María Cosín: «Mi marido me admira y me comprende; en Mario he encontrado a mi alma gemela»

-¿En qué momento se interesó por el mundo de la moda?

-Desde pequeña siempre me ha gustado y tenía muy claro que me iba a dedicar de una forma u otra al mundo de la moda. Nunca me consideré una 'fashion victim', pero me gusta mucho todo lo que la rodea, la comunicación, los eventos...

-Pero usted viene de una familia de médicos.

-Mi abuela era radióloga, mi abuelo también, mi padre y mi hermano cardiólogos, mi otro hermano cirujano vascular y radiólogo y mi madre farmacéutica y química. Imagínese.

-¿Encontró resistencia familiar a su vocación?

-Como lo he tenido tan claro, mi padre me apoyó y me dijo que lo que yo quisiera, eso sí, me advirtió que si me quería dedicar a esto tenía que intentar sacar lo mejor de mí y centrar el tiro. Mi madre era un poco más reacia. Estudié en Madrid Diseño de Moda en IADE y luego me fui a especializarme en estilismo a Saint Martin's.

-¿Fue fácil abrirse camino?

-Uno de mis primeros trabajos fue en Tendencias -actualmente sigo colaborando con el proyecto de Ángela Pla- gracias a Maite Sebastiá; somos amigas desde el colegio. Ahora sí, me di cuenta de que me faltaba formación relacionada con el periodismo de moda y me fui a Barcelona. Allí lo combiné con 'personal shopper', que me encantó.

-¿Cree que en Valencia la gente viste bien?

-No suelo generalizar pero es verdad que nos gusta todo un poco excesivo. A veces es bueno mirarse al espejo antes de salir y quitarse una o dos cosas. Eso sí, todo depende, porque hay físicos que admiten mucho más complementos que otros, e incluso hay que tener en cuenta la personalidad.

-¿Vestiría a algún político?

-Ya lo he hecho, en realidad, y para mí es clave porque la imagen que transmiten es importantísima y le da un plus de seguridad para desarrollar su carrera. La asesoría es precisamente intentar mostrar una imagen, de forma global.

-¿Está satisfecha con el camino?

-Muy satisfecha. Pienso que soy una afortunada porque me dedico a lo que realmente me gusta y siempre he soñado. Además, puedo elegir a mis clientes.

-¿Nunca se planteó ir a Madrid? Dicen que en la moda todo pasa por la capital.

-He estado temporadas viviendo en Madrid, compaginando mi trabajo con la docencia en estilismo en Conde Nast College, pero siempre he valorado mucho estar en Valencia, cerca de mi familia. De hecho, viajo habitualmente a Madrid porque sigo con proyectos y clientes allí. Además, le llevo la comunicación a un cirujano plástico excepcional, Alberto Marina, y estoy encantada.

-¿Cómo ve Valencia en el sector de la moda?

-En Valencia tenemos profesionales muy potentes, como la diseñadora Marta de Diego o el joyero Vicente Gracia. Para mí es un lujo que personas con su creatividad estén aquí, y yo, personalmente, soy muy fiel a ellos. El problema que tenemos es que muchas veces no nos creemos el talento que hay, y que nada tiene que envidiar al que existe en otros lugares.

-¿Cree que es importante a nivel personal tener estabilidad?

-Fundamental. A mí mi marido me ha ayudado muchísimo, me admira, y le encanta que desarrolle mi profesión. Creo que con Mario he encontrado a mi alma gemela, porque me acompaña en todo lo que hago. Somos muy parecidos en la forma de trabajar y cruzamos muchas sinergias. Además, me gusta escuchar su punto de vista porque me aporta mucho.

-¿Tiene hijos?

-Mi hijo es mi debilidad. Se llama Nito y ha cumplido nueve años. Tenemos muchísima complicidad, el mismo sentido del humor y conectamos de verdad. Es una relación casi de tú a tú. Además, Mario tiene dos hijos, Mario y Álvaro, de 20 y 17. Son niños espectaculares, con una madurez increíble, y me lo han demostrado todo este tiempo. A mi hijo lo han tratado como a un hermano desde el minuto 1, he tenido mucha suerte.

-¿Qué le ha aportado a nivel personal y profesional ser madre?

-Ser madre marca un antes y un después, pero además es que te sitúa; dejas de pensar en ti a vivir una madurez y una responsabilidad que no tiene nada que ver con lo que has vivido antes. A nivel profesional, tengo la suerte de poderme organizar. Las semanas que están los niños ellos son prioridad absoluta; intento trabajar hasta las 5, recogerle y dedicarle las tardes, dentro de mis posibilidades. Se trata de establecer prioridades y para mí la familia es una prioridad, sin duda.

-Ha hablado de que el tiempo es su gran valor.

-Si el día tuviera 28 horas yo encantada. Siempre me falta tiempo, y quizás la clave es la organización, porque a mí me gusta tener horas para cada una de mis facetas, como profesional, madre, pareja... Quiero tener todo bien atado, incluso lo que vamos a hacer el fin de semana, y soy muy de rutinas, que me sientan fenomenal. Yo a las 7.15 horas estoy en el gimnasio, de lunes a domingo.

-¿Cuáles son esos planes de fin de semana?

-Nos gusta tomar el aperitivo en familia y charlar de nuestras cosas. Ejercemos de anfitriones y recibimos a amigos en casa, pero además somos muy disfrutones, y cuando no tenemos niños nos vamos a Jávea, donde recargamos pilas. Además, adoro viajar con amigos y familia.

-Si mira atrás, ¿qué cree que ha quedado de la educación recibida de sus padres?

-Mis padres han predicado con el ejemplo, y mejor ejemplo no hemos podido tener. Nos han educado de una forma clásica porque son conservadores, pero al mismo tiempo hemos crecido con la creencia de que cada uno era responsable de sus actos: prueba error. Además, tengo muy buenos recuerdos de mi infancia, criada como la pequeña de una familia con dos hermanos mayores, con los que me llevo siete y diez años. Sí, fui una niña bastante mimada, ya que casi me crié como hija única, pero la realidad es que los tres hermanos nos adoramos. No somos nada intensos, pero siempre estamos cuando nos necesitamos.

-¿Cree que existen las segundas oportunidades?

-Sí, lo tengo muy claro. Dicho esto, no me arrepiento de nada porque de todo se aprende. Y ahora estoy en el mejor momento de mi vida.