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La novia entra del brazo de su padre, José Luis Santos, a la iglesia de San Agustín. LP

El momento más valenciano de la boda que emociona a los invitados

Los novios han querido que hubiera muchos guiños a la tierra donde eligieron casarse, donde el vínculo es el hotel que gestiona el padre de la novia

Domingo, 30 de junio 2024, 01:20

Si el viernes comían arroz al horno para cenar, este sábado un grupo de invitados se escapaban del calor de poniente que no dejaba respirar ... en el centro de Valencia para tomarse una horchata y unos fartons. Los guiños a Valencia han sido continuos, y los novios, Natalia Santos Yanes y Esteban Rivas, han querido que los invitados, la mayoría llegados desde Madrid, pudieran conocer mejor la ciudad y sus costumbres. Empezando por el hotel Las Arenas, propiedad del padre de la novia, José Luis Santos, y ubicado a pie de playa. Uno de los establecimientos más reconocidos de la ciudad, que ha visto pasar a personalidades de todo el mundo, pero también acontecimientos sociales muy locales.

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Las empresas que se han encargado de decorar tanto la iglesia como el jardín del hotel, así como el catering que ha dado de comer a los 700 invitados son valencianos. El Taller de Clo ha desplegado 25.000 hortensias entre San Agustín y el hotel donde están alojados la mayoría de invitados, y donde se ha celebrado el banquete. Y la mayoría hortensias azules y blancas. En el hall, bodegones de copas y jarrones de cristal con hortensias azules decoraban los espacios más grandes, mientras que en las mesas junto a los sofás se habían dispuesto copas más pequeñas, todas con la misma flor.

Los manteles eran de color gris azulado y blanco, los tonos dominantes, los bajo platos de cristal transparente, como los platos de pan, mientras que los vasos, traídos especialmente para la ocasión, tenían un dibujo labrado. Cada mesa se decoró con copas de cristal de metro y medio de altura coronadas con una bola enorme de hortensias blancas y azules y Delphinium. La sillas francesas, de color blanco, completaban la imagen de un jardín clásico. Todas las mesas estaban dispuestas alrededor de un escenario circular junto a la fuente central, entre los dos columnarios, con unas vistas espectaculares al mar.

Además, en otra alusión a la ciudad, se tituló cada mesa con un nombre que hiciera referencia a la ciudad: una mesa se llamó Ciudad de las Artes, otra Santo Caliz, Sorolla, banda de música, Fallas, Ofrenda, La Malvarrosa, naranjas de Valencia…

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Pero si hubo un momento especialmente emotivo, también con referencia a Valencia, fue sin duda cuando apareció una imagen de la Virgen de los Desamparados de tres metros de altura y le hicieron una ofrenda con los ramos de flores de la boda mientras sonaba el himno regional.

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