Fátima Zamorano veranea en Les Rotes desde que tenía veinte años. A pesar de su juventud -acaba de cumplir cuarenta-, es vicepresidenta del Grupo Aza, ... la empresa familiar con negocios de logística, náutica y aparcamientos. En Dénia encuentra la paz y la desconexión del trabajo. «Tengo una relación muy intensa con este lugar. Yo vivo y trabajo en el centro de Valencia, soy muy urbanita, me encanta la ciudad y salgo mucho a comer y cenar fuera de casa. Pero cuando vengo a Dénia desconecto por completo, y lo hago desde el momento en el que cojo el coche. Está lo suficientemente cerca para poder ir en el día, pero a la vez el trayecto me permite pensar, escuchar música o hablar con mis dos hijas -tienen once y seis años- y con mi marido. Además de que me siento una auténtica privilegiada por la casa que tengo, una de las mejores casas que se puede tener».
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Su casa de Les Rotes, vecina de valencianos como los Reyna, tiene una historia curiosa. Su familia la compró a los herederos de Gerhard Bremer, un general de las SS que se refugió en Dénia tras cumplir su condena y fue promotor de viviendas como los Apartamentos Bremer.
La tranquilidad y belleza natural de este paraje, que en su día atrajo a muchos alemanes que siguen viviendo aquí, sigue siendo uno los encantos de la población. Dénia tiene mar y montaña, historia y gastronomía, es un pequeño paraíso en la Marina Alta y mantiene la tranquilidad a pesar de haber crecido hasta alcanzar los cien mil habitantes en verano. «Lo que más me gusta de Dénia es que no está nada masificado y tiene una oferta gastronómica increíble. Yo no creo que haya un pueblo en toda la Comunidad Valenciana con una oferta así, desde las más altas estrellas como Quique Dacosta hasta cualquier sitio con producto local de calidad y que no puedes probar en otros sitios, como comerte unos erizos en el Sendra, un restaurante que está justo al lado de mi casa».
A Fátima le apasiona pasear por la playa de la Punta Negra. «Es un lugar maravilloso con muy poca gente. Puedes bajar a la playa un 15 de agosto y estar literalmente solo y si te pones unas gafas de bucear ves todo tipo de peces y fauna marina, porque como aquí no se puede pescar los peces están muy tranquilos». Con casi veinte kilómetros de costa, la capital de la Marina Alta cuenta con zonas de roca y playas de arena fina. «En las Marinas hay siete u ocho kilómetros de playa con dos paseos son muy agradables».
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Los lugares favoritos de esta empresaria son la Torre de Gerro, una torre de vigilancia del siglo XVI que tiene unas vistas maravillosas y a la que puedes llegar dando un paseo. «Tiene una subida con una fuerte pendiente que haces en menos de diez minutos, y te sirve de ejercicio diario, como un gimnasio natural. Desde allí estás a tan sólo cinco kilómetros andando por la montaña en un camino muy fácil hasta Xàbia, llegas a la carretera donde está Hacienda, el Monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles y un restaurante que se llama El amanecer. Tienen piscina y se almuerza unas cocas de impresión», recomienda.
En cuanto a sus restaurantes favoritos, no duda con Peix y Brases. «Aunque haga calor, hay que pedir los garbanzos pedrosilanos con langosta, uno de los mejores platos que he probado en mi vida». Otro clásico de la zona es El Pegolí. «Las mejores gambas y un arroz de morir y con una de las mejores vistas de las Rotas. Sin duda, hay que pedir una mesa en su terraza sobre el mar». Otro de sus lugares favoritos es Mister Fisher, en el Puerto de Dénia. «Puedes comer algo desenfadado pero de calidad mientras ves el Castillo, que se remonta al siglo XI, el pueblo con todo su encanto, la montaña, el Montgó y la bahía; en la entreplanta tiene una discoteca a la que no he ido nunca, pero en la parte alta está la Mar Serena, donde puedes tomar copas y se está muy bien, disfrutando de las vistas y con muy buen ambiente».
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A Fátima le gusta pasear por el centro del pueblo. La calle principal, Marqués de Campo, mantiene un comercio local con personalidad y piezas seleccionadas y bonitas. «A Dénia le pasa como Ibiza, que tiene mucho colorido. Me encanta sentarme y observar, algo que hacemos últimamente muy poco por una vida social muy ajetreada». Sin salir del casco urbano, recomienda un pequeño restaurante situado fuera de los muros de la ciudad. Su nombre viene precisamente de su ubicación, Fora Murs. «Es un local con muchísimo encanto, decorado por su dueña con cosas que ha ido encontrando por ahí, como un secador antiguo; tiene una cocina de mercado algo elaborada con unos toques asiáticos. Es un sitio curioso y muy agradable con una terraza interior y un corralito que es ideal para una cena con pocas personas incluso en pleno invierno, porque no se pasa frío». Magazinos es otro de sus lugares favoritos. «Un mercado al aire libre, que está abierto por la noche y donde puedes tomarte un par de ostras en un sitio, en otro una pasta o algo a la brasa».
Para ir de compras, a Fátima le gusta pasar por Atmosfera, en la plaça de l'Oculista Buïgues, una tienda de interiorismo y decoración de Miguel Angel Benavent, o ir a la tienda de ropa Carmen Collections, en Marqués de Campo, con firmas italianas.
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