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REDACCIÓN
Martes, 9 de febrero 2016, 00:03
La bahía de Cullera es única en la provincia de Valencia no sólo por su belleza paisajística sino también por su riqueza ambiental. Precisamente en esto último reside un importante potencial turístico que el nuevo gobierno municipal quiere poner en valor. Por ello, el consistorio estudia la posibilidad de crear una zona marítima para el estudio y la conservación ambiental y arqueológica en dicho enclave.
La propuesta ha partido del Grupo para el Estudio y la Conservación de la Bahía de Cullera (Grebacu), una asociación de apasionados por el mar y su preservación de la que forman parte el arqueólogo municipal Kike Gandia; la ambientóloga especialista en la gestión y conservación de espacios marinos, Sara Herrero; el presidente del Club de Buceo Delfín de Cullera, Óscar Pellicer y José Antonio Puig, director técnico del Centro de Actividades Subacuáticas Delfín de Cullera.
La junta de gobierno acordó ayer crear una comisión mixta que analice esa posibilidad y llegue a un acuerdo consensuado entre las partes implicadas y que estarán representadas en la misma: el ayuntamiento, los impulsores, los pescadores deportivos y la cofradía de pescadores. La experiencia que Cullera pretende poner en marcha propone la creación de una zona de limitación de usos en la costa este del municipio con el objetivo de comprobar el impacto que las actividades recreativas extractivas tienen en el mantenimiento de la fauna costera de la bahía. La intención es crear una zona de usos controlados donde se monitorizarán las actividades. Se considera que ello podría traducirse en un incremento notable de la biodiversidad marina en el área de actuación.
El proyecto inicial plantea que esa zona se sitúe entre la línea de playa y los 200 metros en línea recta hacia el mar. También se delimitaría un área de protección especial de 200 metros en torno a la Penyeta del Moro por su gran importancia ecológica. Se tomarían como puntos de referencia el Mareny de Sant Llorenç, el cabo de Cullera y el sur de El Brosquil. Se pretende hacer coincidir la línea límite de la zona de actuación con la línea de boyas que todos los veranos se coloca en el término para proteger a los bañistas de las embarcaciones.
El primer edil señaló que la idea resulta altamente interesante pero quiere abrir un proceso de participación y se salga con una propuesta de consenso que será remitida a la Generalitat, competente en esta materia. El alcalde puntualizó que en la zona delimitada de usos controlados se seguirían permitiendo todas las actividades habituales en las playas con la excepción de la pesca recreativa con muerte. Esto no afectará a la pesca profesional, que tiene ya delimitada la extracción a unos limites legales.
La iniciativa también pretende cambiar la imagen del turismo de sol y playa tradicional hacia otro sostenible y compatible con la vida marina. Asimismo, esto podría incrementar el número de visitantes atraídos por la fauna marina como son los buceadores.
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