R.X.
Moixent
Viernes, 20 de septiembre 2024, 15:39
Como cada año, el Museu de Prehistòria de la Diputación de Valencia y el Ajuntament de Moixent organizan las jornadas 'Vive un fin de semana con los íberos', que dan a conocer las formas de vida de la época ibérica mediante visitas dramatizadas, talleres y actividades lúdicas y didácticas.
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Bajo el título 'Los grandes hallazgos', este fin de semana, 21 y 22 de septiembre, el público podrá visitar los escenarios de tres descubrimientos arqueológicos singulares hechos en la Bastida de les Alcusses desde 1928 a partir de un itinerario guiado en el que se interactúa con personajes caracterizados de la época y de la mano del equipo de investigación. Las visitas guiadas teatralizadas sólo pueden realizarse con reserva previa en horarios determinados.
El diputado de Cultura, Paco Teruel, ha apuntado que se trata de una propuesta «lúdica y cultural que este año cumple su 17ª edición siendo ya un referente de la divulgación arqueológica», al mismo tiempo que ha subrayado que «permite conocer el patrimonio ibérico en este emblemático yacimiento de una manera original, complementando el servicio de visitas que se ofrece el resto del año».
Para este fin de semana se ha preparado un completo programa de actividades pensado para difundir el patrimonio arqueológico y la cultura de época ibérica en el municipio. Desde el Museu Arqueològic Municipal de Moixent se han preparado tres actividades complementarias a las jornadas: la Yincana de la aventura del guerrero, visitas a Moixent y a su museo arqueológico y talleres didácticos sobre la cultura íbera y el Guerrer de Moixent.
Las investigaciones arqueológicas que el Museu de Prehistòria de la Diputació de València lleva a cabo desde 1928 en La Bastida de les Alcusses han permitido sacar a la luz los restos de un importante poblado íbero que estuvo habitado en el siglo IV a.C.
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El poblado estaba defendido por una formidable muralla y torres para la vigilancia de los accesos y del entorno. Cuatro puertas fortificadas permitían la entrada y salida de personas, animales, carros y mercancías. Las viviendas se organizaron en manzanas alrededor de plazas y sus habitantes cultivaban en las tierras aptas del entorno, explotaban los recursos naturales a su alcance y mantuvieron intensas relaciones comerciales, tanto con otros poblados íberos como con lejanas áreas del Mediterráneo. El poblado fue abandonado tras un episodio violento con otros grupos íberos.
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