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Martín Díaz, creador de Lixsa, una IA muy humana. IVÁN ARLANDIS

Martín Díaz, el padre de una IA que aprendió a programar a los catorce años

Salió de Uruguay con destino Tenerife, pero el atractivo tecnológico de Valencia le movió a mudarse hace dos años con un proyecto de Inteligencia Artificial con nombre de mujer. De la ciudad adora su clima, gastronomía y el respeto a las tradiciones

Elena Meléndez

Valencia

Jueves, 13 de marzo 2025, 01:25

Martín Díaz nació y creció en Uruguay, donde estudió la carrera de Programación y Redes mientras trabajaba online por su cuenta. Sus padres compraron el ... primer ordenador para la empresa en 1994 y Martín, que entonces era sólo un niño, nunca se despegó de él. «Aprendí a programar con catorce años de manera autodidacta, conozco todas partes del negocio. Siempre trabajé con proyectos propios, en la universidad conocí a varias personas que estaban desarrollando startups», recuerda. Empezó a trabajar con una de estas empresas emergentes que estaba a punto de trasladarse a España, en concreto a Tenerife, donde le ofrecieron establecerse.

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Él no se lo pensó, hizo las maletas y se instaló en Canarias donde estuvo varios años, primero como director de proyectos y después como director de operaciones. Cuando detectó que necesitaba seguir creciendo se fue y estuvo un año y medio casi sabático trabajando un par de horas al día. «Ahí surgió la idea de Lixsa. Le presenté el proyecto a mi actual socio, le gustó y decidimos que lo mejor era que me mudara a Valencia. Él es de Alicante y uno de nuestros principales inversores de aquí, además yo ya tenía familia en la ciudad». Lixsa es una empresa en la que desarrollan algoritmos que ayudan al razonamiento de la Inteligencia Artificial sobre el procesamiento de los datos para ordenarlo y conseguir que, a través de su tecnología, los modelos de conversación puedan hablar con esos datos sin que haya errores. «Trabajamos con empresas de comercio electrónico, de automoción, con cadenas de restaurantes… el objetivo de Lixsa que es hablar con las personas como si fueran otras personas», detalla.

«Me veo aquí para largo»

«Mi hija nació en Tenerife, tiene nueve años y, desde hace dos va al colegio aquí y está aprendiendo valenciano. A nivel social fue una introducción fácil, la mayoría de valencianos que he conocido son gente muy abierta y dispuesta. Me encanta recibir en casa, hacemos barbacoa o paella, me siento querido. Me veo aquí para largo, aunque soy una persona muy inquieta acostumbrada a mudarme».

Para Martín, Valencia es una ciudad preciosa con la localización perfecta dentro de España que está muy bien conectada, tiene muy buen clima y buena gastronomía. «Está empezando a crecer como polo tecnológico, ya es un buen referente a nivel internacional; es sorprendente la cantidad de empresas de tecnología que vas conociendo y que van surgiendo. En parte es por el impulso de las aceleradoras, pero además se vive muy bien y es relativamente económica comparada con otras ciudades». Sus primeras Fallas las vivió hace cinco años y una de las primeras cosas que le llamaron la atención fueron los ninots, la historia que tienen detrás, el tiempo y el dinero que invierten para quemarlos luego. También le impactó la mascletà, la cantidad de gente que congrega, las vibraciones en el pecho. «Cuando vas a la primera mascletà, hablas con la gente local y te lo explican, entiendes que todo tiene un sentido y un ritmo. Es fascinante cómo se mantienen las tradiciones».

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