la gran suerte de tener al lado una gran profesional que me enseñó todos los secretos del cuerpo humano, mi madre. A ella le debo todo».

Puebla siempre ha defendido que un traje debía adaptarse al cuerpo como una segunda piel, sin perder nunca su estructura y elegancia. «Si está bien confeccionado se ve en movimiento, marcando las líneas, y que sea tan cómodo que olvides que lo llevas puesto». Y es que si algo caracteriza a los trajes del maestro -así le llaman muchos amigos- es su obsesión por la perfección, por llevar la moda masculina a un nivel de excelencia. «Nunca he tenido miedo al trabajo. Mi máxima ha sido hacer la ropa mejor cada día, superarme; no estar satisfecho con lo que he hecho me ha permitido evolucionar».

Tras unos años en Madrid, Puebla recaló en Valencia donde tuvo a Carlos Pascual como uno de sus mejores clientes. «Él me trajo a Eduardo Zaplana, recién nombrado presidente de la Generalitat. Con mis trajes, le cambié la fisionomía. Cuando llegó a ministro, le nombraron el mejor vestido de España y gracias a él llegué a tener 4.800 clientes», recuerda.

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