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B. G.
Bocairent
Lunes, 23 de octubre 2023, 14:05
El arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, presidió este domingo por la tarde la misa solemne con la que tuvo lugar la inauguración oficial de la nueva comunidad de Carmelitas Descalzas llegada al monasterio de Bocairent, a la que le impuso la clausura.
La misa se celebró en la iglesia del mismo monasterio de Nuestra Señora de los Dolores y Santos Reyes de Bocairent que, con la llegada de las nueve religiosas procedentes del convento abulense de Piedrahíta, vuelve a estar activo dos décadas después de la disolución de la última comunidad de las Agustinas.
Las religiosas Carmelitas Descalzas llegaron a Bocairent el día de la fiesta del Pilar y fueron recibidas con una acogida multitudinaria y muy emotiva por parte de todo el vecindario, autoridades religiosas y civiles, así como familiares y la comunidad parroquial, encabezada por el párroco Vicent Femenia.
Cabe recordar que, previamente, las carmelitas pasaron por Valencia, donde visitaron la Basílica de la Virgen de los Desamparados y participaron en una eucaristía de acción de gracias a la Mare de Déu, presidida por Martín Gelabert, Vicario Episcopal para la Vida Consagrada en la Archidiócesis de Valencia. Las religiosas fueron recibidas por el rector de la Basílica, Melchor Seguí, quien estuvo con ellas en el camarín de la Virgen y en el Museo Mariano, Muma.
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La comunidad de Carmelitas Descalzas, procedente del monasterio del Amor Misericordioso y de la Madre de Dios en Piedrahíta, aprobó su traslado a la diócesis de Valencia por unanimidad el pasado mes de marzo. Con todos los permisos pertinentes, la Santa Sede dio el visto bueno en el mes de mayo.
La parroquia de Bocairent, que adquirió el convento hace 16 años, cede ahora su uso y será la nueva comunidad religiosa la que se ocupará del mantenimiento del mismo. Además, como ya adelantara el párroco, Vicent Femenía, se respeta el uso turístico del Monestir Rupestre y las celebraciones litúrgicas y fiestas propias que allí se celebran.
La comunidad está formada por nueve religiosas, todas ellas jóvenes, procedentes de localidades cercanas como Banyeres de Mariola, Villena, Elche, Aspe o Yecla. Observan una clausura muy estricta, la clausura papal, dedicándose a la oración y al trabajo manual, especialmente al bordado, con lo que consiguen ser autosuficientes económicamente.
De hecho, según explicó a LAS PROVINCIAS, el padre de una de las hermanas, sólo pueden verlas y llamarlas por teléfono una vez al mes, excepto en tiempo de Adviento y Pascua, que no pueden tener ningún contacto con el exterior. Sólo pueden salir por motivos médicos o para votar. "Cuando muera, no podrá estar en mi entierro", indicaba este padre que, sin embargo, estaba orgulloso del camino escogido por su hija.
También se dedican a la atención personal y espiritual de las personas que lo deseen a través del locutorio. De hecho, la priora aseguró, en el acto de bienvenida celebrado el día 12 de octubre, que conocerían a cada uno de sus ahora vecinos y animó a visitarlas.
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