Manuel García
Viernes, 26 de septiembre 2014, 11:10
La segunda noche de las becerradas cadafaleras de Algemesí tuvo mucha menos tensión que la del miércoles, aunque no había becerrada, en la que hubo tres detenidos, agresiones y lanzamiento de objetos. Para empezar, una mayor presencia policial, cerca de medio centenar de agentes, controló que no se produjeran incidentes graves, pero los nervios se podían cortar con un cuchillo. Hacia las once de la noche, un grupo de aproximadamente un centenar de antitaurinos se concentró y fue identificado por la Policía, que estableció un cordón de seguridad de unos 50 metros con respecto a los vecinos que, desde el otro lado de la calle, intercambiaban consignas a favor y en contra de las becerradas.
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Así estuvieron cerca de dos horas hasta que, alrededor de la una, un grupo de unos 15 antitaurinos realizó una sentada frente a la máquina que iba a llevarse los cuerpos de los becerros. Finalmente, fueron retirados por la policía.
También hubo más diálogo y menos agresividad que la noche anterior. No en vano, miembros de ambos grupos estuvieron algunos minutos dialogando sin problemas.
Los medios de comunicación presentes en el acto también sufrieron las iras de algunos vecinos. Un periodista tuvo que pasar por el hospital tras ser rociado por un esprai de pimienta. Además, varias personas taparon los objetivos de los cámaras para evitar que realizaran su trabajo.
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