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De entre todos los rincones que existen en la ciudad de Valencia, Elena Ravello elige el mercado de Colón. Es el entorno natural en el que se mueve esta mujer, madre de familia numerosa, casada con un Pascual y directiva de una de las empresas ... más reconocidas en el mundo de la moda en la Comunitat Valenciana, Marie Claire. Ahí de pie, esperando puntual, con un plumífero blanco, llama la atención por una elegancia natural que no tiene que ver con la ropa que elige por las mañanas al salir de la ducha, sino que se lleva dentro. Es más, se reconoce poco perfeccionista, y se le nota; y aunque no lleve el pelo impecable, o el rímel se le haya corrido un poco, no parece importarle. Durante la entrevista se ríe continuamente y no rehusa ninguna pregunta, quizás porque se dedica a la comunicación y sabe perfectamente cómo funciona este mundo. Empezamos, pide un té verde con leche y los ojos se le achican. «Mi padre me decía: 'de mayor te saldrán muchas arrugas porque no paras de reírte'. No me importa».
-Actualmente es directiva de Marie Claire.
-Hace algo menos de dos años comenzamos un proyecto difícil pero muy interesante, relanzar la marca Marie Claire. En ese momento acababa de tener una niña de tres meses y el trabajo implicaba irme a Borriol todos los días. Después de haber hecho un montón de kilómetros de carretera, mucho esfuerzo y dedicación, aquí seguimos, en un proyecto muy enriquecedor, con una marca posicionada y muy conocida, en un sector apasionante que me ha permitido conocer gente muy interesante.
-¿Qué había hecho antes de llegar a Marie Claire?
-Estuve diecisiete años en Fermax, donde empecé recién llegada de Montpellier, donde estaba de Erasmus, Enseguida asumí responsabilidades, aprendí y disfruté muchísimo, y es ahí donde me formé profesionalmente.
-¿Por qué emprendió otro camino?
-Estuve muy a gusto porque Fermax es una empresa familiar y los Maestre son gente encantadora que conmigo siempre se portaron muy bien, pero quería probar otros sectores. Así que me monté una consultoría con una socia y fueron dos años muy bonitos, en los que trabajamos con empresas muy potentes. Hasta que llegó Maria Claire. Soy muy trabajadora y apasionada con los nuevos proyectos, ¡me gusta emprender!
-¿Por qué ADE?
-Ahora hay cien mil carreras especializadas, pero de pequeña decía que quería ser directora y no había otra opción para ello que estudiar Económicas o ADE. Soy la pequeña de cuatro hermanos y se ve que no mandaba nada por eso parece que quería ser directora... (ríe). Tampoco es que me considere una persona especialmente mandona, ¿eh? Tenía otros intereses, la arquitectura me gustaba, pero mi padre era un hombre muy comunicativo que todas las noches nos contaba lo que pasaba en el día a día en su empresa. Y sí, seguramente me caló.
-Ha desarrollado una carrera profesional brillante, pero además es madre de familia numerosa.
-Es cuestión de organizarse, de relativizar y de tener un carácter tranquilo. A pesar de que mi marido me ayuda mucho, la carga real del día a día la sigo llevando yo. La ropa, los deberes, los exámenes, los cumpleaños..., toda esa logística que cualquier madre conoce. Por otro lado, como padres hemos tenido dos etapas en la vida. Primero, con dos niños que ahora tienen trece y once años; y ahora con dos hijos más, uno de cuatro y la única niña de dos años. Y aunque no es sencillo conciliar, me ha ayudado mucho la flexibilidad que me ofrecía Marie Claire. Y la ayuda que tengo en casa.
-¿Ha querido repetir esa familia numerosa?
-Es cierto, ha sido una casualidad, aunque parece algo preconcebido. Siempre dije que de pequeña quería ser directora de empresa, pero también que iba a tener cuatro hijos. En mi casa somos cuatro hermanos, y creo que son un regalo que disfrutas toda tu vida. Yo lo he vivido así. Del tercero, mi marido me decía que perfecto si me hacía cargo yo (ríe). Gabriela, una niña preciosa que no estaba en nuestros planes, ha sido una grandísima alegría.
-Su marido es Carlos Pascual, abogado, hijo del que fue uno de los notarios más conocidos de Valencia. ¿Cómo ha sido emparentar con los Pascual?
-¡Un placer! Tanto los Pascual como los Vicens, por parte de mi suegra, son familias que están muy unidas, que tienen mucha fuerza y se apoyan entre ellos. Así que el regalo ha sido que mis hijos tengan muchos primos, como también los tienen por parte de mi familia, con una relación muy estrecha; se quieren mucho.
-Además, su cuñada Andrea, la hermana de Carlos, ha emparentado con la familia del Rey después de casarse con Beltrán Gómez-Acebo. Supongo que la primera reacción al enterarse fue de sorpresa...
-Sí, pero tengo que decir que mi cuñado es una persona encantadora, simpático, divertido, agradable, y lo último que te acuerdas cuando estás con él son sus orígenes porque es muy cercano y cariñoso. Aunque sepas que ha vivido situaciones muy distintas a las que hemos vivido la mayoría.
-Y entre sus aficiones, no puedo dejar de preguntarle por las Fallas.
-Las vivo muy intensamente, y no sólo la semana fallera. Todo el año. De pequeña, en mi casa no había tradición fallera pero cuando Teresa Muñoz Antolí-Candela fue fallera mayor de Conde de Salvatierra y sus padres, con quienes veraneábamos en Monasterios, nos propusieron apuntarnos ya no hubo vuelta atrás. Tuve el honor de ser Fallera Mayor de la comisión, y a partir de ese momento, ya convertí a casi toda mi familia. El año siguiente formé parte de la Corte de Honor de la Fallera Mayor de Valencia, Sandra Climent, un año del que me llevé grandes amigas, así como en mi falla. Y desde entonces, sigo disfrutando de la fiesta gracias a mi madre, que me ayuda en todo ¡porque necesita una gran logística!
-¿Es usted de mirar atrás? ¿Está satisfecha?
-Sólo miro atrás para recordar a mi padre, que falleció hace unos años, y me siento tranquila con lo que he hecho. Y no, no miro con nostalgia, creo que es mucho más sano mirar hacia adelante.
-¿Se considera una persona ambiciosa?
-Me considero una persona con ideas fijas, algo cabezota. Ambiciosa en modo sano, luchando por los objetivos que me marco para sentirme satisfecha con lo que soy. A nivel personal, mi objetivo es proporcionarles a mis hijos la educación y los valores que deben tener como familia.
-¿Qué valores le gustaría que tuvieran?
-Me gustaría que fueran personas sensibles, empáticas, que trataran a todo el mundo por igual, y que tuvieran interés en perseguir sus sueños. Que sean trabajadores, cariñosos, y que, estén donde estén, porque tengo asumido que en un mundo globalizado puedan acabar viviendo lejos de Valencia, que sepan que la familia la tienen siempre.
-¿Dónde la podría encontrar descansando?
-En mi casa, ¡aunque descanso poco! Quien me conoce sabe que tengo que estar muy mal para perderme un plan.
-¿Qué cree que ha funcionado en su caso para que la relación de pareja dure?
-Creo que es importante respetarse, que cada uno tenga su espacio, aunque ahí lo hace mejor mi marido que yo (ríe). Sentir que es parte de tu vida.
-¿Qué es lo que más ha valorado de él?
-Carlos tiene unos valores muy firmes, es íntegro, culto, noble, sincero, divertido y positivo. Tiene muchísimas inquietudes, y sobre todo me conoce a la perfección, me quiere y me respeta. No se va a creer que digo tantas cosas buenas de él (ríe).
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