Esther Cañadas vivió la época de las top models, cuando sobre las pasarelas brillaban nombres como la belleza racial de Naomi Campbell, la angelical Claudia Schiffer o, unos años después, la rebelde Kate Moss. La alicantina llegó para revolucionar con sus marcados rasgos los backstages, ... y vaya si lo hizo. En una entrevista en Elle en una reaparición por todo lo alto -pronto la veremos en las campañas de primavera de El Corte Inglés- habla de cómo al echar la vista atrás ha sacrificado etapas tan cruciales como son la infancia y la adolescencia para alcanzar su sueño profesional: «Me fui de casa con 15 años, que lo pienso ahora y me parece una locura máxima. Pero también hay mucho bueno en esa decisión. He vivido experiencias únicas». También algunas negativas, porque los inicios fueron muy duros. «No podía estar comiendo arroz blanco toda la vida», bromea en la entrevista.
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Vivió mucho y muy rápido, pero reconoce que se encuentra ahora en un momento de plenitud. «Soy mucho más feliz y estoy más completa ahora que hace veinte años», asegura en la entrevista, y pone el acento en la importancia que han tenido valores como el esfuerzo, la perseverancia y los sacrificios para lograr el éxito a lo largo de su carrera.
No lo ha tenido fácil, es cierto, porque la top, que está preparándose actualmente para dar el salto a la interpretación, tuvo que hacer una pausa obligada hace una década por culpa de una vasculitis, una condición que puede dañar los órganos por culpa de la inflamación de los vasos sanguíneos. «Haber sufrido una enfermedad autoinmune hace que me sienta feliz de estar aquí y seguir cumpliendo años». Por este motivo le resta importancia a la presión social por envejecer, ya que las razones estéticas quedan en un segundo plano y su principal motivación para cuidarse es la salud. Con mayor motivo ahora que es madre.
Tras superar la enfermedad llegó la maternidad, una experiencia que Esther Cañadas ha podido vivir con mucha serenidad y también confianza en sí misma, probablemente porque ha tenido que enfrentarse en muchas ocasiones a retos siendo muy joven. «En las cosas básicas (como madre) sí soy como pensaba, pero en otras lo estoy haciendo mejor». Así que ahora cree que uno de sus papeles más importantes es la de acompañar a su hija, Galia, «mientras se convierte en una mujer independiente, sin miedos, segura de sí misma y de lo que quiere».
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Las más de tres décadas que lleva en la moda, y desde una perspectiva privilegiada, ha podido vivir muchos cambios. «Antes había pinceladas de asuntos como la inclusividad o la diversidad de tallas y razas, pero ahora cada vez está más generalizado y es muy gratificante presenciarlo». Cree que todavía existen los estereotipos en la industria pero también se valora la excepción de modelos que, como ella, tienen carreras sólidas. «Poder vivir todo otra vez es un regalo», asegura. De hecho, ha sido una de las protagonistas del último show de Balenciaga en París y en el reportaje de Elle se estrena como imagen de la colección Carrera Women 2024 de gafas de sol.
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