![Laura Yerpes: «Soy una persona muy perfeccionista hasta el punto de ser obsesiva»](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/06/12/1461250081-kGgF-U200539330324TQF-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
![Laura Yerpes: «Soy una persona muy perfeccionista hasta el punto de ser obsesiva»](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/06/12/1461250081-kGgF-U200539330324TQF-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Sabes que este momento que estamos viviendo tú y yo no se volverá a repetir? ¿Que tenemos que disfrutar el aquí y ahora, y ser conscientes del momento presente?«. Laura Yerpes tiene razón, sentada en el sofá de su casa, en el piso 17 de ... un edificio de la plaza de España, con unas vistas tan únicas que es fácil sentirse, como ella dice, una privilegiada. Esta interiorista, que acaba de recibir un premio por una de sus casas, Villa Moraira, ha tenido una trayectoria impecable, desde que en un viaje a Barcelona cuando era apenas una adolescente visitó el Parque Güell, de Gaudí. »Sólo podía pensar en cómo alguien había llegado a crear algo tan maravilloso«. Así que en ese mismo instante, ella, enamorada de las fachadas que observaba siempre en sus paseos por Valencia, de la pintura y la arquitectura, decidió estudiar Diseño de Interiores, que luego quiso completar con Arquitectura Técnica. »Me llegaban tantos proyectos que no pude terminarla«, lamenta Laura, feliz sin embargo de haber tomado el camino de la pasión, la que le mantiene en constante movimiento.
Laura Yerpes se vislumbra entre ilusionada y nerviosa con la entrevista, y se nota que quiere tenerlo todo bajo control; sin embargo es una persona amabilísima con la que hubiera sido fácil extender la charla más allá de un mediodía soleado, mientras su marido le deja todo el protagonismo y se esconde en otra estancia del enorme piso en el que viven desde hace poco, una casa que les enamoró por esas maravillosas vistas.
-¿Cómo se refleja la pasión con la que vive su profesión?
-Soy una persona muy perfeccionista hasta el punto de ser muy obsesiva; lo que ha sido bueno en mi trabajo porque lo he llevado a la parte creativa. Es verdad, sin embargo, que no basta con ser sólo metódica, sino que hay que inspirarse, viajar, asistir a ferias... porque es un mundo que requiere estar en una continua formación.
A Laura la inspira todo, desde una película, un paseo, una cultura distinta, siempre con las raíces muy presentes en su estilo, muy mediterráneo. Sí, ella cree que existe ese punto de encuentro que tiene que ver con el clima, con el sol, con el mar. Con la luz de Valencia. «Incluso quien nos busca en Madrid quiere algo más tranquilo, que no tenga ese carácter tan castellano». Su punto fuerte es el hogar, y se siente cómoda entre villas y casas, ahí donde puede sentarse con quienes van a vivir en esa casa, mirarles a los ojos y conocerles mejor para saber qué es lo que necesitan. «Es muy importante ponerse en la piel del otro, pero ponerse de verdad», explica. «Y que seamos sus ojos y sus manos».
Se refiere la interiorista a la confianza, al hecho de que la mayoría de los clientes tienen que hacerlo porque no van a estar encima del proyecto, y Laura hacer realidad aquello que muchas veces ni siquiera habían soñado. «Lo más gratificante de esta profesión es sin duda el momento en que ellos pueden ver por primera vez nuestro trabajo terminado. He visto muchas lágrimas de felicidad, y yo lloro con ellos», explica Laura. Sin embargo, reconoce un defecto, fruto de ese perfeccionismo que le caracteriza. «Tiene su parte buena, pero hay que saber decir: 'hasta aquí'. De lo contrario siempre estarías intentando mejorar los proyectos».
-Tiene un hijo de cuatro años. ¿Cómo le ha cambiado ser madre en su profesión?
-Me encanta que me lo preguntes, porque es muy difícil, porque de repente es como que tu cabeza está dividida. Sin embargo, para mí ser madre ha supuesto querer superarme todavía más, ser mejor persona, un buen ejemplo. No creo que sea cierto que dejes tu profesión de lado, al contrario. ¿Que lo tenemos difícil? Sí, porque el día tiene las horas que tiene, y sigue recayendo una gran parte sobre la mujer«.
Estos días han sido bastante liberadores para Laura, porque se acaba de asociar a la asociación de mujeres empresarias EVAP. «En ese momento me di cuenta de que esto no me pasaba solamente a mí, y me sentí muy arropada», explica. Porque Laura reconoce que cuando a alguien le apasiona su trabajo, es muy complicado no dejarse absorber. Ella reconoce que gracias al equipo que la acompaña ha conseguido crear un estudio donde el trabajo sale adelante con excelencia. «Me ha costado, pero lo he conseguido», asegura, mientras observa con sus vistas privilegiadas la Finca Roja, donde un día, paseando a su perro, decidió que sería el lugar ideal para montar su estudio. «Eso sí, se nos ha quedado un poco pequeño», reflexiona Laura, que ha aumentado la plantilla de trabajadores. Una de las razones es que le gusta dedicar tiempo y cariño a cada proyecto, donde incluso hacen muebles a medida que se adapten a las necesidades de los clientes.
Involucrada en la capitalidad mundial del diseño, cree sin embargo que a Valencia todavía le queda un camino por recorrer en cuanto a diseño para lograr estar al mismo nivel que ciudades como Madrid, Barcelona o incluso Bilbao. «Estamos mejor que estábamos, y creo que Valencia se tiene que posicionar porque es una capital muy atractiva para el turismo y para los extranjeros que cada vez se fijan más en ella».
Laura promete, algún día, escribir un libro para contar todas las anécdotas que ha vivido durante una profesión que elegiría una y mil veces, consciente del privilegio de haber encontrado una vocación donde vuelca el corazón. « Y la ilusión es más y más, porque me apasiona. Hagas lo que hagas tienes que poner pasión, porque si hay pasión lo haces fácil».
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Si habla de proyectos futuros, tiene tanto por hacer que a veces reconoce que debe permitirse parar y concentrarse, como está intentando últimamente, en todo lo bueno que le pasa en el presente. «Pero sí, haré otro yate, seguro, o un hotel, y más restaurantes», explica, consciente también de que disfruta como nunca cuando se involucra en una casa, porque es ahí donde las personas van a pasar más tiempo que en ningún otro lugar y lo tienen que sentir hogar. Esta interiorista advierte, en este sentido que sí, que la pandemia lo ha modificado todo, pero habrá muchos más cambios en cómo concebimos los espacios en que vivimos.
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