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Si Neus Fuster tiene que definirse, estas son sus primeras palabras: «soy una enamorada de las paellas de mi padre y de los paseos por el Mediterráneo. Además, me siento orgullosa de reivindicar allá donde esté que soy de Valencia si estamos hablando de los ... placeres de la vida». Esta joven de Gandia estudió Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad de Alicante y siguió con su formación en Standford. Desde entonces, no ha parado: se fue a Washington como 'au pair' para aprender inglés, fue reportera para Forbes África en Nigeria, Ghana, Guinea Ecuatorial y las Islas Seychelles y ahora lleva poco más de un año en Nueva York. Su trabajo, ventas al por menor como 'area manager' en Manhattan de una empresa valenciana que produce superficies de lujo.
Se recorre punta a punta las calles de Manhattan para atender sus reuniones con arquitectos y diseñadores del sector en jornadas intensas, pero ella se queda con la parte buena, aprendiendo mucho de la ciudad que nunca duerme. «Me encanta mi trabajo: un día puedo tener una reunión en uno de los despachos de arquitectos más reconocidos de todo Estados Unidos y al día siguiente coger un avión dirección Las Vegas, Orlando, Miami… para asistir a los eventos del sector».
Si tiene que mirar hacia atrás, recuerda de pequeña cómo le inculcaron la familia, el trabajo y el respeto como valores fundamentales, y tanto Neus como su hermana gemela y su hermano mayor se lo han aplicado a conciencia.
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El padre de Neus tiene un negocio de distribución que emprendió cuando su anterior empresa lo despidió. «Todo un emprendedor en su época», cuenta la joven, que destaca de su madre cómo siempre ha cuidado de todos, ha llevado la casa y también las finanzas; «nada fácil hoy en día».
Por la pandemia, Neus se tuvo que dejar su trabajo en Forbes África y volvió a Gandia, pero su paso por casa duró poco. «Al estabilizarse la pandemia me contrataron en mi puesto actual». Lo que más echa de menos es el día a día con su hermana gemela Fàtima. «Es difícil estar lejos de casa cuando estás tan unida a tu familia». Aún así, se considera una persona muy afortunada porque vuelve a menudo, lo que le permite desconectar del ruido y el caos de la Gran Manzana.
Neus cree que la oportunidad de viajar por todo el mundo y conocer diferentes culturas le ha permitido crecer como persona. «No tiene precio», asegura. Aún así la joven gandiense deja claro que no existe aún «edificio lo suficientemente alto ni playa lo suficientemente paradisíaca para que se me olvide de dónde soy. Aunque mi cabeza esté anclada a mi cuerpo y tenga que estar centrada en mi carrera profesional, mi corazón sigue en Gandia con mi familia».
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