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A. Talavera
Carcaixent
Martes, 11 de abril 2023, 10:06
No se había dado todavía la bienvenida al verano de 2016 cuando el fuego ya arrasaba gran parte del terreno forestal de Carcaixent. Un incendio que sus vecinos no olvidan ya que las llamas quemaron más de 2.000 hectáreas, un tercio del término municipal de esta ciudad de la Ribera Alta. Se produjeron desalojos en residencias y hospitales, y el fuego quedó a pocos metros de algunas viviendas. Un desastre que se inició por el descontrol de una quema de rastrojos.
Casi siete años han pasado de aquel momento y la naturaleza sigue su curso, la vegetación baja ha vuelto a brotar pero todavía no se ha podido recuperar el esplendor de esta parte de la Vall d'Aigües Vives que durante unos años se tiñó de gris.
Tras este incendio, la población de Carcaixent se volcó para poner en marcha medidas de protección para su monte, ante la fragilidad y las malas previsiones de futuro. Sin embargo, todo se quedó en palabras y buenas intenciones. Ni actuaciones de reforestación ni cambios para prevenir nuevos incendios en estos parajes.
«Las zonas afectadas son privadas y tras varias reuniones y un proceso de participación ciudadana se decidió que estos terrenos fueran públicos. Pero finalmente nada ha cambiado para poder solucionar esta problemática», recuerda un miembro de la Asociación Medio Ambiental Vall d'Aigües Vives, Gilles Denans.
Aunque la mayoría de gente votó a favor de que la adquisición de los terrenos para poder realizar un mantenimiento, la limitada capacidad económica del Ayuntamiento de Carcaixent y la falta de iniciativas de administraciones superiores frustraron el deseo vecinal.
Esta falta de compromiso de las administraciones ha provocado que la gente se haya desmotivado al ver que todo sigue igual, una gran cantidad de terrenos de gran valor ambiental que continúan sin ningún mantenimiento y que vuelven a estar en riesgo.
«Se han perdido todos los trabajos que antes se realizaban en el monte y se dejan perder estos recursos provocando que haya más riesgo de incendio», comentan desde la asociación Vall d'Aigües Vives.
A todo esto se suma el peligro de la quema de rastrojos que está detrás de muchos incendios en los últimos años. Asociaciones ecologistas y algunos municipios apuestan por reducir esa práctica y sustituirla por el triturado de los restos. No obstante, este cambio necesita inversión para la maquinaria y ayudas para los agricultores que todavía no se están materializando.
Ahora, además de al fuego, los vecinos y grupos ecologistas temen que este monte se convierta en un gran parque solar. Y es que ya se han presentado dos proyectos para instalar placas fotovoltaicas en la zona del Realenc y de la Bossarta, puntos cercanos a la zona incendiada.
Estas iniciativas han generado malestar entre los vecinos que se han unido a través de la plataforma 'Salvem el Realenc'. Sin embargo, al tratarse de terrenos privados es complicado frenar el proceso ya que desde las administraciones se está promoviendo el desarrollo de las energías renovables.
Pero ¿a qué precio? Esto es lo que se preguntan los vecinos de Carcaixent que no quieren perder su monte ya que es un patrimonio totalmente irrecuperable y de un valor incalculable.
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