![El viaje inolvidable de... Moncho Quiroga](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/201907/02/media/cortadas/habana-kgDI-U80661930463BFB-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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eLENA MELÉNDEZ
Valencia
Jueves, 22 de agosto 2019, 01:13
Aunque Moncho y Lucía se habían casado meses atrás fue agosto el mes que escogieron para hacer su primera escapada larga ya como matrimonio. El destino era Cuba y su deseo era meterse de lleno en la cultura, la gastronomía y los paisajes de un país desconocido para ambos. Los primeros días los pasaron en La Habana, una ciudad de contrastes con una arquitectura que les pareció brutal y que en su opinión es la huella de lo que pudo llegar a ser y lo que es ahora. Se hospedaron en un apartamento de alquiler; «nos recibió una mujer cubana, el edificio paraba un poco porque estaba lleno de gallinas pero al abrir la puerta te encontrabas con una casa normal con aire acondicionado y televisión», explica Moncho, propietario del restaurante Mo. Allí pasearon por el malecón, vieron puestas de sol y comieron en Atelier, donde tomaron mojitos y probaron la langosta a la plancha picante. «Probamos el ceviche de camarones que es el pato típico. En toda la cocina caribeña hay mucha influencia de la cocina asiática, mucho limón, comino y cilantro». Fueron varias veces a Oh Habana, un restaurante al que van a comer también los cubanos, donde pudieron degustar platos como la ropa vieja o las croquetas de galanga a precios de allí.
En La Habana alquilaron un coche y viajaron a Viñales, la ciudad de los puros ubicada en el norte de la isla. Montaron a caballo por los campos de tabaco y llegaron hasta el restaurante El Campesino, un local con una gran terraza con vistas al valle en el que no había carta. «Eliges pollo, cordero, cerdo, pescado o langosta y el plato te lo sacan ellos. Nos trajeron una sopa que parecía caldo de paella con la carne. Luego sacaron frijoles negros y amarillos, arroz, judías planas y pepino. El plátano macho lo hierven, lo chafan y lo fríen».
728 kilómetros cuadrados.
2,13 millones de habitantes.
A 7.755 km de Valencia.
De allí fueron a Pinar del Río y llegaron en un barco hasta el Cayo Levisa, donde se bañaron en aguas transparentes con fondos de coral. Se hospedaron en una casita preciosa en medio de la nada que tenía una granja con gallinas, cerdos y caballos. «Nos sacaron la tele para que viéramos jugar al Valencia y nos prepararon una comida buenísima hecha con cerdo criado por ellos. Lo recuerdo como un día muy especial». Llegando en coche a Bahía de Cochinos de noche les pareció esquivar una rata. Pararon y se dieron cuenta de que era un cangrejo enorme. De repente empezaron a salir más cangrejos de tierra y detrás de ellos gente que iba cazándolos. «En un puestecito lo comimos picante cocinado con ajo y vino, estaba buenísimo. Guardamos muy buen recuerdo del viaje».
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