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BELÉN GONZÁLEZ
Martes, 5 de febrero 2019, 00:49
El Ayuntamiento de Xàtiva y la parroquia de Sant Pere han llegado a un acuerdo para la cesión de las ermitas del Puig y San Antonio de Padua, pertenecientes a esta parroquia, a la ciudad. «Ha sido sencillo llegar a este acuerdo que es importante para todos, puesto que al final lo que se pretende es mejorar las condiciones del patrimonio», ha manifestado el alcalde, Roger Cerdà, quien ha puntualizado que la cesión se hace de manera gratuita y ahora el consistorio se encargara de su recuperación y mantenimiento.
Cerdà ha aprovechado para informar que ya está en licitación la novena fase de actuación en la ermita del Puig, gracias a la ayuda de la Diputación de Valencia, con 150.000 euros y que se llevan invertidos 642.600 euros. Sobre la actuación en la ermita de San Antonio, apuntaba que lo primero es realizar una intervención de emergencia, que precisamente ha sido la causa por la que se ha llegado a este acuerdo, y posteriormente realizar un estudio de ver qué elementos se pueden conservar y reconstruir.
Por su parte, el concejal de Patrimonio y Cultura, Jordi Estellés, ha puntualizado que en el acuerdo se establecen dos cláusulas. La primera, que en la iglesia se podrán realizar actividades de culto y, la segunda, que no se podrá realizar ninguna que vaya en contra de los principios de la iglesia.
Estellés resaltaba el objetivo que desde un principio se marcó el equipo de gobierno con la incorporación de una concejalía de Patrimonio, «para conservarlo y proyectarlo y hacerlo distinto al de otras ciudades patrimoniales. La joya más importante que tenemos es el patrimonio y demos conservarlo», ha dicho.
Cerdà, como Estellés, han agradecido al párraco de San Pere, José Estellés, su predisposición a llegar al acuerdo y también a la Plataforma 'Salvem El Puig', que gracias a sus romerías anuales «han realizado un trabajo de concienciación y de máxima sensibilización hacia estas dos ermitas históricas».
Por su parte, el párroco, José Estellés, explicaba que ha sido una decisión del Consejo parroquial el ceder la gestión de este patrimonio a la ciudad porque «esta pequeña parroquia no puede, de ninguna manera, hacerse cargo de su mantenimiento».
La cesión de las ermitas viene como consecuencia del requerimiento del Ayuntamiento para que se llevaran a cabo tareas de mantenimiento de los restos de la ermita de San Antonio, requerimiento que se remonta a febrero de 2017. Al no poder la parroquia asumir los gastos de mantenimiento de la ermita, el Ayuntamiento de Xàtiva inició negociaciones, tanto con el Arzobispado de Valencia, como con el párroco, con el fin de llegar a un acuerdo consistente en aceptar la donación de la propiedad de la ermita de San Antonio a cambio de obtener también la propiedad de la ermita del Puig.
Precisamente, la semana pasada los servicios técnicos de la Diputación de Valencia aprobaron el proyecto de la novena fase de la restauración de la ermita gótica del Puig, actuación que cuenta con una inversión de 150.000 euros, 100.000 subvencionados por la Diputación y 50.000 más que forman parte del Plan Director de Inversiones Xàtiva Creix.
La subvención se enmarca en el capítulo que el ente provincial destina a obras de restauración para la conservación de bienes inmuebles que posean valores histórico y artístico o de interés local. Esta fase se centrará en la reconstrucción de la bóveda de acceso, así como en la construcción de cubiertas del resto del conjunto de edificios. Las actuaciones pendientes que se integran en esta fase consisten en la recuperación de los muros de la casa del ermitaño, la finalización del entrevigado del forjado, el cubrimiento de la sacristía y el edificio anexo y la reconstrucción de la bóveda de crucería del patio de acceso.
Por su parte, la ermita de San Antonio es un pequeño templo de estructura simple, que consta de una sola nave dividida en tres tramos y un ábside. Fue edificada en el siglo XVII, a expensas del setabense Lorenzo Moreno. Hasta el hasta el siglo XVIII su estado era muy bueno, pero los terremotos de 1748 hicieron estragos en ella, por lo que tuvo que apuntalarse y renovarse posteriormente. Los muros del edificio, en ruinas, estaban hechos de mampostería. La cubierta, hundida ya, era originalmente leñosa y a dos aguas. Descansaba sobre arcos de medio punto transversales a la nave. Además, interiormente tendría cubiertas con bóvedas de cañón, hoy desaparecidas por completo.
Este olvidado santuario se alza en un paraje cercano a la zonas de pinar. Esto motivó que el camino se convirtiera en una frecuentada travesía para el recreo. De hecho, en el siglo XVIII, gracias a la ermita, se formó un paseo del que todavía hoy quedan restos de algunos de los bancos de piedra. Dicho camino comenzaba en la puerta de Cocentaina y discurría hasta la ermita, aprovechando el antiguo camino sobre la conducción del agua de Bellús.
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