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Jorge Hurtado puede un día disfrutar un asado a mediodía en Buenos Aires, cenar comida cubana en Miami y desayunar al día siguiente unas tostadas ... con tomate y zumo de naranja natural en Valencia, el lugar donde vive con su familia, con alguna intermitencia, desde hace cinco años. Para este venezolano que ha desarrollado su carrera profesional en Estados Unidos, que conoce Latinoamérica a la perfección porque es directivo en una empresa de ciberseguridad, Absolute Software, Valencia ha sido un bálsamo de vida disfrutona. Del placer de acostarse tarde, de pasar horas jugando al golf, de recorrer las tiendas de barrio de Campanar, de comerse la gastronomía valenciana. «Aquí descubrí que se podía desayunar, almorzar, comer, merendar y cenar».
Jorge Hurtado cree que Valencia tiene muchas oportunidades que tienen que ver con algunos sesgos culturales que ha encontrado. Le sorprende que un cerrajero pueda tardar un mes en aparecer, o que alguien que quiera emprender necesite cuatro o cinco reuniones «antes de que pase algo». Su objetivo es ahora dar conferencias y ayudar a otros a emprender.
Llegó a la ciudad arrastrado por uno de sus tres hijos, que apuntaba maneras como futbolista. Esa vena aventurera se la debe a sus padres, que le inculcaron que «había que conocer siempre la montaña de al lado». Con ellos recorrió Venezuela en coche en su infancia, y ya con familia, en apenas tres meses había tomado la decisión de trasladarse a Valencia. La ciudad le ha permitido, además, desarrollar una segunda ocupación, la del asesoramiento empresarial. «Paso la mitad del tiempo viajando, y el resto me reúno con personas que quieren expandirse a otros mercados». Emprendedores que le cuentan su idea, su producto, sus infraestructuras, sus relaciones. Todavía tiene una tercera ocupación, la de escribir. Publicó con mucho éxito 'Una nota en la nevera' y ahora está inmerso en un proyecto audiovisual llamado '365 notas en la nevera', que se puede ver en 'shorts' de Youtube o Tik Tok y que se publicará en el futuro en formato papel.
Le apasiona ir al Mestalla, de hecho es socio del club. «Me fascina ver a los niños en el fútbol con su padre, con su abuela, creo que la cultura valenciana (y española) permite al niño ser niño. Les tratan de forma muy amorosa y eso es increíblemente bello».
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Cree que Valencia es una ciudad para quererla, «he visto cómo en estos años cada vez vienen más extranjeros y se quedan absolutamente impresionados, y eso ha sido gracias al trabajo que han hecho los valencianos».
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