La pasión innata de Rocío Ortells por la moda fue lo que la llevó a comenzar a explorar el mundo. Después de estudiar la ESO en el instituto Luis Vives de Valencia se mudó a Barcelona para hacer diseño de moda en el Instituto Europeo ... de Diseño Italiano. Con veinte cruzó el charco para mejorar su nivel de inglés y así poder estudiar moda en la reputada escuela de Saint Martin's en Londres, al tiempo que ya empezada a trabajar como freelance para distintas revistas de moda. Más tarde volvió a la capital del Turia y comenzó a trabajar para la firma homónima de Bárbara Torrijos, en temas de prensa, eventos, así como estilismos.
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Begoña Clérigues
Fue a los 25 cuando volvió a cruzar el charco, esta vez en la otra dirección, para estudiar en Australia un curso de marketing, con la promesa de tener un ascenso esperando a su vuelta. La vuelta nunca llegó. Rocío se enamoró de Melbourne, de su libertad, de su tranquilidad, de la oportunidad que la ciudad le brindó para encontrarse a sí misma. Allí se adentró en el mundo de la hostelería y gracias a su gusto por la gastronomía terminó trabajando durante tres años en la gerencia de un gran local, aunque sin alejarse nunca del sector de la moda, haciendo trabajos de estilismo para firmas y cabeceras. Aquí fue donde conoció a su pareja, justo antes de la pandemia. Buscando darle un poco de personalidad al local contrataron a un artista que pintó toda su fachada, y su historia de amor continúa hasta día de hoy.
Rocío y su pareja viven actualmente en Fiztroy, un de los barrios más vibrantes y artísticos de Melbourne, el epicentro del arte urbano y, concretamente, del grafiti. «Lo que me gusta de aquí es cómo se valora el arte, en todas sus facetas y disciplinas», remarca la valenciana, quien también incide en la tranquilidad del barrio, a pesar de vivir a minutos del centro.
Una lesión fuerte mientras trabajaba le obligó a pararse y a reflexionar si el camino que había elegido seguía siendo el adecuado, así que decidió empezar a trabajar en una consultoría de marca, potenciando su vertiente 'marketiniana'. También gestiona ahora la imagen de marca de su pareja, con la que planea moverse por el mundo y pasar sin duda por España. «En Melbourne encontré mi lugar y he estado enamoradísima de Australia durante años, pero en este parón me he dado cuenta de que lo que más me apetecía era estar tomándome unas cañas en el Carmen o en Ruzafa con mis amigas, o unas tapas en la Patacona», confiesa Rocío. «Me he dado cuenta de que los valencianos disfrutamos mucho de cada minuto», sentencia.
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