![La sesera a la sombra de la chica punk](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/pre2017/multimedia/noticias/201605/25/media/cortadas/nacho-canut--490x578.jpg)
![La sesera a la sombra de la chica punk](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/pre2017/multimedia/noticias/201605/25/media/cortadas/nacho-canut--490x578.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Ramón Palomar
Lunes, 30 de mayo 2016, 21:22
Me huele que miles de fans de Fangoria ignoran que el cerebro del dúo, o sea el letrista y compositor Nacho Canut, es de origen valenciano y que su familia hunde sus raíces en esta tierra. De hecho, aunque un poco por accidente, nació en nuestra ciudad y sus primeros días de vida transcurrieron en el hogar situado en la calle Colón. Su bisabuelo, ya que estamos buceando en su linaje, don Mauro Guillém Comins, incluso tiene una calle por la zona de Nuevo Centro. Don Mauro fue un pionero de la dermatología y un reputado leprólogo que dirigió el sanatorio de Fontilles y falleció en 1932. Ahí queda eso. El padre de Nacho también heredó la afición por ayudar al prójimo vistiendo bata blanca y, tras estudiar en nuestro país, migró hacia los Estados Unidos para especializarse en Odontología. Es más, se le considera el padre de la Odontología española y fue el primero en montar una clínica de esa rama en 1957. Conoció el éxito y el prestigio en Madrid y me contaron no recuerdo cuando, hace siglos, que el padre de Nacho Canut era el dentista del Rey Juan Carlos. Esto se susurraba con respeto y algo de alucine. «¿Qué? ¿El padre de Nacho Canut es el dentista del Rey?» No sé si esto es cierto o forma parte de las leyendas ochenteras de cuando estalló la movida, pero el chisme de todas formas es bueno y nosotros, desde luego, siempre preferiremos la leyenda difusa a la aplastante realidad. Nacho Canut es, ya lo creo, por clan familiar, pura pomada valenciana. Los chicos de la Movida venían del universo acomodado, por eso pudieron viajar y copiar lo que explotaba en el exterior.
En cualquier caso este artista, que siempre se ha situado un pasito por delante de la mayoría y siempre ha hecho lo que le pedía el cuerpo, rompió la tradición digamos médica de la parentela para enfrascarse, quizá por azar o mero divertimento, en la música farándula primeriza que alegró al personal tras la muerte de Franco. Supongo que en esto también le debió de influir Carlos Berlanga, hijo de otro valenciano ilustre, Luis García Berlanga. Se diría que los blasones entre los Berlanga y los Canut siempre corrieron parejos cuando asaltaron la capital del reino. Aquella férrea amistad entre Carlos y Nacho, junto a una chica de catorce años que ya era punk cuando no había punks y que se hacía llamar Alaska, le dirigieron primero hacia la mítica formación embrionaria Kaka de Luxe, para recorrer luego los escenarios bajo el paraguas de Alaska y los Pegamoides, Alaska y Dinarama y ahora Fangoria. Nacho era el tipo callado, incluso taciturno, que se parapetaba tras el teclado y que parecía sufrir dolor de muelas ante esa exposición pública. Y tal era su amistad con Carlos Berlanga que luce un tatuaje que es el dibujo trazado por Carlos de una bici. Pero no se dejen engañar, parece que la batuta la sujeta Alaska y en verdad su opinión importa y en efecto forman un matrimonio artístico indisoluble, pero si la actual esposa de Mario Vaquerizo ejerce de famosa, cantante y fachada principal, la sesera que bulle y urde canciones que usted seguro que ha tarareado algo bolinga durante alguna Nochevieja es la de Nacho Canut. Su facilidad para componer letras y música, antes con Carlos Berlanga y ahora en solitario, es asombrosa. Algo chupa de los Pet Shop Boys, aunque su gusto es ecléctico y abarca desde los Ramones y David Bowie hasta la extravagancia más radiactiva que usted pueda soñar.
Es de educación afrancesada por razones culturales y por la gracia, digámoslo así, de su actual pareja. Acaso por eso le chifla una sopa elaborada en gabacholandia a base de pepino y menta. También se declara «británico de sentimientos» y suele gastar cierto aire de flemático gentleman, gorrita incluida, que se ha reforzado con la edad. Pero como este hombre esconde múltiples capas, en alguna que otra ocasión se ha declarado como «un bon vivant valenciano». Le encanta zamparse paella con los que él llama sus primets valencianos allá perdido entre naranjos. Y, a lo mejor, aunque tampoco es de dominio público, muestra una faceta de fotógrafo y de las dos exposiciones que conozco una se titulaba, si no recuerdo mal, Electricidad, zapatos, plumas y Benidorm. O sea que siempre tiene pendiente el Mediterráneo, con sus arroces, sus naranjos y esa formidable y espasmódica ciudad que es Benidorm, nuestro particular Las Vegas de honrado chancletismo y turbulento trasiego nocturno.
Otra de sus aficiones conocidas viene con míster Spock y la serie de culto Star Trek. Sí, aunque lo trasladaron pronto a Madrid y allí creció, en la diversidad de sus gustos y ese toque suyo algo barroco, acaso disparatado pero también muy comme il faut, se detecta la presencia valenciana en sus genes. Y sé que usted, insisto, no me mienta, ha canturreado muchas veces sus estribillos en situación de jolgorio falleril... Tan fértil es su talento que también compone para las Nancys Rubias y alguna que otra banda sonora. El Mediterráneo siempre alumbra hijos hiperbólicos de naturaleza artística. Bueno, siempre lo que se dice siempre, no, pero hemos de convenir que con Nacho Canut la madre naturaleza acertó. Y mira que igual iba para ortodoncista...
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El pueblo de Castilla y León que se congela a 7,1 grados bajo cero
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.