Reunidos todos en la Plaza de San Agustín para el enlace de Natalia Santos Yanes, hija del dueño del hotel Las Arenas y de la joyera Cristina Yanes, y del empresario Esteban Rivas, varios curiosos se han acercado para disfrutar, al menos desde lejos, de ... una de las bodas del año. La misa comenzaba a las seis de la tarde, y ha sido a las cinco y cuarto cuando han abierto las puertas de la iglesia, frente a las que ya esperaban los primeros. El primer bus con invitados ha llegado un poco después, mientras la plaza continuaba llenándose y el ambiente se iba cargando de expectación.
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María José Carchano
Había un nombre en especial que se escuchaba en susurros por toda la plaza y era el de Paloma Cuevas, la pareja del cantante mexicano Luis Miguel, invitada a la boda por ser amiga de la madre de Natalia Santos. Más de diez y de quince mujeres, agrupadas en distintos corros, iban de un lado a otro preguntando por la cordobesa, aunque finalmente no se ha dejado ver por la plaza.
Un bus, dos buses, cinco, seis… La hora del inicio de la misa se acercaba y según apunta una mujer, asidua a la parroquia de San Agustin, habrían en la iglesia sentadas unas 500 personas. «El párroco nos ha dicho que hoy hasta las siete no podemos entrar», contaba otra de las que formaba parte de un grupo casi de siete. Los maridos de dos de ellas también habían acudido a la cita, y no han dudado en recopilarlo todo con sus smartphones, incluso han inmortalizado un posado con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida. Seguían acercándose mujeres, jóvenes y mayores, a preguntar por Paloma Cuevas, «hemos venido sólo a verla a ella», decía una. «A mí el que me gusta es él, pero bueno…», comentaba otra.
Lujosos y relucientes coches atravesaban los pivotes de la plaza para dejar justo en la puerta a los más allegados. Primero ha llegado la madre del novio, con un vestido blanco a lunares negros. Más tarde la madre de la novia, Cristina Yanes, sonriente y con un deslumbrante vestido azul.
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Entre los atuendos de las invitadas no ha faltado color, todas cumpliendo el protocolo por debajo de la rodilla. «Van muy guapas y elegantes todas, pero para ser una boda de tanto nivel…», comentaban algunas señoras.
Seguidamente ha llegado el novio, que ha entrado por la puerta principal. Dos organizadoras han pasado la tarde de arriba a abajo entre ambas entradas, coordinando la llegadas de todos los invitados, sobre todo de algunos más especiales. Y por último ha llegado la novia, en un Rolls-Royce, acompañada de su padre.
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Diez minutos después de empezar la eucaristía, lo que comenzaba a llenarse era el bar de enfrente, en Guillem de Castro. Uno de los invitados, suizo, no ha tenido más remedio que salir a ver el partido de la Eurocopa que jugaba su país contra Italia. Y eran más de dos y tres mesas, todas de hombres, las que estaban ocupadas por invitados de la boda.
A las siete de la tarde, la plaza estaba más llena aun si cabe. Y en cuestión de tres minutos una avalancha de gente ocupaba la puerta central de la iglesia para ver salir a los recién casados. No todos los días hay una boda con tanto glamur...
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