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B. González
Xàtiva
Martes, 9 de mayo 2023, 14:42
La valenciana Alicia Giner sufrió hace seis años su propia conversión, como la de Pablo Tarso. De detectar y rechazar la tauromaquia o cualquier evento en la que el toro es protagonista, ha pasado a ser una defensora de la fiesta. Muestra de ello es que en estos pocos años ya ha publicado dos libros dedicados al toro bravo: 'El toro bravo. Savia del árbol de España' y 'Entre flores, sangre y arena'.
«Mi padre era mi referente, mi compañero, mi mentor, pero la única divergencia que teníamos eran los toros. A mi padre le acababa la fiesta y yo no lo entendía. No entendía cómo la gente podía disfrutar viendo a un animal sangrando, con hemorragias... Tuvimos muchas discusiones por este tema», asegura Alicia.
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La conversión vino después de su muerte, cuando una enfermedad obligó a Alicia a guardar reposo más de lo que deseaba. «Las redes sociales eran mi entretenimiento y fue precisamente a raíz de la cogida que tuvo el joven torero Víctor Barrio cuando comenzó mi conversión. No entendía los mensajes de felicitación y odio que algunos ponían por su muerte. No se puede poner la vida de un animal por delante de la de una persona», explica.
No pudo contenerse y contestó, no siendo taurina, a alguno de esos comentarios y esa contestación llamó la atención de una persona que se puso en contacto directo con ella preguntándole si le gustaban los toros. «Yo le dije que no, pero que tampoco compartía esos mensajes de odio. Entonces este señor me dijo que era ganadero y que me invitaba a conocer su ganadería a Salamanca».
Allí fue donde comenzó a transformar su discurso y su forma de ver el mundo de los toros, asegura. «Ví como se cuida al extremo al toro, cómo vive en el campo, como un marqués, cómo entre ellos se embestían y cómo los capataces les tenían que separar. Les hice cientos de preguntas para conocer más y a todas me respondieron siempre razonadamente».
«A día de hoy digo que el toro muere jugando y no sufre, porque, tras el estoque, tarda en morir quince segundos. Es un animal de lucha y batalla», asegura y lamenta que esa era una de las discusiones que solía tener con su padre. «No se puede juzgar desde la ignorancia. Yo les he escuchado y he aprendido y he visto el error en el que estaba», asegura.
Desde entonces, Alicia insiste en que tiene una segunda familia, que es la del mudo de los toros. Se codea con ganaderos, mayorales y toreros. «Tengo una gran cantidad de amigos, entre ellos el salmantino Álvaro de la Calle'.
Alicia Giner presenta sus dos libros este jueves en Xàtiva, en la Casa de la Cultura, en un acto organizado por las peñas El Punteret y Socarrats de la localidad. En 'El toro bravo. Savia del árbol de España', hace un recorrido por cómo se vive la tauromaquia en distintos lugares del país y dar a conocer que forma parte de su historia.
'Entre flores, sangre y arena' es un homenaje a su bisabuelo. «Mi padre me decía en nuestras discusiones que el iaio Enrique era un adicto a los toros. Además, fue uno de los propietarios de los huertos de flores más importantes de Valencia y de ahí el título del libro.
Estos libros han sido un éxito en ventas, «hasta en Japón y en Perú han llegado», asegura y ya prepara su tercer libro. Se titula 'José Luis Osborne Vázquez, orgullo en el alma'. Una biografía del famoso ganadero que ha elaborado con el asesoramiento de su nieto, quien le animó a hacerlo. «Ha tenido cierto halo mágico, le he cogido cariño porque fue un creador», adelanta.
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