![Esther Pastor: «Vicente (Boluda) me inundaba todos los días el despacho de rosas blancas»](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/09/08/1485548279.jpg)
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Esther Pastor nos recibe de pie, en un pequeño salón con espléndidas vistas al cauce del río, en una de las zonas más exclusivas del centro de Valencia. Acaba de colgar después de hablar con Vicente Boluda, su pareja -después confesará que lo hacen muy a menudo-, y esboza una sonrisa de perfecta anfitriona, vestida con sus dos colores fetiches, el blanco y el azul marino. Complementa su estilismo, por supuesto de firma, con piezas de joyería muy exclusivas, que durante la entrevista confesará que son regalos del armador valenciano, con quien lleva ya ocho años de noviazgo. En este tiempo, Esther Pastor ha ganado en seguridad y templanza, aunque se la nota algo nerviosa durante la entrevista, sobre todo porque le gusta tenerlo todo bajo control. Sabe que muchos ojos están puestos sobre esta mujer que ha tenido una carrera política siempre junto al expresidente del Consell, Alberto Fabra, de quien llegó a ser su mano derecha. De ella decían que no había nada que se moviera alrededor de Fabra que no supiera. En algunos momentos de la charla hablará de todo ese bagaje que lleva consigo tras aquellos años en Presidencia, y que le han servido mucho en esta nueva etapa, en la que ha hecho de ser la «señora de Boluda», como se autodenomina durante la charla, una profesión casi a tiempo completo; le acompaña en sus continuos viajes profesionales y se ha convertido también en una experta en atender invitados en casa. Esta entrevista llega además en un punto de inflexión en su vida.
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-¿Cómo definiría su momento actual?
-Estoy en un momento muy bonito porque acabo de cumplir cincuenta años y es un número que impone un poco, y que al mismo tiempo te permite reflexionar. He pasado de década, y creo que puedo estar contenta y muy orgullosa por cómo ha ido evolucionando mi vida. Como en todas, hay luces y sombras, pero hago un balance muy positivo tanto a nivel personal como profesional.
-¿En qué nota que ha cambiado?
-Con el tiempo yo creo que me he ido haciendo más humana, que miro las cosas con más corazón, que le doy más importancia a la bondad y me fijo en esa luz que tienen ciertas personas que desprenden humanidad. También me doy cuenta de que voy más pausada, sin el acelere que llevaba con 30 o 40 años. Ahora tengo otro temple y eso se nota con la edad.
-¿Cuáles son las luces y las sombras de las que habla?
-He estado abajo, he estado enmedio y ahora estoy arriba. He pasado por muchas cosas, y lo aprendido es lo que te llevas en este viaje de la vida. Lo que sí que noto es esa seguridad de recordar de dónde vengo y adónde he llegado, porque estoy igual de orgullosa de haber estado aprendiendo inglés de aupair en mi juventud en Londres como de ser ahora la señora de Boluda.
-Como usted dice, es la señora de Boluda. ¿Ha tenido que luchar para que la tomen en serio?
-Soy una persona que suele avanzar. Mi padre, como maratoniano que era cuando nadie corría, que estuvo en los inicios del Club Correcaminos de Valencia, me dijo algo importante cuando entré en política, y es que mirara siempre hacia adelante, que no escuchara el ruido de atrás porque no llegaría a mi objetivo.
-¿Cree que la envuelve mucho ruido?
-Lo hay por ser la mujer de Vicente Boluda, pero yo he multiplicado muchas cosas, y lo que no haces es lo que no existe. He demostrado sobradamente mi valía y mi profesionalidad, no tengo que estar siempre justificándome y escuchando comentarios que no me llevan a ningún lado. En la vida hay que avanzar.
Intenta de esta forma pasar página y reivindicarse en su relación con Vicente Boluda, un empresario de tercera generación que aparece en la lista Forbes de los más ricos de la Comunitat Valenciana, líder mundial con su empresa de remolcadores con una facturación de casi 900 millones de euros y más de cuatro mil empleados en todo el mundo. Tras las últimas adquisiciones empresariales, se ha situado con su compañía en 150 puertos en más de medio centenar de países. Es patrono de varias fundaciones, presidente de AVE y ha recibido varias distinciones, como la medalla de Caballero de la Legión de Honor de Francia, que le impuso el mismísimo Nicolas Sarkozy.
-¿Se acuerda de cuando le conoció?
-(Sonríe) Sí, y de cómo me inundaba todos los días el despacho de rosas blancas...
-¿Le costó dar el paso?
-(Bromea) Hay que ponerlo un poco difícil y esto le costó un poquito... Sobre todo sacarme de ese entorno en el que yo estaba tan bien. Tenía la plaza de funcionaria y Fabra casi no tenía agenda porque era senador.
Después de que el Partido Popular perdiera la mayoría absoluta en el año 2015, que permitió que el Botànic tomara las riendas del Consell, Esther Pastor se convirtió en funcionaria en la oficina de expresidents a las órdenes de Alberto Fabra. «Se intentó proteger a quienes nos habíamos dejado la piel», asegura Esther Pastor.
-¿Tuvo miedo de dónde se metía?
-No sabía la importancia que tenía Vicente hasta que lo conocí de manera más íntima. Recuerdo una reunión cuando estábamos empezando, ahí mismo -señala la mesa del salón-, y le dije dos cosas que para mí eran imprescindibles. En primer lugar, la familia: mi hija, mis hermanas... Por otro lado, mi profesión. No lo dejé todo por amor, porque eso hubiera sido lo fácil. Porque después de tanto esfuerzo y trabajo, dejar caer todo lo que había conseguido me producía una sensación de vértigo. y apreté mucho para que lo entendiera, porque él también me hizo comprender con quién estaba empezando a tener una relación. Sí, ya entonces era un empresario de éxito, pero al ver su entorno, sus amistades, el poder que tiene... Eso no lo sabía.
-¿Y si lo hubiera sabido?
-Me hubiera tirado para atrás bastante.
-¿Qué se ha llevado de la política?
-Recuerdo mi época en Presidencia como de una responsabilidad máxima y el máster más importante que puedes hacer en tu vida profesional, porque después de eso te puedes enfrentar a lo que quieras. Me lo dijeron cuando entré, y es completamente cierto. Te hace marcar los tiempos, defines todo de forma distinta, aprendes a desarrollar una estrategia, y una vez pasada aquella época, sigues leyendo entre líneas.
-¿Lo echa de menos?
-No echo de menos estar en Presidencia, pero sí me he quedado con la necesidad de mejorar la vida de las personas, de intentar cambiar lo que es injusto a nivel político y administrativo. Me considero una persona solidaria, e intento aportar lo que sea por Valencia, porque sé qué puertas puedo abrir para solucionarlo.
-Entiendo que en aquella época no había ni horas ni días en su calendario.
-Y en este sentido no me es ajena la vida que lleva Vicente, en la que trabaja de lunes a domingo. Yo también lo he hecho, y sólo ahora soy dueña de mi tiempo. Elijo en qué lo gasto y con quién.
-Eso es un privilegio.
-Después de estar en política he aprendido. Yo decido.
-¿Vicente le pide consejo?
-Siempre. Vicente confía mucho en mí, y yo en él. Somos dos buenos conversadores que lo hablamos todo.
-Y si mira atrás en todos estos años de relación, ¿con qué se queda de él?
-La generosidad y el trato tan cercano que tiene con todo el mundo. No hace diferencias, pero lo que me llega al corazón, y eso le pasaría a cualquier madre, es el trato con mi hija. Lourdes es su ojo derecho.
-Su hija no va a tener la misma infancia que usted ha tenido. ¿Qué le preocupa en ese sentido?
-Me he preparado mucho para poder enseñarle que va a ser lo que quiera ser, porque es una niña estupenda, muy buena estudiante, pero no es Boluda. Es decir, ella no puede estar viendo lo que tiene alrededor porque es de la familia Boluda, y eso lo tratamos con mucho respeto y cariño. Yo la educo con los pies en el suelo. No hay fantasías, eso me lo escucha mucho. Además, con mano dura, porque me he criado en una familia de cinco hermanas en la que ha habido mucha disciplina y rigor. Lourdes está estudiando en un internado en Suiza, y ya sabe que tiene que compartir, comportarse, tolerar y convivir.
-¿Ya sabe qué quiere ser de mayor?
-Tiene todavía quince años, pero dice que quiere estudiar Medicina como su abuelo, el doctor Sebastiá, y sus tías, que también son médicos.
-¿Que ha aprendido usted creciendo en una familia numerosa?
-Numerosa y todo mujeres, que es más divertido todavía. La convivencia, la tolerancia, el compartir. El saber que todo tienes que hacerlo en equipo, que todo pasa por consenso, y esto te hace ser una persona tremendamente solidaria. Estoy muy orgullosa de mis hermanas, porque todas son mujeres independientes y libres, cada una de una manera muy distinta.
-¿Sigue manteniendo contacto Alberto Fabra?
-Claro que sí, ha estado en Navajas hace poco en la designación del nuevo presidente local del PP. Hemos vivido muchas cosas como para ahora no tener amistad, pero también le digo que las salidas de Presidencia son siempre tormentosas y dejan un mal de sabor de boca. Ahora tenemos una relación muy cordial.
-¿Tiene proyectos en mente a nivel personal?
-Yo creo que todos queremos crecer, seguir avanzando y aprendiendo. Me ha quedado una espinita, la de hacer el 15x15 de Edem. Me traje al consejo de administración de Ábside -Cadena Cope- a un curso de inteligencia artificial en Valencia y estaban encantados. Nos hace falta tener más embajadores de Valencia, que nos creamos lo que tenemos
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