Vicente Ribelles, en El Puig, con la montaña de la Patà al fondo. Damián Torres

¿Quién es Vicente Ribelles?

«Para subirse a un escenario hay que tener memoria y la cara dura» | Creció recitando y ha mantenido vivas tradiciones como les albaes y el cant d'estil, siempre improvisando versos que tienen mucho que ver con el 'pensat i fet' que caracteriza el carácter de los valencianos

maría José Carchano

Lunes, 7 de octubre 2019, 00:37

Quedamos en las escaleras de acceso a la iglesia gótica de El Puig, municipio en el que nació y donde ha vivido toda su vida Vicente Ribelles. «¿Sabías que esta es la única fachada que esconde un belén bajo los capiteles?». Lo desconocía, y durante la charla irá aderezando su trayectoria de vida con pinceladas de sabiduría popular y literaria; no en vano se considera una persona leída, de esas a las que unos padres trabajadores no pudieron dar estudios y a los doce años ya estaba trabajando. Lleva con especial dolor el hecho de que Santa María del Puig dejara de ser la patrona de Valencia. «Todo fue una cuestión económica», relata. El 'versaor' ha escrito libros, se sube a un escenario en las presentaciones falleras, en la bendición de los animales en Sant Antoni o en cualquier otra celebración que tenga que ver con las tradiciones valencianas. Incluso recuperó para el municipio las carreras de 'joies' (caballos) en la playa. «Al ser humano siempre le ha gustado competir, si no no hubiera sobrevivido».

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-¿Cuál ha sido su profesión?

-He sido granjero, he criado gallinas, y me he dedicado a repartir huevos frescos. Llevar buen género, transmitir alegría y estar siempre disponible, incluso en domingos, ha sido la base del autónomo. Cuando era joven entregaba el salario en casa, como hacíamos todos en aquella época, que había mucha escasez. Recuerdo que ayudaba en el campo a un primo mío, al que le encantaba contar historias, y que con 92 años todavía vive. Aquello me marcó. También ayudé a asfaltar las calles y hacer las aceras del pueblo, que yo todavía las he visto de tierra.

-¿Fue el inicio de su afición por la poesía?

-En el colegio Pare Jofré, donde estudiaba, teníamos un maestro que se llamaba don Juan, y quería que leyéramos poesía. Recuerdo que tenía una nariz prominente y yo, que era un poco bandido, recité en voz alta 'La Nariz' de Quevedo. Toda la clase se reía y él me dijo: «como veo que tienes afición a la poesía, ¿por qué no te aprendes la 'Oda al Dos de Mayo' (un poema de Bernardo López de once estrofas)». Yo al día siguiente me la había aprendido y el maestro no se lo creía. Todavía no la he olvidado.

-En algún momento, además, se convirtió en 'versaor'...

-De jóvenes hacíamos las juergas y se cantaba mucho, pero a mí siempre me gustó más recitar, me fijaba en las letras. Y comencé a versar. Tendría entonces dieciocho o veinte años. Y a los de El Puig siempre nos han querido mucho, porque creo que hemos guardado durante mucho tiempo la piedra filosofal de algunas tradiciones valencianas. No en vano por aquí pasaba la Vía Augusta y Jaume I libró aquí su batala, aunque fue el Cid quien ya había reconquistado Valencia.

-¿Por qué se improvisa?

-Este es el único lugar del mundo en el que nunca se repite la letra; la espontaneidad es parte de este arte del que sobrados vamos. Y se canta versando sobre lo que vemos, ya sean las falleras, los clavarios, un árbol o tú misma. Ha sido siempre un 'pensat i fet', como somos los valencianos. ¿Te recito algo?

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-¡Encantada!

-«Sempre en el cor en la ma, molt claret jo t'ho diré, al estil més valencià, qué intel.ligent eres, María José, qué bonica i qué templà».

-¡Gracias! ¿Nunca ha temido quedarse sin inspiración?

-No, porque en todo hay una base. Estoy muy leído pero, además, en este mundo, que está lleno de oportunidades, hay que tener dos cosas: «memoria y la cara muy dura». Porque, de otra forma, ¿cómo subes a un escenario? Además, el secreto para decir todo lo que te parezca sin ofender está en sacarte tus propios defectos. Antes de que te den una patada, dátela tú mismo.

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-¿Viviría en algún otro lugar que no fuera El Puig?

-Creo que he tenido mucha suerte de poder nacer en un lugar privilegiado, en las estribaciones de la Sierra Calderona, al lado del mar, donde aparte de una temperatura maravillosa bajo nosotros hay una 'llosa' que esconde millones de litros de agua. Recuerdo que una vez, intentando hacer un pozo, surgió un surtidor que parecía de petróleo. Todavía hoy sigue manando.

-Alguno de sus hijos ha seguido la tradición del padre y es versaor?

-El pequeño de mis hijos podría cantar, sabe solfeo, pero ninguno de los tres le ha dado por ahí. Sí que es verdad que la afición a los caballos la han mantenido, porque yo recuperé las carreras de 'joies' por la playa y ellos siempre han participado. Eso me enorgullece.

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Un sueño por cumplir

Mantener la familia unida

«Mi sueño es que nos cojamos de la mano, y que traigamos a este mundo la paz, que es el mayor regalo», y añade que es importante «saberse disculpar». Cree que todas sus ilusiones están cumplidas y «si Dios quiere disponer de mí, no puedo aportar más». Destaca que ha tratado de criar a sus hijos lo mejor que ha podido y, ahora, su gran ilusión es mantener a la familia unida.

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