Elena meléndez
Lunes, 7 de octubre 2019, 00:36
La historia de la interiorista Tatiana Monsonís y de Clementina empieza hace ocho años, cuando la perrita, que entonces contaba con solo cinco meses, llega a España procedente de Italia. Hacía un tiempo que la madre de Tatiana tenía a Johnny, un ejemplar de la misma raza también de origen italiano, que ya había conquistado a Tatiana y al resto de la familia por la simpatía y ternura que inspiran estos perros. «Nuestra idea era tener una perrita para poder cruzarla con Johnny. Al ser de pura raza, a Clementina la trajimos del mismo lugar de Italia para poder conservar el pedigrí, aunque luego no pudo tener cachorros pues son perros con una salud muy delicada», explica Tatiana.
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Nombre: Clementina.
Edad: 8 años.
Raza: Bull dog francés de pura raza.
Origen: Italia.
Gustos: Ir a la terraza del Hotel Inglés y jugar con el agua.
Lo suyo fue amor a primera vista. En cuanto Clementina vio a Tatiana, corrió hasta ella y se lanzó a sus brazos. Toda una declaración de intenciones del cariño que se iban a profesar la una a la otra. El nombre le venía asignado y, pese a que ella tenía pensado cambiárselo por algo más corto, su marido Jose le animó a conservarlo pensando que el apelativo era muy valenciano. «Me enamoré de ella nada más verla, era pequeñita pero feísima, sobretodo comparada con Johny, el perro de mi madre que era un bellezón. Con los meses se hizo guapa», recuerda con una sonrisa.
Tatiana confiesa que Clementina le ha cambiado la vida. Pese a que en casa de sus padres siempre ha habido perros ella nunca había tenido uno propio. Además, al no tener hijos desde el primer momento sintió que la pequeña perrita completaba el hogar y le hacía muchísima compañía. «A mí nunca me ha gustado estar sola, muchas veces trabajo en mis proyectos desde casa y noto la presencia de Clementina. Tiene cosas especiales como la mirada y la forma de sentarse en los sofás, con una pata apoyada en uno de los brazos. A veces parece una persona».
Si Clementina con la familia, los niños y los amigos es hospitalaria, tranquila y a veces juguetona, con los otros perros se muestra tal y como describe Tatiana entre risas, como una pandillera total, pues no es nada sociable cuando se trata de confraternizar con otros de su especie y más si se trata de recibirlos en su hogar. «Saca su faceta más territorial, ella se considera la dueña de la casa. Es hogareña, le gustan los paseos pero se cansa pronto, así que nos movemos por el barrio. Lo que más le gusta es que vayamos a tomar el aperitivo a la terraza del Hotel Inglés, se sienta y observa a la gente pasar».
Tatiana se la lleva a todas las obras siempre que puede; allí Clementina le ladra a los trabajadores, ya que no le gusta nada el sonido de la maquinaria que se utiliza. Muchos fines de semana van a Xàbia, donde la perrita disfruta mojándose con la manguera o saliendo a navegar. Si Tatiana se va de viaje, no puede olvidarse de traerle un pequeño peluche, el juguete favorito de Clementina. «Cuando me ve abrir la maleta se vuelve completamente loca, coge el peluche y va a enseñárselo a mi suegra y al resto de la familia. Tiene un cajón lleno; cuando alguien llega a casa le lleva uno para que juegue con ella. Si alguna vez se me olvida traerle algo la tengo de morros… ».
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