Bañistas en el río Júcar a su paso por la Ribera Alta. Iván Arlandis

Antella y Sumarcàrcer piden ayuda para evitar más ahogamientos

Desde 2015 se han ahogado al menos cinco personas en los parajes fluviales del Júcar y estos pueblos solicitan frenar la masificación

A. Talavera

Alzira

Lunes, 31 de julio 2023

Los parajes fluviales del azud de Antella y l'Esgoletja en Sumacàrcer son algunos de los más visitados de la Comunitat Valenciana durante el verano. ... Los vecinos y visitantes buscan aguas dulces y lugares naturales para disfrutar y refrescarse en las jornadas estivales y en estos puntos encuentran una imagen idílica del río Júcar, con sus aguas claras y a pocos kilómetros de sus casas.

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Sin embargo, son puntos de gran peligrosidad para el baño a causa de las imprudencias o en ocasiones por desconocimiento de las zonas donde existe más corriente. Este pasado domingo se sumó una nueva víctima por ahogamiento en l'Esgoletja de Sumacàrcer. Un joven de 18 años era rescatado ya sin vida por los servicios de emergencias tras más de una hora de búsqueda por las aguas del Júcar. El joven había ido a pasar un día junto a su familia a este paraje cuando desapareció sobre las tres de la tarde. Los bomberos sacaban su cuerpo poco después y pese a las tareas de reanimación no consiguieron salvar su vida. Según las primeras investigaciones, este fatídico hecho podría estar provocado por una posible imprudencia.

Tanto esta zona de baño de Sumacàrcer como, sobre todo, la vecina del azud de Antella acumula un número importante de muertes por ahogamiento. En agosto de 2021 ya falleció un hombre de 33 años en l'Esgoletja a causa de un corte de digestión.

En el azud de Antella la última víctima mortal fue en 2018 cuando un joven de 24 saltó al agua en la salida de las compuertas y fue arrastrado por la corriente. En 2016 otro chico de 24 fallecía de una forma similar y en el verano de 2015 también se registraba otra muerte por ahogamiento en este mismo punto.

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El principal peligro en el azud son las negligencias ya que muchos jóvenes eligen esta zona para realizar actividades arriesgadas como sortear la corriente tras las compuertas de la acequia. Una actividad totalmente prohibida que ha generado numerosas víctimas mortales.

Pero no sólo está el peligro en nadar junto a las compuertas, también existen otros puntos del río tanto en Antella como Sumacàrcer donde se producen remolinos que pueden arrastrar a los bañistas hacía el fondo.

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En la zona del azud existen carteles de prohibido el baño a causa de que es una instalación hidráulica y el evidente riesgo que supone pero los visitantes se saltan esta alerta y nadan en estas aguas. Sin embargo, no existe una normativa clara para prohibir el baño y, sobre todo, medios para controlar que se cumplan las restricciones.

La Confederación Hidrográfica del Júcar es competente de los ríos pero según la Ley de Aguas en los ríos su competencia se circunscribe a la calidad y cantidad del agua desde un punto de vista medioambiental, no respecto al uso común de baño. «La seguridad sobre las personas derivadas de este uso es competencia de protección civil o fuerzas de seguridad (policía, guardia civil…) y de los organismos que los cuales dependen», señala esta normativa. Por lo que existe un vacío legal que no aclara la competencia para decidir la idoneidad y control del baño.

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Sí es cierto que existe un registro autonómico de Aguas de Baño de interior en el que estos parajes no están incluidos pero eso no impide que sean unos de los más visitados y conocidos de la provincia.

Esto genera masificaciones y problemas que año tras año denuncian los ayuntamientos afectados. Tanto Antella como Sumacàrcer son pueblos pequeños con una capacidad limitada para invertir en vigilancia y limpieza y la llegada de miles de personas cada fin de semana supone perjuicios a las poblaciones.

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Ambas localidades han contratado vigilancia privada para los sábados y domingos para evitar colapso en las zonas de acceso y altercados y han solicitado la colaboración de las administraciones superiores para que les ayuden en estas labores de control que no pueden asumir íntegramente.

En este sentido, la pasada semana hubo una reunión con la subdelegación del Gobierno en la que se trató esta problemática y durante el fin de semana ya hubo más presencia de guardias civiles para controlar los accesos. Antella, además, solicitó el vallado del paraje para limitar el paso y conseguir una mayor ordenación en la llegada de los turistas.

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Esta localidad ya ha puesto en marcha rutas alternativas para acceder al azud y ha cerrado el paso por el Pont de la Sèquia durante todo el verano para que la llegada de bañistas no interfiera en la vida del pueblo. Y es que denuncian que los cientos de coches que acuden los fines de semana a esta área generan problemas de movilidad y espacio que se suman a la gran cantidad de residuos y basura que se acumula en el paraje.

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