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Covadonga Balaguer, en el cauce del río durante la entrevista. TXEMA RODRÍGUEZ

Covadonga Balaguer: «A las falleras mayores les pediría que se acercaran más a la gente»

La vida de esta odontóloga no ha sido fácil. Cuando tenía 45 años se quedó viuda con dos niñas, una de ellas con una discapacidad. Pero Covachi, como la llaman quienes la quieren, mantiene el mismo espíritu optimista y alegre que el colectivo fallero recordaba con cariño

Domingo, 19 de marzo 2023, 01:54

Han pasado 34 años desde que Covadonga Balaguer vivió su semana en mayúsculas. «Es increíble cómo recuerdo con nitidez, después de tanto tiempo, algunos de ... los momentos más importantes como fallera mayor de Valencia», recuerda. Tenía entonces dieciocho años. Los entendidos en representantes de la fiesta dicen que no ha habido una fallera mayor tan carismática como Covadonga (Covachi, para la gente que la conoce bien), a pesar de que aquel año fue desastroso, y el mal tiempo deslució la semana grande. A punto de empezar las Fallas, nos sentamos en el cauce del río -donde practica una de sus grandes aficiones, el running- para charlar con una mujer que pese a todo lo que le ha tocado vivir -y sufrir- mantiene un espíritu optimista, con una alegría y generosidad a prueba de acontecimientos imperfectos.

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Leía estos días sobre ti. Que pasan los años y no habido tanto carisma en una fallera mayor.

No sabría qué contestarte. Siempre he sido una persona alegre, vital... Muy yo. También es verdad que soy poco manejable y he tenido mi personalidad. De todas formas, creo que todas las falleras mayores saben lo que quieren.

¿Volverías atrás? ¿Repetirías aquel año?

Después de unas fallas tan lamentables por el clima me lo preguntaron varias veces. ¿Repetirías? Volvería a vivir lo que viví, con un poquito más de sol, pero no repetiría, porque es un año muy intenso, un paréntesis en el que rompes con todo. Yo tenía ganas de volver a mi rutina, a mis estudios, a mis amistades... Y creo que a día de hoy es peor porque tienen muchos más compromisos que entonces. Dicho esto, es un año espectacular, con unas vivencias increíbles que creo que me han aportado mucho en esta vida.

La fallera mayor del año 89, una mujer que ha vivido mucho desde entonces. TXEMA RODRÍGUEZ

¿Lo crees?

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Sí, porque yo todavía no había salido, como quien dice, del cascarón. Maduré mucho, porque te ves en situaciones nuevas, algunas más cómodas, otras menos, y es un aprendizaje.

¿Cómo ha sido tu relación con las Fallas estos años?

Yo siempre he sido fallera 'de sentiment', y hace ya tiempo que estoy censada en dos comisiones, en la mía, la de toda la vida, Visitación-Orihuela, y en Pizarro-Cirilo Amorós, por mi hermana, por mi círculo de amistades, mis hijas...

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Después de tu experiencia y de los años que han pasado, si tuvieras que darle algún consejo a la fallera mayor, ¿cuál sería?

Que sea ella. No se cómo funciona Junta Central Fallera hoy en día, pero a las chicas les pediría que fueran naturales, que se acercaran a la gente, que saludaran. Quizás haya ahora un protocolo más rígido que el que yo viví.

En 34 años has cambiado mucho y, sobre todo, has vivido mucho.

Muchísimo. Nunca hubiera imaginado entonces lo que me venía después, claro. Me quedé viuda hace casi ocho años, y cuando sufres y te duele algo tanto aprendes muchas cosas. Por suerte, siempre he estado muy arropada, con una familia y unas hijas maravillosas.

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«Correr me permite tener tiempo para ordenar mi cabeza y mi vida»

¿Va mitigándose el dolor?

El duelo es difícil, y hacer el clic me ha costado mucho tiempo. Al año me preguntaba cuánto iba a durar ese dolor. Me vi en una situación complicada, era joven, con dos hijas de trece y once años; la pequeña, Sofía, con sus dificultades. Me preocupaba mucho saber si iba a ser capaz de sacarlas adelante, de poder llegar a todo y tener una vida parecida a la que tenía. Da mucho miedo y necesité mucha ayuda.

Pero a pesar de todo lo que te ha ocurrido, continúas siendo una persona optimista.

Al principio pensaba: «yo, que he sido una persona muy alegre, ¿me quedaré con esta pena siempre?» De alguna manera, hay que extraer la parte positiva de cada experiencia, y valorar lo importante. Lo material pasa por completo a un segundo plano; me da igual ir a comer una pizza, al río o a un restaurante caro.

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¿Te preocupa el futuro de tu hija pequeña?

Cuando era una niña todo era más fácil, pero conforme se ha ido haciendo mayor me preocupa su futuro. En realidad, lo que quiero para ella es que sea feliz y lo más autónoma posible. Gracias a Dios, es una discapacidad leve, así que mi objetivo es exprimir todo su potencial para que pueda desenvolverse en la vida. Pero claro que preocupa, sí; yo me acuesto muchas noches pensando en el futuro de Sofía.

¿Cómo es tu hija mayor después de todo lo que ha vivido?

Mi hija Cova es ya una mujer muy madura, una buena niña que está haciendo cuarto de Odontología, que pronto va a ser independiente. Ella ha tenido que crecer, por su hermana, porque ha absorbido mucho de mi tiempo, y por la muerte de su padre. Pero yo las veo bien, a las dos, hemos salido adelante. No todo es perfecto; yo tengo un padre en el que me he apoyado mucho y sé que ellas no lo van a tener. Intento suplirlo, aunque sé que es un error.

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¿Te ha alegrado que siguiera tus pasos?

Estoy feliz porque creo que va a ser un buen relevo y todo lo que yo he hecho a nivel profesional va a servir para que la pueda ayudar y le enseñe todo lo que sé. Pensar en un relevo generacional me ha hecho esforzarme para mantenerme al día pensando en ese futuro que vendrá dentro de no tanto tiempo.

¿Qué te ha dado tu profesión?

Me ha dado muchísimas alegrías porque tengo la satisfacción de trabajar en lo que me gusta, y me ha ayudado muchísimo para mantenerme distraída del resto de preocupaciones.

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¿Y el running?

Unos meses después de fallecer Joaquín empecé a correr, y me vino muy bien. No paras nunca, entre el trabajo, la casa, las niñas, las preocupaciones... Y cuando corro hago una introspección y me da tiempo a ordenar mi cabeza, mi vida y hasta la lista de la compra.

¿Has pensado en rehacer tu vida?

Al principio es impensable y a mí me costó cinco años porque no estaba ni abierta ni preparada a la posibilidad de tener una relación. Necesité mucho tiempo para recomponerme. Ahora sí, tengo pareja y, sobre todo, pienso en que mis hijas me vean bien, para que ellas también puedan estarlo.

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¿Piensas mucho en el futuro?

En general, más allá del futuro relacionado con mis hijas, no pienso más allá de dos o tres semanas vista. Eso sí que lo he aprendido. Hay que intentar vivir más el presente; las experiencias del pasado que no te han aportado nada hay que dejaras atrás y el futuro ya vendrá. No tiene sentido preocuparse por cosas que ni siquiera sabes si van a pasar. Una llamada de teléfono puede cambiarlo todo.

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