Maribel Vilaplana lo reconoce, cualquier rock and roll le entusiasma. «No sé si serán los 48 años que he cumplido, o que estoy en ... un punto de inflexión en mi vida». No necesita más argumentos para haberse metido de lleno en un proyecto donde cree que puede aportar, aunque se trate de un mundo, el fútbol, que conocía sólo como aficionada, y gracias a la pasión por el deporte de su hijo. «Ahora me da cada día lecciones», ríe Maribel, que conoció a Jose Danvila, el presidente del Levante UD, cuando contó con la comunicadora para que le asesorara en su faceta de empresario. «Me contó el proyecto, vi su entusiasmo, su dedicación, porque es una persona muy entregada, y me propuso ser consejera. Yo no lo podía creer, pero con su vehemencia y su pasión no me dejó otra alternativa que aceptar».
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Una década atrás, cuando Canal 9 se fue a negro un 29 de noviembre de 2013, y como tantos otros profesionales, Maribel Vilaplana tuvo que reinventarse. Pensar en un futuro profesional lejos de las cámaras, donde había logrado el éxito desde que inició su carrera en la televisión como presentadora de los informativos territoriales de Televisión Española. Tenía 21 años.
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Pero lo hizo. Aprovechó toda su experiencia hablando en público para convertirse en comunicadora y, sobre todo, en docente; se dio cuenta de que en la sociedad, sobre todo en el mundo empresarial, había una necesidad de formarse para comunicar mejor. Profesora en la escuela de empresarios EDEM, en la Cámara de Comercio, en la Universitat de València, Universidad Europea... ha conseguido hacerse un hueco y hacer ver que hablar en público, comunicar el mensaje que queremos, ser líder y convencer, se puede aprender. Así que cuando abrió À Punt y le ofrecieron volver a trabajar en la televisión, Maribel Vilaplana dijo que no. Ya no le interesaba ese mundo, disfrutaba mucho en este nuevo papel, que no ha dejado a pesar de convertirse en consejera del Levante UD. «A mí me gustan los retos, y me interesaba mucho el mundo del fútbol, tan visceral, tan distinto a la realidad en la que yo me muevo, muchísimo más racional».
Maribel Vilaplana se sentó hace una semana en la sala de prensa del Levante UD junto a la directora de comunicación, Puri Naya, para explicar el proyecto deportivo del nuevo presidente, Jose Danvila. La imagen dio la vuelta a España en un momento en que las mujeres están revolucionando el mundo del fútbol no sólo en el campo, después de ganar el Mundial, sino también en los despachos.
Maribel Vilaplana defiende en ese sentido que mirar desde fuera es siempre muy importante, y ella quiere aportar también su papel de comunicadora desde una visión externa, en un momento en el que se está produciendo un cambio en el mundo del fútbol que tiene como protagonistas a las mujeres. «Me escribieron desde muchos clubes de fútbol diciéndome que qué imagen más potente trasladábamos a la sociedad». Se refiere Maribel Vilaplana a la presentación del proyecto de Danvila ante los medios de comunicación, con ella presente y, a su lado, la que se ha convertido en su directora de comunicación, Puri Naya. Dos mujeres dando la cara por un club. «Nadie apeló a nuestra condición de género, pero sí es un mensaje de que las cosas están cambiando». Sin embargo, la periodista puntualiza que la propuesta fue anterior a toda la polémica con Luis Rubiales, aunque Maribel se moja: «el éxito es que esas mujeres están cambiando el mundo del fútbol, y esa revolución también tiene que llegar a los despachos».
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Sobre su llegada al Levante UD, Maribel Vilaplana cuenta cómo pidió poder hacer este mes de agosto el Camino de Santiago con un grupo de amigas antes de incorporarse al club. Y allí en Galicia, una mañana temprano, antes de salir a cubrir otra etapa, saltó la noticia de su nombramiento como consejera. «Contesté algunas llamadas y mensajes, y decidí apagar el móvil», explica Maribel, que sabía que iba a necesitar esa desconexión que le da el camino para volver con la fuerza necesaria para afrontar todo lo que se le venía encima. De hecho, esta entrevista tiene lugar por teléfono, mientras va subida a un taxi mientras va de una cita a otra de su apretada agenda. Sin embargo, está feliz, y llega el fin de semana y se sienta en el palco, sabiendo que formará parte del proyecto mientras crea que puede aportar algo. Mientras, «estoy aprendiendo muchísimo, más de lo que nunca hubiera imaginado».
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