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Eliminación de cañas en la Ribera Baixa del Júcar. LP
Un millón de euros por cada kilómetro de río sin cañas

Un millón de euros por cada kilómetro de río sin cañas

Las administraciones centran las actuaciones en la parte baja del Júcar para acercarlo a los vecinos y aprovechar el cauce como un recurso lúdico

A. Talavera

Alzira

Jueves, 27 de junio 2024, 16:20

La Unión internacional para la conservación de la naturaleza (IUCN) considera a la caña como una de las 100 especies de animales o plantas más peligrosas por lo que se refiere a su capacidad de invasión y de alteración de los hábitats que coloniza. Su capacidad de invasión se puede comprobar en cada cauce de río o de barranco donde las cañas lo cubren todo y apenas dejan ver el agua.

La lucha contra esta especie es muy costosa ya que las actuaciones son complicadas y requieren de continuidad para que sean efectivas. Eliminar la caña de cada kilómetro de cauce del río cuesta un millón de euros. Una cifra muy elevada que es casi imposible de asumir por las localidades que atraviesa y que suele centralizarse a través de la Confederación Hidrográfica del Júcar, CHJ, competente en el mantenimiento de los cauces.

«Las actuaciones dependen del tipo de cauce pero son muy costosas aunque se está comprobando que los resultados son buenos y se ha consolidado el modo de trabajar desde que lo iniciamos como prueba piloto en Bellús en 2017», comenta la jefa del área de Gestión Medioamiental de la CHJ, Eva Beltrán.

Aunque existen varias metodologías para acabar con Arundo Donax, nombre científico de la caña común, la más usada en estos momentos en la demarcación del Júcar es la extracción del rizoma y la cobertura opaca. Beltrán explica que el proceso es largo ya que la primera fase es desbrozar la parte aérea de las cañas y luego cubrir todo el tramo del cauce con mallas durante 18 meses para evitar que entre la luz y así se agote el rizoma.

Durante todo este tiempo hay un control para ver si la caña resurge y poder acabar con ella. En este tiempo se han comprobado que algunas personas realizan comportamientos indebidos que pueden provocar que esta actuación no sea tan efectiva al dañar las lonas negras. Los técnicos han alertado que no se deben pisar y todavía menos cruzar estas áreas con bicicletas o vehículos que pueden romperlas y dejar pasar la luz.

Una vez pasado los 18 meses se cubre la zona de la ribera con vegetación autóctona de gran envergadura para favorecer que las cañas no rebroten. «La caña provoca una gran presión, de hecho, es la especie más invasora del mundo. Su proliferación depende de la temperatura, cuanto más calor más cañas, y también de la pendiente del terreno», detalla la responsable de Gestión Medioambiental de la Confederación. Por este motivo, en la parte baja del río Júcar es más asfixiante la presencia de esta vegetación que cubre gran parte de las riberas y que impide incluso poder ver el río.

En los tramos donde se ha conseguido acabar con las cañas se ha cubierto el terreno con diversas especies propias de la cuenca que dependen según la cercanía al agua. Así se van colocando lirios, juncos, en la parte más cercana al río; en las riberas se plantan sauces y adelfas y en la parte más alejada árboles con más porte como olmos o álamos.

Caña a la caña

Y es que las cañas copan todo el terreno y acaban con la biodeversidad, además de convertirse en un muro que impide que los ciudadanos se acerquen al río y puedan disfrutar de este recurso natural. Por ello, además de la CHJ en el último año se ha puesto en marcha una campaña denominada 'Caña a la Caña' en la parte baja del río Júcar para conseguir acercar el río a todos los pueblos.

El Consorci de La Ribera y la Fundació Limne están creando un gran corredor verde entre Sumarcàrcer y el mar, centrado en la conservación y mejora del río Júcar a través de acciones de gestión y control de invasoras, recuperación de vegetación autóctona, retirada de material obstructivo, transformación de zonas de cultivo abandonadas como espacio fluvial y estabilización y retranqueo de márgenes.

Las acciones diseñadas involucran una superficie de 124.358 metros a lo largo de 75 kilómetros del río Júcar, a su paso por los municipios de Sumacàrcer, Antella, Gavarda, Alberic, Benimuslem, Alzira, Algemesí, Albalat de la Ribera, Polinyà de Xúquer, Sueca, Riola, Fortaleny y Cullera. Estas acciones ya se han llevado a cabo en gran parte de estos municipios y se puede observar el cambio aunque todavía siguen las coberturas opacas a la espera de la replantación cuando el rizoma se haya eliminado.

Este proyecto cuenta con una subvención de 3.747.949 euros impulsada por la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), para la restauración de ecosistemas fluviales y la reducción del riesgo de inundación en los entornos urbanos, en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) financiado por la Unión Europea – NextGenerationEU.

Tras eliminar el muro de cañas los municipios de la Ribera empiezan a plantear nuevos usos para que el río forme parte de la vida de la ciudad. Uno de los que lleva tiempo trabajando en esta línea es Alzira que ha creado un anillo verde junto al cauce, con miradores y paseos para que se el Júcar se convierta en un recurso de ocio para la ciudad.

El siguiente paso es crear un bosque urbano con una playa fluvial en la zona del Hort de Redal que sea un atractivo turístico y que sirva para pasar las jornadas de verano. Para ello el Ayuntamiento busca financiación europea para sacar adelante este proyecto.

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