La nueva residencia de la Beneficència de Ontinyent comienza a ser realidad tras seis años de gestiones

La residencia de la Beneficència de Ontinyent mira ya hacia el futuro. Tras siete siglos de historia, la actual Fundación ha conseguido que el proyecto de nuevo edificio comience a materializarse, después de seis años de gestiones y dos desde la presentación del proyecto.

Una actuación que era fundamental para su viabilidad dado que, al no tener concierto, la gestión peligraba desde el punto de vista económico. El nuevo edificio adaptado a la normativa, que estará ubicado en un lugar cercano al actual, permitirá a la Fundación no solo contar con el concierto de plazas de Conselleria, sino incluso ampliar el número, pasando de las 40 a las 97.

«Vamos a hacer realidad un sueño que llevamos tanto tiempo queriendo materializar y que es tan necesario para Ontinyent y la comarca», manifestaba el gerente, Antonio Alfonso, quien agradecía a todas las partes implicadas el haber logrado «lo que será nuestro futuro hogar» y recordaba el trabajo realizado las hijas de la Caridad durante casi 150 años.

Así, la nueva residencia, ubicada el número 13 de la calle Monges Carelites, en un solar del barrio del Llombo, estará rodeado de una zona verde, dotado con un gran espacio central multidisciplinar que alberga los usos y los eventos.

El edificio, proyectado en base a la nueva normativa, funcionará como núcleos convivenciales de grupos de entre 15 y 25 personas. Cada grupo con su zona de estar y uso, a modo de pequeños pisos compartidos. En la plaza baja habrá un espacio multifuncional común y se completa con un gimnasio y pequeñas terrazas en la parte superior.

La inversión prevista es de 8,5 millones de euros que estará financiada al 75% por Caixa Popular, contando con aportaciones económicas a través de Cáritas Interparroquial, el Ayuntamiento de Ontinyent, que aporta 800.000 euros mediante convenio, el grupo SG y Hosflex.

El gerente de la residencia, no obstante, apuntaba la necesidad de personas y entidades continúen implicándose y colaborando con donativos.

«Es un paso imprescindible y trascendental para el conjunto de la ciudad», subrayaba el alcalde y presidente de la Fundación de la Beneficència, Jorge Rodríguez, quien recordaba que no ha sido un camino fácil, «que ha necesitado la implicación de muchas personas y entidades, un trabajo coral», para conseguir, entre otras cosas, la acreditación de Conselleria para plazas concertadas y el visto bueno de la Generalitat a través del protectorado de fundaciones.

Las obras en sí se iniciarán en junio y el plazo de ejecución es de 18 meses.

Cabe recordar que la Fundación Santo Hospital de Beneficencia Nuestra Señora de los Dolores, como se denomina oficialmente, tiene su origen en el siglo XIV, cuando se creó como hospital de transeúntes.

También asistió a enfermos pobres y peregrinos con cuidados sanitarios, además de ofrecer manutención y techo para dormir, siempre desde el concepto de la caridad y la función benéfica. Así mismo, acogió a niños expósitos, ampliando su función a la de hospicio e incluso albergaba durante las fiestas religiosas a las prostitutas para que no ejercieran.

Como residencia comenzó a funcionar con la llegada de las hermanas de la Caridad a finales del siglo XIX, que se hicieron cargo de la denominada Casa de Beneficència y que estuvieron atendiendo a los mayores hasta febrero de 2017 y ahora es la Fundación la que se encarga de gestionarla.

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