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Juan Roig y Hortensia Herrero, en la gala benéfica por los damnificados de la dana, en diciembre de 2024. IRENE MARSILLA

Quién es quién en la vida social valenciana

Los perfiles de los protagonistas de la vida social se han ido democratizando y ampliando con el paso de los años. A la nobleza y la burguesía tradicional se han ido sumando nombres que hablan en clave creativa e innovadora, que convierten a Valencia en una ciudad cosmopolita que todavía tiene un gran margen de mejora

Miércoles, 29 de enero 2025, 01:24

LAS PROVINCIAS está de enhorabuena. 2025 es el año en que se conmemora el 160 aniversario de su fundación, allá por 1866, una efemérides a ... la que se suma otra, la del número 500 de Revista de Valencia, un suplemento dominical que vio la luz por primera vez un 9 de noviembre de 2014, y que se ha mantenido fiel a sus lectores relatando la vida social valenciana y dando voz a tantas personalidades que han logrado el éxito desde el punto de vista profesional, personal o familiar. En estos más de diez años han pasado por sus páginas miles de perfiles distintos, y hemos sido testigos de sus alegrías y de sus logros, porque desde sus inicios Revista de Valencia quiso ser ese lugar donde contar el lado más amable de lo que ocurre en la sociedad valenciana.

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Este año de conmemoración va a estar lleno de sorpresas, porque estas páginas se van a convertir, todavía más, en un reflejo del empuje de esa sociedad que sabe trabajar y también divertirse, que es acogedora y cosmopolita y que, a la vez, conserva la esencia de sus tradiciones. Y para comenzar con esta conmemoración tan especial, hemos hecho una radiografía, un quién es quién de la sociedad valenciana, mirando al presente, echando la vista atrás y, sobre todo, enfocando la mirada hacia el futuro.

Esta es una sociedad en continua transformación, y poco queda ya de esa realidad que vivió Mayrén Beneyto cuando era más joven. «Había en Valencia unas pocas familias que se relacionaban entre sí». Son apellidos conocidos, los Trenor, Manglano, Álvarez de Toledo, Selva o Castellví, todos con títulos nobiliarios de los que quedan todavía alrededor de estamentos con la Orden de Malta. «Eran familias que se casaban entre ellas, que iban a determinados colegios, el Sagrado Corazón y los Jesuitas, las Esclavas y los Marianistas», recuerda Mayrén Beneyto. «Era una sociedad muy de apellidos, en los que se celebraba todo en familia, y en las que si el abuelo era militar, el nieto también». Con tradiciones arraigadas alrededor de San Vicente o la Virgen de los Desamparados. Personalidades de la nobleza a los que se fue sumando la pujante burguesía valenciana, reunidos en estamentos como el Casino de Agricultura o el Ateneo Mercantil, con apellidos como los Serratosa, Noguera, Maldonado, Lluch, Martínez-Colomer... Con veraneos en Dénia o Benicàssim, en Xàbia y en Moraira. Que con los años se ha ido abriendo a otros apellidos, como los Roig, convertidos actualmente en empresarios y mecenas que no solamente acuden a los eventos más importantes que se celebran en la ciudad -ahí está el acto benéfico por los afectados por la dana Desde Valencia para Valencia para demostrarlo-, sino que se han convertido incluso en dinamizadores de la vida cultural y social a través de instituciones como el Centro de Arte Hortensia Herrero o el futuro Roig Arena.

Nombres como Rafa Alcón, al frente de la Fundación Bancaja, vino a ocupar un puesto relevante en esa sociedad valenciana que necesita de personalidades que dieron un paso al lado después de la caída de Banco de Valencia. Que también sufrió tras la debacle inmobiliaria de 2008, y que ha ido, según las épocas de crisis o de pujanza, adoptando un perfil más o menos bajo en una sociedad que, con los años, ha creciendo en diversidad. Sí, todavía existen apellidos de la sociedad, generaciones jóvenes que tienen otro perfil muy distinto, mucho más cosmopolita. Ahí la sobrina de Cuchita Lluch, Marta Lluch, socia de la influencer Marta Lozano y de su marido, Lorenzo Remohí, en un negocio de cosmética, The Glowfilter. Son la nueva élite joven, personalidades admiradas a través de las redes sociales, fruto de la globalización que vive la sociedad valenciana. Bruno Fabra es valenciano y CEO de una agencia de influencers. Fue elegido uno de los cien personajes más creativos por la revista Forbes, y apuesta por una Valencia mucho más viva de lo que ya es, «con más presencia de actos vinculados a la moda. Tenemos mucho talento a nivel creativo, y nos vendemos tan mal...». También David Cuerda y Anna Devís, que a través de su arte han proyectado al mundo una Valencia moderna e innovadora. Precisamente son esos perfiles creativos más jóvenes los que han ido ocupando un espacio entre la sociedad del futuro.

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Adrián Seligra, sastre con varias generaciones de buen hacer en el mundo de la artesanía, que da cuenta de cómo la tradición tiene que combinar con la modernidad. O Sigfrido Serra, interiorista, que habla de una Valencia que inspira. «Hemos vivido una transformación que ha reforzado nuestra identidad como referente cultural y creativo, sin perder de vista nuestras raíces mediterráneas». Sigfrido, que está trabajando dentro y fuera de nuestras fronteras, cree que lo que hace única a Valencia es «su capacidad para equilibrar la modernidad con la tradición, y este diálogo constante se refleja en todos los aspectos de la ciudad: su arquitectura, su gastronomía, sus fiestas y su dinamismo social».

Personalidades del mundo de la televisión se han ido sumando también a esas nuevas generaciones de jóvenes que quieren ser protagonistas. Por ejemplo, Álex Blanquer, Joan López o Ana Cuesta. O Nuel Puig, fotógrafo. O Eli Escorihuela, nutricionista. Nuevas profesiones, nuevas formas de entender la realidad que nos rodean y la enriquecen.

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La sociedad del presente todavía está ligada a apellidos conocidos. Ahí está Sally Corell, quinta generación de una familia vinculada al petróleo, que se ha convertido en uno de los nombres más mencionados en esas listas de invitados de cualquier evento social. «Los valencianos somos mediterráneos, y eso supone un carácter alegre, con ganas de compartir y celebrar, con una calidad de vida maravillosa y un estilo de vida envidiable». Sally organiza citas en diferentes contextos que le permiten dar a conocer su faceta más creativa como joyera, pero también está vinculada a organizaciones benéficas, como la fundación Dasyc. Son las organizaciones benéficas las que aglutinan ese movimiento lúdico, al que le dan un sentido más profundo. Ha habido personajes, como el notario Carlos Pascual, que durante algunos años fue uno de los nombres más repetidos en cualquier evento de nivel que se preciara, que había conseguido dinamizar esa sociedad civil que sirva también de contrapeso a los poderes públicos, a través de instituciones como, por ejemplo, el Club de Encuentro Manuel Broseta. Las sagas continúan, sí, y a hí está su nuera, Elena Ravello, con el testigo de esa Valencia más social, mientras su hija, Andrea, ha emparentado con la Casa Real tras su matrimonio con el primo hermano del Rey Felipe VI, Beltrán Gómez-Acebo.

Aparecen otras entidades, que se reúnen con un fin lúdico y a la vez laboral, alrededor del 'networking'. Un ejemplo, Sabor Empresarial. Al mismo tiempo, todavía siguen como testigos inmutables de la Valencia que avanza instituciones de siempre, como el Ateneo, que Carmen de Rosa, desde la presidencia, intenta modernizar. «El Ateneo Mercantil ha jugado un papel clave a lo largo de sus 145 años de historia. Ha sido y es un referente como punto de encuentro y reflexión para la sociedad, así como otras entidades y asociaciones culturales, sociales y educativas». Y ese papel ha ido adaptándose. Las jóvenes toman una copa en la terraza mientras dos pisos más abajo se celebra una conferencia. Saber rejuvenecer estas entidades es una de las arduas labores de las que hay que ocuparse para mantener esa esencia valenciana que habla de su pujanza empresarial, con nombres como el naviero Vicente Boluda, y su mujer, Esther Pastor, convertidos en un tándem en la Valencia más social. Coincide Pastor en esa ciudad donde conviven las raíces con proyectos de innovación tecnológica, y que será clave para su éxito en el futuro. «Tenemos una mentalidad abierta y mediterránea, sabemos posicionar Valencia a nivel mundial como puente cultural y también económico». Destaca además el papel que juega la mujer en esta sociedad, «involucrada en causas sociales, ambientales, fortaleciendo el tejido empresarial, cultural, social y democrático».

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Pero también hay una mirada crítica ante lo que debería ser Valencia. Javier Monedero, CEO de Dicoval, es una de las personas que han contribuido en los últimos años a darle un empujón a la vida social de la ciudad a través de eventos enfocados al lujo. «Valencia necesita atraer un turismo selectivo, además de facilitar la llegada de nuevas inversiones. Deberíamos mirar a ciudades como Florencia o Praga. ¿De qué sirve que haya 800.000 cruceristas que se dan una vuelta por Valencia?». Que la ciudad haya sido elegida como la mejor ciudad del mundo para jubilarse, o una de las que tienen mayor calidad de vida, ayuda, pero según Monedero «hay que pensar, como está haciendo Málaga, en un plan estratégico para que Valencia tenga una mirada a largo plazo». Por ejemplo, con una apuesta por la playa. «Tenemos un hotel de cinco estrellas parado, y excepto Marina Beach, no hay inversiones potentes que atraigan a ese turismo de lujo que también beneficia a la clase media».

En la era de los festivales, Valencia ha tomado posiciones. Si a los jóvenes les damos a elegir un evento al que ir, tienen claro que se irán de concierto. «El clima de Valencia ayuda». Y los protagonistas de la vida social se van incrementando, como le ha ocurrido al lujo, que se va democratizando, con la gastronomía como uno de los puntos fuertes de la Valencia más local y a la vez global. Chefs como Ricard Camarena, Begoña Rodrigo o Quique Dacosta ya forman parte de una élite social que se mueve, en gran parte, alrededor de la gastronomía. Y entidades como la Academia de Gastronomía, con el decidido empuje, en su momento, de Cuchita Lluch, o la Cuchara de Plata de Vicente García, se convierten en un hervidero de apellidos que se reúnen alrededor de una mesa. Y donde se mueve la sociedad civil. La gastronomía, uno de los puntos fuertes en la Valencia cosmopolita que se vende afuera, que apuesta por la riqueza local, la sostenibilidad y una mirada innovadora que le ha permitido acumular una decena de estrellas Michelin.

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Terrazas en hoteles, cafeterías que son a la vez tiendas, mercados reconvertidos en restaurantes, Valencia va creando nuevos espacios que van animando la vida social, a la que todavía, según opinión de Monedero, «le queda mucho margen de mejora». Incluso en el mundo de los eventos, toda una industria de creatividad ha florecido y ha propiciado, gracias a nombres como Lorena Oliver o Paloma Tárrega, que el turismo nupcial también exista en Valencia. O jóvenes como los hermanos Calvo con Voltereta o Begin, o los hermanos Montero, con Paella School, que se comunican con otros lenguajes y son perfiles que hay que mirar con atención.

LAS PROVINCIAS tiene una decidida apuesta, la de seguir contando la vida social valenciana y dando voz a tantas personas que tienen mucho que contar. Que se convierten en referentes para otros, que hablan de un carácter emprendedor que traspasa fronteras. La élite social de Valencia llegó a estar muy vinculada a la agricultura gracias a las exportaciones de naranjas. Ahora estamos siendo testigos de una generación de valencianos que hablan en clave tecnológica e innovadora, y que quieren quedarse en la ciudad porque, lo sabemos todos, aquí se vive muy bien.

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Los personajes que han hablado en este reportaje también han querido felicitar a LAS PROVINCIAS por esta conmemoración, por el papel que ha jugado en la sociedad en más de un siglo y medio de vida, y por la mirada que ha sumado la Revista de Valencia en la última década. «La globalización ha permitido que la sociedad cambie, y LAS PROVINCIAS nos lo ha ido contando», asegura Cayetana Manglano.

«Felicito al periódico por sus 160 años de compromiso y consolidación con el periodismo de calidad como testigo y narrador de la historia de Valencia y España. Su dedicación a informar con rigor y cercanía ha dejado una huella imborrable en nuestra sociedad», añade Esther Pastor. Se suman Sigfrido, Carmen, Bruno, Cayetana, Sally, Adrián y tantos otros que abren, cada domingo, las páginas de Revista de Valencia.

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