La notaria que apuesta por la España vaciada

Cristina es de Murcia y ya sabía que en su primer destino iba a resultar difícil quedarse en su tierra. Pero dice haber tenido suerte, puesto que la Font de la Figuera no está tan lejos. En estos pocos días de ejercicio, el único inconveniente está siendo el idioma. «No hablo valenciano y mi intención es, al menos, llegar a comprenderlo para mostrarme más cercana a la ciudadanía, como la cercanía que ellos están mostrando conmigo».

Y es que su acogida ha sido muy buena. Para Cristina, lejos de ser un inconveniente, trabajar en un pueblo es una ventaja. «Además de por la cercanía de la gente, por el hecho de que estas dando cobertura a la España vaciada y estás prestando un servicio dónde nadie quiere ir».

En ese recibimiento que explica también está el de la oficial que le acompaña en la notaría. «Es muy eficiente y lleva muchos asuntos. Como es de aquí los conoce muy bien todos y también a los vecinos y, aunque ha estado sin titular durante dos años, la notaría no ha estado abandonada porque además ha venido un sustituto», explica.

Entre los asuntos que más se tramitan son las herencias y testamentos, así como las venta de finca rústica y declaraciones de obra nueva. «Lo gratificante de este trabajo es que ayudas a las personas en momentos que son importantes para su vida, como tras el fallecimiento de un familiar o cuando compran su vivienda», subraya Cristina.

Desde abril de 2021, los notarios pueden, además de celebrar matrimonios -ya aprobado con la Ley de Jurisdicción Voluntaria de 2015, realizar expedientes matrimoniales (antes tenían que tramitarlo ante el Registro Civil previamente). Una función que ilusiona especialmente a la nueva notaria de La Font de la Figuera que ya tiene fecha para su primera ceremonia. «El 1 de julio oficiaré mi primera boda en Fontarnars dels Alforins, algo que me hace mucha ilusión».

Cristina ha conseguido lo que tanto sacrificio le ha costado tras ocho años opositando. «Son unas oposiciones muy duras. Se pasa mal porque no solo es la dedicación exclusiva al estudio, sino que tienes que sacrificar muchas cosas. La oposición te condiciona en todas tus decisiones y mientras te preparas van pasando muchas cosas. Ves cómo la gente avanza en su vida: consigue trabajo, se casan, tienen hijos... mientras su vida se queda en standby. Es muy duro y vives con mucha ansiedad e incertidumbre», explica.

Ella agradece el apoyo que durante todos estos años ha tenido de su familia y de su pareja, sin el cual no hubiera podido conseguir sacar la oposición y ahora poder disfrutar de un trabajo que le apasiona.

Una familia que tiene en Murcia y a la que ve cada semana porque el trabajo se lo permite. En La Font de la Figuera estoy dos días a la semana y el resto teletrabajo en Murcia. Esos dos días los voy moviendo en función de las necesidades de la gente, cuando tenga que estar presencialmente.

En cualquier caso, su proyecto está ahora en este municipio y en estas comarcas. A corto plazo no se plantea el poder concursar para establecerse en Murcia. «Creo que estar aquí me ayudará a coger experiencia y mientras me sienta a gusto estaré aquí».