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Dolores Cortés anda por el taller dando los últimos detalles a la colección de baño que presentará en Madrid el próximo viernes. La diseñadora de Vila-real es una de las más veteranas de las pasarelas: en 1999 desfiló en El Carmen y en 2002 ... debutó en la Gaudí de Barcelona. Desde 2007, forma parte del calendario oficial de desfiles de la Mercedes-Benz Fashion Week.
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La industria de la moda poco tiene que ver con la aureola de romanticismo y glamur que se ve en las revistas. Los vestidos que llevamos han pasado por un proceso industrial mecanizado que se asemeja más a la producción de microchips que a la de una obra de arte. Primero se diseña el estampado, se escoge el tejido, se corta el patronaje y finalmente se cose la prenda.
Una de las pocas industrias de moda que hay en Valencia es la de Dolores Cortés. En su empresa de Vila-real se fabrican trajes de baño que venden en medio mundo. La creatividad es una parte importante del proceso, pero no la única.
El próximo viernes desfilará en la MBFW. Es uno de los tres diseñadores valencianos que desfilan (los otros dos son Isabel Sanchís y Hannibal Laguna, pero lo suyo es costura a medida, no industrial). La pasarela sí es la parte glamurosa, el evento que reúne a periodistas de moda, famosos, modelos, blogueros y todo el ecosistema de la moda, desde fotógrafos a estilistas.
La próxima colección de pasarela toma como referente el trabajo llevado a cabo en la Bauhaus por Anni Albers, «pionera en el arte textil por sus innovaciones y por su inspiración en la cultura precolombina y la industria moderna, con estampados ortogonales y racionalistas».
En los tejidos, abundan los colores primarios en estado vibrante en unos estampados muy coloristas. Los detalles de crochet aportan el toque artesanal.
La colección de pasarela es la menos comercial y exclusiva, además de contener algo de espectáculo. «Una parte de la colección se vende, otra es más complicado porque son piezas manuales que tendrían un precio excesivo o son más difíciles de llevar».
Detrás de un desfile como el de Dolores Cortés hay todo un trabajo de meses que comienza en su fábrica, donde la diseñadora dirige a un equipo de profesionales que se ocupan del diseño y producción de cada bañador. El proceso de fabricación tiene varias fases. Primero se trabaja la idea inicial, la filosofía de la colección, y a partir de ahí se buscan los estampados. El diseño comienza precisamente con ellque salen siempre de su propio estudio. Después vendrá el patronaje y la producción en el taller, donde se confeccionan los trajes de baño. «Tenemos máquinas de corte gigantes con tecnología digital de gran exactitud. En baño, el cambio de una talla a otra pueden ser milímetros».
El diseño sigue modificándose una y otra vez hasta dar con el patrón idóneo. «Probamos, modificamos y probamos de nuevo cada prenda sobre chicas de talla real. La modelo profesional sólo la uso para pasarela, el resto de la colección se prueba en personas de mi equipo». En cuanto a los tejidos, apenas se puede innovar. «Un bañador tiene que tener características técnicas para que dure. El elastano y la poliamida siguen siendo los reyes, puedes mezclarlos con lino o algodón para dar otras texturas y variar colores, pero al final los necesitas».
Una vez producida la colección de pasarela, hay que seleccionar a las modelos que las defenderán sobre el escenario. «Este año tengo veinte, incluyendo una de talla grande, que son más caras porque apenas hay. Desfilará Lorena Durán, una sevillana que estuvo en Victoria Secret». Cada modelo sacará dos trajes de baño en un desfile que no puede durar más de doce minutos.
Nada se deja nada al azar. «El día previo al desfile hacemos el 'fitting' -las pruebas de ropa sobre la modelo-, me llevo a mi equipo de diseño y a una costurera para los últimos arreglos. Las modelos porque son muy altas y delgadas y un bañador puede necesitar un tiro más largo».
También interviene un agente de escenografía -Dolores Cortés confía en la empresa de una antigua modelo, Sara Cortés-, que propone un escenario. A Dolores no le gusta cargarlo demasiado, «quiero que el público se centre en mis bañadores». Parte importante es la peluquería y maquillaje. El jueves pasado, Dolores Cortés estaba en Madrid revisando las pruebas de peinado.
La pasarela sigue siendo un vehículo fundamental para publicitar la marca. «A mí me sirve mucho. Por ejemplo, trabajo mucho en México, allí somos una marca importante; el día del desfile se conectan y me pasan el listado de lo que les interesa».
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Begoña Clérigues María José Carchano
El viernes se presentará la colección. Entre el público estarán agentes comerciales de la diseñadora, algunos compradores y, sobre todo, prensa y famosos. Es la guinda de un pastel que no funcionaría sin una estructura empresarial sólida como la de Dolores Cortés.
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