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Juan Planes, del mundo del pollo a dar charlas para alcanzar la felicidad

Perteneciente a la segunda generación de Pollos Planes, el empresario se encontró con el desarrollo personal hace más de dos décadas. «En la búsqueda del éxito estaba matando mi cuerpo; ahora me siento en paz»

Domingo, 16 de octubre 2022, 01:08

La luz se cuela casi sin piedad por varios ventanales del despacho de Juan Planes, ubicado en el ático esquinero de un edificio de la ... calle Correos. «Debe de ser de los mejores de la ciudad», asegura con orgullo el empresario, el menor de los tres hijos de Luis Planes, que a su vez heredó de su padre un pequeño negocio que comenzó en 1939. En sus inicios, Luis Planes Devis viajaba desde Massamagrell a Aragón para intercambiar verdura de la huerta valenciana por aves de ganaderos de Teruel, que su mujer, la tía Pureta, vendía después en el mercado.

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Un negocio familiar que fue creciendo hasta convertirse en una compañía, Pollos Planes, que en la actualidad cuenta con casi 500 trabajadores y 130 tiendas repartidas por la Comunitat Valenciana y Cataluña. Crecido en Massamagrell, Juan Planes no ha tenido una adolescencia de privilegios: «mi padre pensaba que los doce años era una buena edad para comenzar a trabajar», recuerda Planes. Su conversación está marcada por la timidez, y él mismo lo reconoce, e inmediatamente destaca que todo cambia cuando se sube a un escenario. Porque Juan Planes no es un empresario al uso.

-¿Por qué se sube a un escenario?

-Hace quince años fundé una asociación que se llama Desata tu potencial, cuyo eslogan es ayudar a las personas a que aprendan a ser felices. El objetivo es llevar la psicología positiva y la inteligencia emocional a jóvenes -estamos en más de cincuenta institutos valencianos- y a colectivos vulnerables, en prisiones, por ejemplo. Unos setenta voluntarios imparten nuestro programa de inteligencia emocional y dos veces al año celebramos 'Rock your life', un seminario totalmente gratuito en el que durante dos días hablamos de cómo mejorar tu vida y ser más feliz.

-Pero usted es en realidad empresario.

-Yo siempre he sido empresario, y durante muchos años estuve en la dirección de Pollos Planes. Después de una venta parcial de la compañía me dedico ahora a gestionar el patrimonio, a las inversiones financieras, inmobiliarias y algunos negocios familiares que hemos montado. Pero sí, así como hay quien le gusta jugar a pádel o tiene otro tipo de hobbies, yo soy un friki de estudiar mucho e impartir cursos.

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-¿Cómo llegó al mundo del desarrollo personal?

-Hace veintitrés años veo un anuncio de un norteamericano que hablaba del éxito y decido ir a verle a Bruselas. Aquella charla me cambia la vida, hay un despertar en mí, y yo entendía que no me lo podía quedar para mi sólo y que debía de difundirlo. Esos cursos costaban una fortuna pero yo no lo necesitaba para vivir porque ya tenía mis negocios, así que pensé que por qué no hacerlo como contribución a la sociedad.

- ¿Algo faltaba en su vida en aquel momento?

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-La mayoría de los que se dedican a este mundo se acercan porque están pasando un momento de crisis vital o de dificultades emocionales o psicológicas graves. En mi vida estaba todo bien, pero yo me interesé por la ciencia de la felicidad en busca del éxito. Quería ser mejor en mi trabajo. Ahí te das cuenta de que, en realidad, habría que empezar por definir el éxito, porque si el mayor objetivo de las personas es ser feliz, no habrá persona más exitosa que aquella que es feliz. Y he conocido muchos multimillonarios que no son felices.

-Habría que definir también qué es ser feliz.

-La pregunta de ser feliz es un poco trampa, porque no se trata de un enchufe y la luz está encendida o apagada, sino más bien como un termómetro, que baja o sube dependiendo del momento vital en el que te encuentras.

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-¿Y usted?

-En este momento de mi vida estoy feliz. Tenía migrañas y jaquecas cuando empecé mi vida profesional, parecía alguien mucho más mayor de lo que en realidad era y en la búsqueda del éxito estaba matando mi cuerpo. Ahora soy una persona mucho más en paz, que valora cosas como la familia o la amistad. Antes estaba centrado en el trabajo cien por cien y no había equilibrio en mi vida. Ahora me levanto y me acuesto tranquilo, no me atormentan los pensamientos, no tengo preocupaciones…

-¿Ha recibido el feedback de las personas a las que ayuda?

-Muchas veces. Desde gente que quería quitarse la vida y no se la ha quitado, que su vida profesional ha cambiado… Y el objetivo es poner en el foco de las personas su bienestar.

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Creció levantándose de madrugada para ir al matadero de pollos y su familia ha creado una compañía con más de un centenar de tiendas

-Usted ha visto en su propia familia cómo se consigue el éxito profesional.

-Cuando empezaron mis hermanos el negocio tenía doce o quince trabajadores, que con los años se llegó a convertir en una empresa de casi quinientos empleados. Creo que mis padres acertaron en hacernos partícipes del éxito, en darnos una participación relevante en la empresa.

-Pero a veces sale mal. Las empresas familiares tienen un componente emocional y de valía en las personas que a veces es difícil de gestionar.

-Mi padre vio que los tres estábamos implicados en la empresa; quizás fue una mezcla de suerte e inteligencia, aunque la suerte también se trabaje. Porque si algo hemos hecho en esta vida ha sido trabajar: comenzábamos de madrugada, en el matadero o en el almacén, y en mi adolescencia recuerdo que a las tres de la mañana me despedía de mis amigos, que seguían de fiesta.

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-Vendieron parte de la empresa pero han seguido vinculados.

-Hace diez años que vendimos parte de la empresa pero el negocio lo siguen dirigiendo mis hermanos: Javier es director general y Luis lleva la parte de personal y administración. Podrían haberse retirado y vivir la vida, pero ellos prefirieron seguir trabajando.

«Rodearse de belleza es muy importante para estar bien. Yo vivo junto al mar y adoro el silencio»

-¿Cuánto ha heredado de sus padres?

-Los valores que nos transmitieron son el esfuerzo y el hacer las cosas lo mejor posible, piense que Pollos Planes es una empresa que no tiene equivalente en la historia de España y una de las claves del éxito es precisamente esa lucha por la calidad. Además, no conozco a una persona más honesta que mi padre; él daba la palabra y era sagrada. En el caso de mi madre, fue quien ideó las tiendas, la persona que estuvo atendiendo en aquel primer local que estaba bajo de nuestra propia casa. Aquello era una locura, a las siete de la mañana ya había gente esperando a que abriéramos. Es verdad que eran otros tiempos; entonces no había supermercados.

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-Han tenido también fracasos empresariales.

-Claro que los ha habido. No hay nadie que triunfe que no haya fracasado. Comprendes que es parte del juego, aunque la idea es procurar no fallar porque es doloroso, a nivel económico y también emocional. Para ganar hay que jugar, y ahora somos mucho más reflexivos a la hora de tomar decisiones. Hemos aprendido.

-¿Sin reproches?

-Los tres tenemos confianza absoluta en nosotros. Y cuando algo ha salido mal, nunca nadie le ha reprochado nada al otro. Si sale bien sale bien para todos, y al revés. Y yo soy el que suele proponer, así que tengo más posibilidades de equivocarme.

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«He conocido en estos años muchos millonarios que no son felices»

-¿Sus hijos han seguido sus pasos?

-Mis hijos en la adolescencia decían que no querían ser empresarios, porque habían visto el ritmo de vida que llevaba su padre. Ahora estamos a punto de montar un negocio entre los cuatro. A mí me hace feliz porque hemos conseguido encontrar algo que nos entusiasme a todos.

-Por teléfono me comentó que vive en El Puig, al lado del mar. ¿Es importante para usted?

-El mar me da mucha paz. En las charlas y los libros explico que el entorno, rodearse de belleza, es muy importante para estar bien y alcanzar la felicidad. Incluso en las pequeñas cosas. Verá que mi mesa nunca está desordenada, porque la limpieza y el orden nos dan equilibrio, pero también la música. O el silencio. Yo no puedo estar en un entorno ruidoso.

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-Cuénteme qué hace, además de su labor altruista dando charlas, para estar bien.

-Practico deporte cinco días por semana, procuro meditar todos los días, leo, aunque ahora lo he dejado un poco apartado porque estoy escribiendo el siguiente libro.

-Quería preguntarle también por la pandemia, si realmente usted ha visto que existen ahora más problemas a nivel emocional causados por la pandemia.

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-Fue una crisis a nivel global y las restricciones, en los grupos de edad más vulnerables, como la adolescencia o la vejez, han causado mucho daño. Igual que la falta de actividad sabemos que deteriora, y por ese motivo una persona cuando se jubila puede ir acompañado de una disminución de su calidad de vida, la falta de contacto también produce muchos daños.

-¿Cree que ahora su propósito de vida es sobre todo enseñar a los demás algo que usted ha aprendido?

-He pasado media vida haciendo planes (como mi primer apellido), así que la otra media me voy a dedicar a transmitir conocimientos. Ahora mismo ser maestro (Mestre es mi segundo apellido) es lo que más me satisface. El objetivo de la psicología positiva es que el 51% de las personas en el año 2051 sea feliz. Nosotros queremos que en la Comunitat Valenciana también se puedan conseguir esas cifras. Que la gente conozca el mundo del desarrollo personal y pueda incorporar a su vida hábitos de felicidad. El próximo evento será el 11 y 12 de noviembre en la Universidad Politécnica de Valencia, completamente gratuito.

-¿Qué le dice a las personas que no están de acuerdo con la psicología positiva y la lucha por ser feliz?

-La psicología positiva es una ciencia que se ha comprobado científicamente que funciona a una mayoría de personas y no tiene nada que ver con la autoayuda. Hace tiempo me molestaban las críticas, pero recibo tantas opiniones y testimonios que emocionan que ya no presto atención a quienes opinan de forma diferente.

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