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Mónica Duart, en el salón de su apartamento en la costa alicantina. jesús signes

Mónica Duart: «Hay gente que pensaba que sólo usaba la cabeza para ir a la peluquería»

en la casa de verano ·

La empresaria ha tenido que lidiar con muchos estereotipos por ser la hija del jefe, pero también por ser mujer, lo que la llevó a un nivel de estrés altísimo que la hizo enfermar. «A veces somos despiadados con nosotros mismos y no nos permitimos fallar», reconoce

Domingo, 31 de julio 2022, 01:00

Mónica Duart baja las escaleras de su apartamento dúplex de la localidad alicantina donde pasa el verano vestida con una camiseta blanca y una falda ... estampada, descalza. Parece otra mujer distinta a aquella que hace unos años ofreció una entrevista a LAS PROVINCIAS en su despacho de Alginet. A la joven empresaria con ganas de comerse el mundo, que parecía tenerlo todo bajo control, le ha sucedido una mujer más madura, más serena, que en los últimos tiempos ha sufrido una metamorfosis muy importante a nivel personal que también se ha visto reflejada en la forma de dirigir la empresa, Dormitienda, de la que ya es administradora única.

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-Se la ve mucho más serena.

-Hace dos años tuve un problema de salud que me llevó a cambiar mi forma de vida. Por unas lesiones cervicales empecé con vértigos y estuve bastante incapacitada, tanto que tenía que salir acompañada. De hecho, sigo en tratamiento. Empecé a manejar el estrés de otras formas, a hacer yoga y meditación y busqué tiempo para mí. Aquella circunstancia personal coincidió con el traslado de la central de Alginet a Valencia; ahora vivo muy cerca y me ha dado calidad de vida. Hay muchas cosas que han cambiado.

-¿Cuáles?

-Sobre todo disfruto mucho más de los momentos, del presente. Por ejemplo, las vacaciones de verano supone parar, tener más tiempo para mí, disfrutar de la playa, de la familia, de los atardeceres, de hacer deporte o de salir a restaurantes.

Está sentada en el sofá, cruzada de piernas, charlando tranquilamente, mientras con la mano toquetea un colgante de la Virgen de los Desamparados. «Es un regalo de Marian Pérez, que además de trabajar conmigo es como una hermana. La utilizaba solo para actos falleros, pero estas navidades la saqué de la cajita y la llevo mucho porque es un talismán para mí. Soy una persona muy sentimental».

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-La recuerdo con un nivel de estrés muy alto.

-La madurez te da una serenidad importante. No obstante, la realidad es que estoy en Dormitienda desde que teníamos dos establecimientos y ahora ya son noventa. Era una época de expansión muy ambiciosa, con muchos frentes abiertos, donde estaba creando mi propio equipo prácticamente de la nada. Ahora ya puedo delegar más, ahora tengo hijos (Valeria tiene diez años, Álvaro nueve) y están en una edad maravillosa que no me quiero perder.

Arriba, Mónica Duart en la terraza de su apartamento. Abajo, el comedor, donde cada detalle está cuidado, y a la derecha, dos figuras orientales. La empresaria ha encontrado la paz en el yoga y la meditación. jesús signes

 

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-¿Qué le ha dado personalmente ser madre?

-Siempre digo que ser madre no te cambia la vida, sino que te da otra. Te conviertes en una persona diferente, con un nivel de responsabilidad distinto, con las prioridades cambiadas, con una visión nueva de la vida. Unido a mis problemas de salud, he tratado de focalizarlo todo de manera distinta, aunque siga en plena expansión y muy ilusionada porque me encanta lo que hago. Estoy contenta.

-No son fáciles las etapas de cambio.

-Sí, son difíciles pero al final son positivas. Ahora me gusta reflexionar y analizo todo mucho, con el objetivo final de cada día intentar ser mejor. A nivel empresarial, tengo la necesidad de aportar a la sociedad, porque creo que las empresas cuanto más crecemos más tenemos que ayudar a ponernos en el lugar de los demás, y a nivel personal ser generosos, empezando por nosotras mismas.

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La anfitriona

Desde el pasado mes de septiembre es administradora única de Dormitienda, la empresa familiar en la que empezó cuando sólo contaban con dos tiendas. Ahora tienen 90 puntos de venta y un proyecto muy sólido de internacionalización de la firma, que apuesta por la apertura de tiendas que funcionen como 'boutiques del descanso'.

 

-Qué complicado...

-Vivimos en una sociedad que es muy exigente; a veces somos despiadados con nosotros mismos y nos grabamos a fuego lo de ser la mejor madre, la mejor en el trabajo, la mejor en todo. Cuando no nos permitimos fallar entramos en estados de ansiedad y de frustración y, al final, eso se proyecta. Somos seres humanos y tenemos fallos, no pasa nada. Estoy en ese proceso de amarme más a mí misma y, por consiguiente, entender mejor a los demás y ponerme en el lugar del otro.

-¿Lo consigue siendo mujer y en un mundo tan competitivo como es el empresarial?

-Es un reto diario. En casa nunca viví la discriminación porque vengo de una familia empresaria en la que mi padre nos ha dado a mi hermana y a mí las mismas oportunidades que a mi hermano. Sin embargo, sí que es cierto que no ha sido fácil abrirme camino y ganarme el respeto entre la gente que trabajaba con nosotros tantos años, pero en la vida el camino se hace andando.

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-¿La sucesión en las empresas familiares es una de las cuestiones más complicadas de abordar? Usted llegó siendo la hija del jefe.

-La sombra del ciprés es muy alargada, y ha sido una dificultad muy importante. Las empresas familiares son difíciles de gestionar y es complicado romper barreras y hacer las cosas de manera diferente. Hay muchos estereotipos y la gente no te toma en serio porque piensan que no sabían dónde meterte y te lo han regalado, que usaba la cabeza sólo para ir a la peluquería, y sí que es verdad que he tenido que librar algunas batallas, por eso la autoexigencia es máxima. Yo he tenido que superar el ser mujer, hija de y, además, llevar la empresa adelante. Un cóctel difícil.

-¿Ha tenido ganas de tirar la toalla?

-Sí. Nunca lo hubiera hecho porque la empresa es mi pasión, una pasión que he heredado de mi padre, del que me siento tremendamente orgullosa, y que para mí ha sido siempre una gran inspiración. Sin embargo, he pasado por momentos muy complicados en los que he pensado: «¿vale la pena?». Te asalta la duda, pero son segundos, porque para mí Dormitienda es como un hijo más, es parte de mi vida.

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«A nivel personal las cosas han cambiado y voy partido a partido»

 

-Es una de las pocas mujeres al frente de una empresa importante. ¿Se ha sentido sola?

-Sí, me encuentro a veces en situaciones en la que soy la única mujer, por eso creo que todavía queda mucho por hacer. Hay que apostar por el talento femenino porque el liderazgo es distinto.

-¿Lo cree?

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-Absolutamente. No digo que sea mejor, sino distinto. Las mujeres tenemos unas cualidades de comunicación, de empatía, de resiliencia y de conexión a nivel emocional que es necesario poner en valor. En mi caso, aunque no de forma intencionada, casi el 90% de mi equipo son mujeres.

-¿Se ha sentido un referente como mujer?

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-Quizás sí porque no hay muchas mujeres CEOs, y porque vengo de una empresa familiar. Ahora, cuando doy una charla cuento la verdad, porque no todo es bonito, ni todo es feo. Las cosas son como son, y explicar tu lucha diaria, tus objetivos, permite a la gente sentirse identificada y ayudar a los demás, Siempre desde la honestidad.

-¿Ve cómo será la empresa en el futuro?

-Por supuesto. Soy muy planificadora y mi próximo reto es la internacionalización de la compañía comenzando por Portugal y siguiendo por Francia. Además, estamos apostando, a nivel de producto, por la tecnología y por la sostenibilidad. Ahora viene una época de recesión que a todos los empresarios nos preocupa, pero al mismo tiempo es momento de trazar esa hoja de ruta para tener los deberes hechos cuando salgamos de ella.

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-¿También es planificadora en su vida personal?

-A nivel personal voy partido a partido. Antes lo era, pero todo ha cambiado y sólo quiero vivir mi día a día con sensatez y honestidad, aunque es algo que estoy aún aprendiendo.

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