![«Cada día cojo el tren sin saber si luego podré regresar a casa»](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2025/02/10/1492278186.jpg)
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A. Talavera
Algemesí
Lunes, 10 de febrero 2025, 20:41
La incertidumbre se ha instaurado en la vida de Álvaro desde que necesita usar el tren a diario para acudir a estudiar a Valencia. Además de los problemas habituales de este servicio, retrasos y cancelaciones frecuentes, este joven con diversidad funcional se enfrenta a la falta de accesibilidad de las estaciones de Renfe.
Álvaro vive en Algemesí y es una personas con movilidad reducida y a causa de la dana perdió su vehículo adaptado con el que acudía a Valencia para cursar primero de Ingeniería Aeroespacial. Pasó a depender completamente del transporte público y ahí comenzó su odisea. Los ascensores de la estación ya solían estropearse con frecuencia antes de la trágica inundación pero desde aquel 29 de octubre, los elevadores de Algemesí están completamente inhabilitados. Esto supone que este estudiante no pueda cruzar las vías en su viaje de regreso a casa y tenga que buscar alternativas. «Salgo sin saber si luego podré llegar a Algemesí», relata Álvaro.
Y es que para salvar las vías necesita ir hasta Alzira, la siguiente parada del recorrido, en el mejor de los casos ya que muchos veces los ascensores tampoco funcionan en esta estación. En ese caso, tiene que continuar hasta la Pobla Llarga, donde hay rampas para cruzar y coger un nuevo tren con destino a Algemesí. Esto supone horas perdidas por la falta de accesibilidad. Unas horas que en caso de ser de noche complican todavía más su regreso.
«Hace unos días, como tenía clase por la tarde, tuve que salir antes para evitar quedarme tirado. Aún así me encuentro a las 22:00 sin ningún tren que pudiera llevarme a casa, porque el ascensor de Alzira no funcionaba y no había sido notificado. Por suerte, pude tomar otro tren con destino Xàtiva y en La Pobla Llarga bajar pero tuvo que pedir que retrasaran el último tren que iba a Valencia para lograr volver a Algemesí. Si no hubieran podido retrasar el tren, me habría quedado sin poder volver a casa», relata esta joven que sufre desde los tres años atrofia muscular que le obliga a moverse en silla de ruedas.
Pero esto no es todo. A la falta de ascensores se suma que los trenes a su llegada a Valencia paran en zonas donde el andén queda muy alejado del vagón complicando la salida de la silla de ruedas.
«En muchas ocasiones, el tren estaciona en una curva en Valencia, dejando un hueco entre el andén y el vagón o también en andenes donde no es un hueco sino un escalón excesivamente alto. Esto impide que una silla de ruedas o cualquier persona con dificultades de movilidad pueda subir o bajar sin ayuda», denuncia Álvaro que ahora viaja con su madre y una rampa portátil para poder bajar del convoy.
Este estudiante comprueba las incidencias para organizar su viaje y comunica los trenes que va a coger para que paren en las vías más adecuadas y aún así la mayoría de días surgen problemas durante sus trayectos. «Sin transporte accesible, mi vida académica corre peligro», lamenta.
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