Dónde comer en la Gran Vía más gastronómica

No podía ser de otra forma. Nuestro itinerario no podía empezar en otro sitio que no fuese Aquarium, uno de los locales más antiguos y tradicionales de la ciudad de Valencia. Sus más de setenta y cinco años de trayectoria, su puesta en escena, el cuidado de los detalles o el exquisito trato al cliente hacen que se haya convertido en uno de los puntos de encuentro de la alta sociedad valenciana. En su terraza parece que el tiempo se ha detenido durante los últimos años. Las mismas tradiciones de siempre que inevitablemente, despiertan un poco de añoranza. Mesas sin teléfonos móviles, gente leyendo el periódico y amigos de siempre disfrutando del momento y de la buena compañía.

Un concepto muy distinto al que ofrece el restaurante que tiene al lado, 'Voltereta bienvenido a Bali'. Desde su apertura en 2018, este local marcó un antes y un después en la historia de Gran Vía Marqués del Turia y consiguió romper con el tradicional concepto gastronómico de la zona. Éste se ha convertido en el punto de encuentro de los más jóvenes de la ciudad ya no sólo en las horas de las comidas o las cenas, sino también a medianoche. Cuando el local retira sus mesas, éste se convierte en una pista de baile con la música más actual hasta las cuatro de la mañana. Una cita que no te puedes perder.

Saona o Turqueta son otros de los restaurantes que triunfan en una de las avenidas más concurridas de la ciudad. La comida mediterránea, la calidez de sus locales y la variedad de menús que ofrecen durante la semana han hecho que se hayan convertido en una apuesta segura, ya no sólo para los más jóvenes, sino también para todos los empresarios que trabajan por la zona y no disponen de mucho tiempo para comer. Disfrutar de la gastronomía de forma saludable fuera de casa y a buen precio ya es posible gracias a estos locales.

Después de viajar al presente volvemos a uno de los rincones más antiguos y tradicionales de la zona. El menú del día cuelga sobre la pared de la fachada en un folio escrito con el mismo puño y letra de su dueño, quien se ha desvivido durante décadas para que su pequeño local siga formando parte de la historia de la Gran Vía. Tras varios años desde que la pandemia le obligó a cerrar sus persianas, Café el Coto vuelve a la vía para reunirse con los de siempre. El lugar de confianza para los vecinos de la zona. «¿Juan, lo de siempre?», se le escucha decir al camarero detrás de la barra al ver aparecer a Juan. Éste se sienta en una de las mesas de la terraza y cierra los ojos mientras disfruta del sol que le da en la cara y suspira. Puede que 3,60 euros en Café el Coto sea el precio de la felicidad para Juan y para los residentes de la zona que acuden de forma habitual a este bar.

Si hay algo que caracteriza a la gastronomía española y que ha traspasado fronteras, son, sin duda, las tapas. Ese pequeño bocado que acompaña a las bebidas en bares, tabernas y restaurantes. Por eso, un restaurante de tapas no podía faltar en esta zona de la ciudad. En un acogedor local situado en la esquina de un edificio de época y decorado con diferentes obras de arte se encuentra El Cauce, referente gastronómico de la cocina mediterránea desde hace varios años. Algunas personas prefieren llamarlo como el bar de sol y luna, porque que da igual a la hora del día que pases por ahí, los valencianos se encargan de mantener viva su esencia.

Andrés Goerlich ha sido una de esas personas que ha crecido en la Gran Vía y cuenta cómo muchos de esos restaurantes antiguamente eran comercios locales de vecinos del barrio. Y que ahora detrás de cada restaurante se encuentra una historia que muy pocos conocen. El Guiño es un local que ha abierto uno de los sucesores de Mantequerías Castillo, una centenaria tienda de productos delicatessen que estaba ubicada en el número 1 de la Gran Vía Marqués del Turia, esquina con Ruzafa.

No muy lejos de El Cauce y sin venir desde Oriente esta vez, se encuentra Gaspar. Llegó a Gran Vía sin hacer mucho ruido, pero desde entonces se ha convertido en un acierto seguro para las personas de mediana edad. Puede que las librerías que decoran el local, la luz tenue y la música jazz de fondo sean algunos de los puntos a favor a la hora de escoger este restaurante.

El restaurante Flama es otra de las paradas obligatorias en esta emblemática arteria de la ciudad. Aquí se unen la experiencia, la técnica y el producto para alcanzar el clímax tras su paso por el calor de las brasas. El local esta compuesto de 17 mesas, pero la barra se ha convertido en el espacio más codiciado, ya que desde ahí se puede contemplar la cocina a leña en directo bajo la batuta del cocinero setabenses Eduardo Espejo.

Con la última incorporación a la Gran Vía, Valencia ya no tiene nada que envidiar al Upper East Side. Desde lo lejos se puede reconocer la cafetería 'Beverly', ya no sólo por la particular decoración de su fachada en tonos rosa pastel y blancos, sino por las colas que se forman los fines de semana para poder acceder al local. La cafetería de moda entre los más jóvenes. Este pequeño local ofrece una amplia variedad de desayunos, brunch o meriendas al más puro estilo Serena van der Woodsen o Blair Waldorf en Gossip Girl. La cafetería Beverly triunfa en las redes sociales y se ha convertido ya en el boca a boca de toda la ciudad. Y después de esto, ¿que le deparará a la Gran Vía durante los próximos años?