María josé carchano
Lunes, 13 de mayo 2019, 01:33
Es el gurú de la tecnología en los ayuntamientos. Cada día recibe llamadas para que acepte trabajar para uno u otro alcalde. «Parezco un Pepito Grillo», dice, entre bromas. Tiene las espaldas anchas de un asiduo al gimnasio y la altura de quien podría haberse dedicado profesionalmente al baloncesto, aunque su vida laboral estaba lejos de las canchas.
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Escuchando a Víctor Almonacid, secretario del Ayuntamiento de Alzira, a punto de irse a San Cristóbal de la Laguna, en Tenerife, parece incluso divertida la profesión de funcionario, siempre intentando hacerle la vida más fácil a los ciudadanos. Su blog tiene entre cuatro y cinco mil lectores diarios y llena auditorios en los que, ahora sí, le escuchan. «He llegado a ser un secretario incómodo», asegura.
-¿Su objetivo era ser el mejor, fuera lo que fuera?
-Sí. La mayoría de los niños quieren ser astronautas, o futbolistas, de mayores. Yo no lo tenía claro, aspiraba a ser muchas cosas a la vez. Estudié Derecho porque, como se me daban bien los atracones de estudio, me permitía simultanearlo con el deporte. Después me llegó la vocación de servicio público. Y me di cuenta de que ser secretario municipal es lo que me había tocado, al menos durante una época de mi vida. En ese objetivo, no iba a hacer las cosas para llegar a un cinco pelado, sino aspirar a cambiar la vida de las personas. Y desde el primer momento vi que la administración era un lugar anticuado.
-¿Tuvo alguna mala experiencia en algún ayuntamiento?
-Primero trabajé de auxiliar administrativo, es decir, fui monaguillo antes que fraile. Y ahí me di cuenta de que se podía hacer mucho más de lo que pensaba, en un lugar donde la inteligencia brillaba por su ausencia, con la excusa de que siempre se ha hecho así.
-¿Hubo alguna cosa concreta que mejoró?
-Por ejemplo, ¿dónde dice que haya que pedir siempre una fotocopia del DNI, que encima la tiene que traer hecha de casa? Hazla tú, que tienes una fotocopiadora al lado. ¿O por qué le pedimos que nos adjunte un certificado de empadronamiento si es el propio ayuntamiento quien lo tiene? Eso es casi un insulto, míralo en el ordenador, no es tan difícil. Molestar por molestar…
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-Ahora le fichan, como a los jugadores de fútbol.
-Hace años era un friki, nadie me hacía caso. Ahora doy charlas de gestión del cambio, soy un poco un Pepito Grillo, un evangelizador, que intenta hacer ver a los funcionarios y a los políticos que esto tiene que mejorar. Y veo que de un tiempo a esta parte me hacen bastante caso.
-¿Por qué Tenerife? Hay que coger una avión para ir.
-Y otro para regresar. Me buscan con frecuencia de bastantes sitios y a la mayoría digo que no. En este caso tenían mucho interés, con un proyecto que está esperando a que yo vaya, casi a mi imagen y semejanza, en una ciudad muy importante, con mucho potencial. Además, no me han tentado con dinero sino con una cosa que me gusta mucho, y a ver si cala, que es el salario emocional. Parte de la jornada laboral será teletrabajo, y quince días al mes voy a estar en mi casa de Valencia. A mí no me pagan por calentar una silla, va en contra de mi forma de entender la profesión.
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Jugador de baloncesto. «Uno en la vida tienen que valorar lo que ha conseguido», pero a Víctor Almonacid, le hubiera gustado, quizás, dedicarse al baloncesto. «La propia realidad te corta las alas». No sabe si se hubiera lesionado con veintitrés años o si hubiera terminado jugando en la NBA. «Nada que lamentar, alfinal han ocurrido las cosas como tenían que ocurrir».
-¿Ese compromiso con mejorar su entorno le viene de herencia familiar?
-Mi familia es de origen humilde; no me avergüenza decir que hemos vivido de lo que daba primero el sueldo de camarero de mi padre, al que en un momento dado despiden y con el dinero de la indemnización monta un bar. Fue el negocio familiar y de donde salieron mi carrera y las de mis hermanos. Porque podrían habernos dicho que heredáramos el bar, pero ellos querían que la vida de sus hijos fuera mejor, y cuando ves que hacen semejante sacrificio tienes una responsabilidad, y ganas de ser mejor persona, más trabajador, de estar a la altura de esa lección de vida.
-Antes ha dicho que de momento está en la administración. ¿Dónde se ve en diez o quince años?
-Puede que a alguien le sorprenda, pero en un futuro no me veo en un ayuntamiento. La vida es muy larga, y diez o quince años es un plazo de tiempo razonable para cambiar a una actividad totalmente distinta, no sé cuál todavía. Son decisiones que se toman más con el corazón que con la cabeza pero si me lo puedo permitir, cuando no me vea motivado lo dejaré.
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