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B. González
Bicorp
Lunes, 14 de agosto 2023, 09:25
El 4 de octubre se cumplirán 20 años del trágico accidente que costó la vida a dos brigadas forestales en Bicorp. Un suceso que sobrecogió a esta pequeña población de la Canal de Navarrés, por la juventud de las víctimas y que no olvidarán. Cada año recuerdan a los fallecidos llevando flores al monolito que, a instancias de sus compañeros y familiares, se instaló en el lugar del suceso.
Gerardo era uno de los que iba en el camión cuba que se despeñó. Tenía 30 años y era el capataz. «La imagen de aquel momento no se me va de la cabeza», asegura y al recordarlo ahora en LAS PROVINCIAS no ha podido evitar pasar unos días de nerviosismo y angustia.
«Te preguntas muchas veces si podías haber hecho algo y, como era el capataz, te sientes responsable de lo que le ocurre a tus compañeros», declara. Es más, asegura que «durante años me culpé de haber sobrevivido al accidente, de haber sido el mejor parado de los cuatro».
Además de la rehabilitación física a la que tuvo que someterse, también estuvo un tiempo con ayuda psicológica, «pero lo dejé y ahora me doy cuenta de lo importante que hubiera sido continuar con esa ayuda para poder superarlo», lamenta.
En aquel accidente fallecieron Jorge G., un joven de Bicorp, cuyos padres quedaron destrozados, y Juan J., de Montesa aunque natural de Xàtiva, que llevaba poco tiempo casado. Amador T., también vecino de Bicorp, pero natural de Almería, no murió pero las lesiones que sufrió le dejaron incapacitado totalmente. «Al final optó por irse del pueblo», indica Gerardo, quien se fracturó tres costillas, que le provocaron un Neumotórax, así como la clavícula, de la que aún se resiente, especialmente con los cambios del tiempo.
Él ha podido volver al trabajo, recuperar su vida, pero le costó tiempo, no ya por la recuperación física, sino psicológica. «Cada día tengo que pasar por el lugar y cada día recuerdo a mi compañero Juan, que era quien conducía, gritarnos que los frenos no iban, que nos agarráramos todos bien, y ver bajar el camión cuesta abajo. Recuerdo que desperté tras perder el conocimiento por el impacto y pedí ayuda por la radio», relata.
Eran las 14:30 horas del 4 de octubre. Gerardo y sus compañeros volvían a la base en el camión cuba de la marca Pegaso, después de haber realizado los trabajos de vigilancia habitual. Cuando bajaban por la denominada Cuesta de Cazuma, el conductor apreció que los frenos del vehículo no respondían y perdió el control, terminando por despeñarse por un barranco y detenerse tras recorrer unos 100 metros.
Los cuatro quedaron atrapados en el camión. Gerardo fue quien pudo dar la voz de alarma y el principal testigo del proceso judicial que se abrió posteriormente y del que la entonces Imelsa, de la Diputación de Valencia, para la que trabajaban fue eximida de responsabilidad.
«Insistían en que fue un fallo humano, pero no se me olvidan los gritos de Juan diciendo que no iban los frenos. Los peritajes que se hicieron al camión dieron como resultado que los frenos estaban bien, pero lo cierto es que el camión era antiguo y luego hemos sabido que no contaba con los sistemas de seguridad y antivuelco preceptivos», subraya.
Ni él, ni el otro compañero superviviente, ni las familias de los fallecidos han sido indemnizados por los hechos, después de pasar años de calvario por el juicio.
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