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Xàbia ha sido testigo de una boda donde se ha vivido mucha emoción. Hace una semana se casó en Xàbia la hija de Luis Lluch, Sofía, con Eduardo Aguilar. La ceremonia religiosa fue en la parroquia de San Bartolomé, en pleno centro histórico. El novio ... entró a la iglesia con su madre, Concha Esteban, y el novio del brazo de su padre, feliz y emocionado. Sofi, como la llaman cariñosamente su familia y amigos, llevó un vestido de la firma Inuñez, de la diseñadora Isabel Núñez de Armas. «Elegí a Isabel porque me encantan sus diseños, sus vestidos siempre son elegantes pero juega mucho con las texturas», explica Sofia, que no podía ir más romántica, con un vestido con generoso vuelo y cola de líneas románticas y dulces, en crepe de seda y con mangas de muselina de seda, delicadas al igual que el velo.
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Begoña Clérigues
Al salir de la iglesia, los invitados, cerca de doscientos cincuenta, recibieron a los novios con confeti blanco. Después se trasladaron a Casa Benigalip, una antigua masía del siglo XVIII en Pego con unos jardines de ensueño e infinidad de espacios donde perderse. Quedó precioso con las ideas y creatividad de Lorena Oliver, de las Bodas de Araventum, que se ocupó de todos los detalles de la boda, decoró el salón en tonos verdes y calderas con manteles estampados geométricos. En el exterior, la zona de las moreras de la finca parecía de cuento de hadas con los árboles decorados con microbombillas y burbujas de velas colgando de las ramas.
El convite fue obra de un cocinero tan reconocido como Ricard Camarena, que además estuvo allí durante la celebración para que todo saliese a la perfección. Pendiente de todo estuvo también la madre de la novia, Cristina Ponce, y sus tías Cuchita -que fue con su marido Juan Echanove- y Bego, ambas fundadoras de Begoístas. No faltó una de las mujeres más importantes de la familia, la matriarca de la familia de los Lluch, Concha García.
En el coctel se ofrecieron diferentes bufés mientras un grupo de flamenco interpretaba música en directo. Antes de que comenzase la cena, los novios quisieron agradecer a todos sus familiares y amigos su presencia, ya que muchos habían viajado desde muy lejos para disfrutar de ese día con ellos.
El menú consistió en varios platos y postre: bogavante con sobrasada, cabrito al carbón y un dulce de café con leche quemada acompañado de una bodega seleccionada por la familia. A los postres, la hermana pequeña del novio, Malena Aguilar, regaló a la pareja un discurso precioso. No fue el único momento emotivo de la noche.
Después, los invitados, mucha gente joven amigos de la pareja, disfrutaron de una zona de fiesta con una disco móvil enorme y un mobiliario que simulaba un club. La sorpresa la dio un amigo de la pareja, de nombre artístico Valero, que empezó la fiesta cantando unas canciones en directo. Fue una boda súper animada y muy, muy divertida.
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