El museo de la miel cumple una década

La Feria Valenciana de la Miel, Fivamel, volverá en una nueva edición desde este próximo viernes a Montroi. En esta edición, la feria dispondrá de 50 casetas, en la que, a parte de productos típicios de la gastronomía valenciana, los visitantes podran adquirir los diferentes productos que elaboran las abejas.

Miel, polen, cera, jalea real, propoleos y apitoxina (veneno de abeja), aplicados a la salud, las cosmética, la decoración y la alimentación natural. Fivamel es a día de hoy el mayor escaparate de mieles que se puede contemplar en la Comunitat Valenciana, con presencias de mieles monoflorales diversas como la zarzamora, el aguacate, el níspero o el almendro, así como mieles de milflores de raigambre mediterráneo, junto a otras selecciones de montaña o bosque.

Durante la feria se celebran jornadas sectoriales sobre la miel, si bien el momento más esperado es la celebración del Concurso Nacional de Mieles, que este año cumple su XVI edición. Un jurado compuesto por cocineros, críticos gastronómicos y un selecto grupo de apicultores establcen los parámetros para calificar cuáles son las mejores mieles presentadas a concurso. Como particularidad, cabe destacar que este año el concurso volverá a celebrarse el domingo 12 de noviembre, a partir de las 11,00 horas, en el salón de plenos del ayuntamiento, después de unos años en que se ha venido celebrando en el edificio «Veles e Vents» de la Marina, en Valencia.

Además este año se cumple el décimo aniversario del Museo Valenciano de la Miel, ubicado también en Montroi, al que durante este tiempo han acudido miles de escolares y asociaciones al ser el único museo apícola con que cuenta la Comunitat Valenciana. Toda una década para reconocer el trabajo que hacen las abejas y los apicultores; por extender una profesión que contribuye, a través de la polinización, a garantizar el consumo de una de cada tres frutas y verduras que todos consumimos. Sin abejas, no hay polinización natural; y sin polinización, tal vez a la humanidad le quedarían unos pocos años de vida.

El museo cuenta con una sala de exposición permanente en la que se recorre la historia de la apicultura en el mundo, así como una serie de apartados en el que se trata el trabajo de los profesionales apícolas, con la presencia de una detallada colección de colmenas, así como la morfología de este insecto capaz de generar productos tan valiosos como la miel, la cera, el polen, los propóleos, la jaela real y el veneno de abeja. El centro de interpretación se completa con una sala de talleres, una sala de audiovisuales y una sala de exposiciones temáticas.

En la exposición que se podrá contemplar, de forma absolutamente gratuita, durante la celebrración de la Feria Valenciana de la Miel, que tendrá lugar en la plaza de España de la localidad del 10 al 12 de noviembre, también habrá una selección de objetos, enseres y fotografías de lo que viene siendo «el museo más dulce de la Comunidad Valenciana».

En esta cita dedicada a la miel cada año se reconoce la labor de un apicultor. Este año será el premio para Antonio Escrivà, hijo de Vicent Escrivá «Tio Tango» y padre a su vez de jóvenes apicultores que quieren continuar la saga, quien recibirá de manos del alcalde de la localidad, Manuel Blanco, el distintivo «Abelleta d'Or» que se concede a personas, empresas o instituciones que se han significado en el trabajo de la apicutlura y en la defensa del sector.

Escrivá empezó a desarrollar su actividad desde muy joven y ha formado parte del comité de gestión de la Cooperarativa Apícola de Ayora (ANAE), a la vez que ha llevado a cabo una intensa labor sindical por el bien de los colmeneros.

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