Ver fotos
Ver fotos
MARÍA JOSÉ CARCHANO
Domingo, 27 de octubre 2019, 01:17
Vive en Alicante una de las investigadoras más prestigiosas a nivel mundial, una mujer que se ha pasado toda su vida rompiendo barreras, desde aquel día en que se sorprendió porque la hubieran aceptado en las siete universidades más prestigiosas de Estados Unidos, en todas las que había pedido plaza para un posgrado. Podía elegir, ella, Nuria Oliver, que se consideraba una persona anónima, sin contactos. Pero ya entonces tenía un expediente impecable: fue la número uno de su promoción en Telecomunicaciones, y no ha defraudado desde entonces; en los últimos años ha acumulado cuarenta patentes, sus premiados artículos han sido citados en quince mil ocasiones, asesora al Gobierno de España en inteligencia artificial, hoy recoge un premio internacional. Podría seguir. Ahora en Vodafone, se la rifan las grandes compañías. Ríe ante lo abrumador de su currículum, restándole importancia; quizás ese sea el secreto de las personas tan brillantes, que hacen que lo difícil parezca fácil.
Publicidad
-Hablamos de mujeres y ciencia. No es fácil encontrarlas en los premios, en las academias, en los puestos de responsabilidad.
-Solo hay que mirar las estadísticas. Soy la cuarta académica de la Real Academia de Ingeniería, una institución con sesenta puestos para académicos. Si hablamos de reconocimientos: el 97% de los premios Nobel en disciplinas STEM (química, física y medicina) han sido para hombres, y en el resto de galardones prestigiosos, ya sea en matemáticas, o en informática, la presencia de mujeres ha sido testimonial. Desde mi punto de vista no debería ser aceptable porque no refleja el porcentaje femenino que existe.
Hacemos esta entrevista en dos días distintos: la primera parte por teléfono, y completamos en Valencia, en una cafetería junto al Consulado de Estados Unidos en Valencia, donde viene con su familia para renovar el pasaporte del hijo mayor. «Tenemos cincuenta minutos», dice, pero no vuelve a mirar el reloj. Me recuerda a María Blasco, alicantina como ella, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas. Mujeres brillantes, con los pies en la tierra, que han iniciado una revolución en el mundo de la ciencia y la tecnología: Nuria está aportando su granito de arena para que Alicante se convierta en un centro de referencia mundial en inteligencia artificial y big data.
-¿Se ha encontrado con situaciones complicadas por el hecho de ser mujer?
-Yo nunca había considerado que existiera una diferencia de género. Aunque siempre he estado en minoría, no me había enfrentado a una situación de desigualdad hasta que me quedé embarazada de mi primer hijo y me di cuenta de que mis compañeros, que a lo mejor también iban a ser padres, no sufrían el mismo impacto que yo, de que no éramos iguales. Cuando volví de mi primera baja maternal vi que no podía seguir trabajando con la intensidad con la que lo estaba haciendo antes de ser madre.
Publicidad
-¿Encontró una solución?
-En mi caso, la solución que consideré mejor para conciliar mi vida profesional con la personal era trabajar a tiempo parcial, pero no tenía ningún referente que me hiciera pensar que era posible: vivía en Estados Unidos, trabajaba en Microsoft Research. Como soy muy extrovertida, un día le dije a una directora de un grupo de investigación al preguntarme qué tal estaba, que no me sentía bien, que quería trabajar a tiempo parcial y no sabía si podía hacerlo. Me contestó: «¿Cómo que no?». Al rato estaba solucionado.
-Parece que fue fácil.
-Me gusta compartir esta anécdota porque ilustra lo importante que puede llegar a ser el tener un mentor. Con el tiempo he aprendido -y tengo muchos ejemplos posteriores-, que nos pensamos que las cosas no pueden ser de cierta manera porque nunca antes nadie las ha hecho, pero en realidad no quiere decir que tengan que necesariamente ser así o que haya una fuerza mayor para ello. Ahora sé que se pueden abrir caminos; aunque es cierto que hay que tener una cierta valentía. Y mi experiencia me dice que es importante ir con una propuesta, a nadie le gusta que le vayan con un problema.
Publicidad
-¿No se ha llegado a arrepentir de aquella decisión?
-Al revés. De hecho, he servido de precedente. El verano pasado habló sobre ello el director general de los laboratorios de Microsoft, que dijo que a partir de mí había mucha más flexibilidad laboral. En ese momento me sentí muy halagada. Quizás haya también una mayor concienciación y mayor necesidad de atraer el talento femenino. Así y todo, está claro que en esta vida no existe el superhombre ni la supermujer. Hay que tener claras las prioridades, tomar decisiones acordes e intentar aprovechar el tiempo al máximo: soy muy productiva cuando trabajo porque sé que mi tiempo es finito. Hay gente que está todo el día en la oficina pero se va a tomar un café a media mañana, otro a media tarde. Yo renuncié a esa parte más social.
Publicidad
-Una vez un investigador me contaba que lo que más le costaba era llegar a casa y tener que jugar con sus hijas a vestir a las muñecas. ¿Le ha pasado?
-En el trabajo de investigación es difícil desligar el aspecto profesional del personal, más cerca de las profesiones creativas, porque estamos todo el tiempo pensando en ideas nuevas, y no puedes, a una hora determinada, desconectar. Es que me puede pasar que me surja una idea mientras juego con mis hijos.
-Usted volvió de Estados Unidos. ¿Cuál fue su motivación?
-Uno de mis sueños, incluso antes de marcharme a Estados Unidos a hacer el doctorado, era volver. He estudiado toda mi vida en la enseñanza pública y me entristecía pensar que estuviera aportando mi trabajo y mi conocimiento a un país que no era el mío. Además, mi familia vive aquí. Sin embargo, no veía el nivel de investigación tecnológica al mismo nivel que en Estados Unidos. Pero un cazador de talentos me contactó para crear un grupo de investigación en Telefónica. Mi primera reacción fue: «pero si yo no he visto nunca a ningún investigador de la compañía en los congresos». Me insistieron, que lo iba a liderar, y para mi sorpresa vi que sí era lo que me prometían. A mi marido, que es alemán criado en Canadá, le pareció muy bien la idea de mudarnos a España, incluso casi estaba más contento él. De esto hace once años.
Publicidad
-Y hace tres cambió Barcelona por Alicante.
-Nos tuvimos que mudar a Alicante por motivos familiares y me dejaron trabajar desde casa. Mi marido, que es arquitecto software para Microsoft, ya lo hacía, así que a él le daba un poco igual. Cuando cambié de empresa seguí. En muchas profesiones como la nuestra cada vez se debería poder desligar más dónde trabajas de dónde vives, porque en muchos casos sólo necesitas una buena conexión a internet, buenos ordenadores y la posibilidad de viajar cuando sea necesario. Puede que nosotros estemos siendo conejillos de indias en el concepto de nómadas digitales que se va extendiendo cada día.
Noticia Patrocinada
-Por el camino, tuvo familia numerosa.
-Yo siempre digo que una de las decisiones más importantes de la vida es con quién te emparejas. En inglés se dice: «se necesita un pueblo para criar a un hijo», y es verdad, porque nosotros no hemos tenido esa red de apoyo durante muchos años, pero cuando llegué a Alicante, pensé: «ahora entiendo por qué la gente no se muda, siempre tienes un plan B automático cuando la familia está cerca». El único detalle es que nos mudamos cuando nuestros hijos ya eran mayores; siendo bebés vivíamos en un equilibrio inestable, donde podía venir una mínima ráfaga de aire y desmoronarse todo. Pero bueno, en nuestro caso fue posible, y la clave es aunar esfuerzos; si yo he podido viajar es porque mi marido se quedaba con los niños. La pareja puede ser un freno o un motor en la carrera profesional del otro. Es obvio que a mí me apoya muchísimo.
-¿Fue un cambio de vida muy importante en su caso?
-Estamos felices, aunque sí que es cierto que hemos mantenido algunos de los hábitos que habíamos tomado en el extranjero: seguimos el horario americano, cenamos a las seis y media y comemos a la una. Pero la calidad de vida, de las infraestructuras, del sistema sanitario, es increíble, España es en ese sentido uno de los mejores países del mundo para vivir. Quizás porque he pasado tiempo fuera y viajo mucho lo aprecio, porque aquí creo que no lo valoramos lo suficiente.
Publicidad
-¿Y si me habla de aficiones?
-Soy muy curiosa, me intereso por todo. Me encanta leer, estar con mi familia, evidentemente, y me gusta mucho el cine. Hago yoga y me encanta viajar, siempre estamos planeando ir a algún sitio. Ah, y mi marido y yo vamos a bailes de salón, chachachá, swing, bachata… (ríe).
-Usted ya tiene hijos adolescentes. Se habla mucho de que quienes están metidos en el mundo de la tecnología, como usted, ven de cerca los peligros, y limitan su uso.
Publicidad
-Hablamos mucho con ellos y somos muy conscientes de que tienen que hacer un uso muy constructivo de esa tecnología, que está configurada habitualmente para ser adictiva. Mi hijo mayor, que va a cumplir dieciséis años, no ha tenido móvil hasta hace poco, mi hijo mediano casi trece y creo que no lo necesita con esa edad. La pequeña menos, tiene ocho años.
-¿Cuál cree que es el gran desafío al que se enfrenta la sociedad en relación a la tecnología?
Publicidad
-A mí me parece que lo más peligroso es la acumulación de poder en una minoría. Si miramos los cinco países más poblados, el número uno es Facebook, el dos Whatsapp, el tres es China, el cuatro India y el quinto es Instagram. Los tres digitales no existían hace quince años y su presidente no ha sido elegido democráticamente. Como sociedad deberíamos poder decidir qué tecnología queremos incorporar a nuestras vidas y de qué manera. No podemos sobrevivir como especie sin ella, abordar desafíos como el envejecimiento, la falta de recursos o el cambio climático, pero tenemos que entender que no toda tecnología es progreso, y no tenemos el suficiente conocimiento para decidirlo. Por ello, es tan importante educar y divulgar en ciencia y tecnología, con rigor y contribuyendo a generar un pensamiento crítico al respecto.
Más de revista de valencia
Suscríbete a Las Provincias al mejor precio: 3 meses por 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Marc Anthony actuará en Simancas el 18 de julio
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.