![Manu Fernández: «Soy un alma libre que he querido romper las reglas para generar conciencia social con la moda»](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/03/04/1478286919-kz6B-U2101725199746wa-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Manu Fernández ahonda en los recuerdos más profundos de su alma, en aquel niño de tres años que no se despegaba de su madre mientras le pasaba alfileres en el cuarto de costura; en el que, con siete años, lloraba cuando su hermana salía de ... casa con ropa que no le gustaba. En el adolescente que a los catorce adoraban las clientas de la boutique familiar porque sabía exactamente qué le sentaba bien a cada una. Con ese indiscutible talento que le llevó a ser el primer español en desfilar en la Nueva York Fashion Week, Manu Fernández va desgranando una vida llena de anécdotas y un propósito claro, el que surgió hace veinticinco años con el objetivo de unir moda y arte. Una colección que llega a Valencia y en el que han participado nombres de la talla de Manolo Valdés o Juan Genovés, por nombrar solo dos de los 300 artistas que se unieron a este gran proyecto que se llama Fashion Art y que ha sobrepasado el nombre de su creador para convertirse en uno de los eventos más importantes del mundo con el objetivo de generar conciencia sobre la sostenibilidad y la huella de la industria de la moda, uniéndolo a la necesidad de generar un impacto a nivel social y tamizándolo con una mirada hacia la innovación.
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Celia Barreña
-Qué maravilla el universo que ha creado...
-(Ríe) Este es mi propósito desde hace veinticinco años, generar conciencia sobre que la moda es arte, y si le digo cómo comenzó todo... Fue tras un desfile en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, y el diseño que cerraba la pasarela era un vestido de novia que, además, iba a ser una sorpresa para la pareja de mi hermano pequeño, que se casaban en unos meses. Tras el desfile le dije que era mi regalo, y ella me contestó: «eso no me lo pongo yo ni muerta» (ríe). Ya por la noche, charlando con el artista Juanjo Castillo, le dije que algo tenía que hacer con aquel vestido, pintarlo, por ejemplo... Cuando me levanté por la mañana me di cuenta de que era una idea genial, que no me iba a detener en hacer un solo diseño, sino que iba a hacer muchos más.
Estamos en la sala del Muvim donde en unos días se inaugurará la muestra que conmemora el 20 aniversario de Fashion Art y en el ambiente hay una mezcla de nervios, ilusión y expectativas mientras trabajan pintores y montadores. Manu Fernández mira las piezas casi con devoción, esas que han salido de las manos de los artistas contemporáneos más reconocidos.
-Mientras usted planeaba Fashion Art, se convertía en el primer diseñador español en desfilar en Nueva York, la pasarela más importante del mundo.
-Y todo comenzó en el hospital Ruber Internacional, donde Loles León tuvo que ser ingresada porque se cayó por las escaleras cuando iba a la suite de Jeremy Irons en el hotel Santo Mauro de Madrid. Aquella habitación era la más divertida que te puedas imaginar, y fue el representante del actor, preocupado por el estado de Loles León, el que me propuso participar en uno de los desfiles que organizaba Roberto Giordano en Punta del Este, en Uruguay. Un diseñador puertorriqueño le dijo a mi hermana allí que yo tenía mucho talento y que debería estar desfilando en Nueva York. Pero había una lista de espera tremenda, todos los grandes diseñadores españoles lo habían intentado y ninguno lo había logrado. A mí me dijeron que sí, y aquello creó un tsunami.
Manu Fernández nació en Barcelona, pero la mayor parte de su infancia y adolescencia la pasó en Benidorm, una ciudad que ejerció una influencia muy importante en el diseñador, que vuelve a Valencia con la muestra de Fashion Art en su veinte aniversario y tras haber viajado por cuatro continentes y agrandar su colección hasta superar los 300 trajes.
-No es fácil abrirse paso en el mundo de la moda, y de hecho usted mismo ha vivido alguna crisis...
-En el año 92 hubo una crisis muy fuerte y las tiendas donde vendíamos tuvieron que cerrar. Entonces estaba en Barcelona, y decidí irme a Madrid, pero me di cuenta de varias cosas; primero, que yo me creía famoso y no me conocía nadie, y segundo, que no me apetecía comenzar de nuevo con el mundo de las pasarelas y las temporadas, así que creé una empresa de alquiler de vestuario. Allí conocí a las grandes actrices y famosas de la época, aprendí cómo hay que vestir a cada mujer y, sobre todo, me di cuenta de que había que reciclar; ¿qué hacía con un vestido que se habían puesto dos veces? Lo transformaba.
-Tendrá muchas anécdotas...
-Todavía recuerdo las risas de Pilar Bardem, que se puso el mismo vestido que Isabel Pantoja... Me divertí muchísimo en aquella época y me di cuenta de que no hacía falta desfilar sobre una pasarela para crear una empresa relacionada con la moda.
-¿Qué huella dejó Benidorm en su vida?
-A mí me marcó mucho porque fue a los siete años cuando a mi padre lo nombran director de un hotel en Benidorm y nos vamos toda la familia, y allí estuve hasta que cumplí 18. En los años setenta era una ciudad moderna, cosmpolita, de la que nos sentíamos muy orgullosos... Muchos de mis compañeros de colegio eran extranjeros en una ciudad que no era la de ahora, y donde mi madre abrió aquella boutique donde a mí me encantaba atender a las clientas y donde los representantes me hacían la pelota para que les comprara. Piensa que tenía entonces unos 14 años...
-Tenía claro qué quería hacer...
-(Contesta rápidamente) Clarísimo. De hecho, cuando me preguntaban qué quería ser de mayor, no entendía lo que me decían. Yo ya era diseñador. Eso sí, siempre fui un alma libre.
-Lo demuestra con este proyecto... ¿Y en qué momento Fashion Art incorpora una conciencia social?
-Fue en Colombia; venía de triunfar en Buenos Aires con la primera exposición, que visitaron 300.000 personas y conocí a la mujer del presidente Uribe, que estaba poniendo en marcha talleres de costura, tapaderas que incautaban a los narcos. El objetivo era que las viudas de soldados pudieran tener un medio de vida. De ahí me fui a Ecuador, y de alguna manera fui creando escuela; ha habido mucha gente que me ha seguido.
-Dice que es un alma libre, que además quiere divertirse...
-Con Fashion Art he hecho algo diferente y me he podido salir del 'stablishment' como diseñador, que es lo que yo buscaba. Quería romper las reglas, porque me aburre estar pensando en 'primavera-verano-otoño-invierno' y si tengo que vestir a una mujer sexy-elegante -con curvas-plana… Eso ya lo hice, nadie me lo tiene que contar, y ahora estoy en otra fase de mi vida que me divierte mucho más, con otros proyectos en marcha alrededor siempre del arte, con otras perspectivas y conceptos...
Manu Fernández apenas diseña para nadie, sólo para sus más íntimos. Por ejemplo, Loles León, a quien considera su hermana, y que llevó en la última edición de los premios Goya un vestido creado por Manu y cosido en el taller de Apramp, la asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida. Son precisamente estas mujeres, que consiguen así salir de la trata, las que han confeccionado un centenar de los vestidos de la colección de Fashion Art Institute..
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