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Foto general de Cullera. LP

Las obras de urbanización del Manhattan de Cullera podrían empezar en dos años

El Ayuntamiento aprueba la adaptación del programa Bega-Port con el que se reducen los costes

A. Talavera

Alzira

Jueves, 6 de febrero 2025, 10:28

El Ayuntamiento de Cullera ha aprobado la adaptación del programa y el proyecto de urbanización de la Bega-Port, zona de expansión conocida como Manhattan. Este paso era necesario para seguir avanzando en este proyecto que lleva muchos años paralizado y que supondrá la creación de una gran área urbana, entre el río Júcar y el mar, para la construcción de miles de viviendas, un colegio, infraestructuras deportivas y zonas verdes.

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La adaptación del programa contó con los votos a favor de todos los grupos políticos del Consistorio a excepción de Compromís que rechazó esta iniciativa al considerar que el proyecto «es una bestialidad y no es vital para Cullera».

Con esta aprobación se abrirá un plazo de dos meses de exposición pública para que los propietarios puedan realizar alegaciones y en unos seis meses se presentará la aprobación inicial del proyecto de reparcelación. De esta forma, el alcalde de Cullera, Jordi Mayor, señaló durante su intervención que la tramitación administrativa podría finalizar en unos dos años y a partir de ese momento empezar las obras.

Para hacer frente a los costes de urbanización que tiene que asumir el Ayuntamiento por su gestión directa se espera que los propietarios paguen sus cuotas en terreno por lo que «seguramente tengamos mucho terreno que habrá que vender para financiar la urbanización», señaló el alcalde.

Con esta adaptación del PAI Bega-Port también se han actualizado los costes previstos para urbanizar toda la zona que supera los 600.000 metros cuadrados. En un primer momento se calculó una cantidad superior a los 120 millones de euros y la última cifra se ha quedado en poco más de 90 millones.

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«Se han reducido las áreas de pavimentación porque había zonas verdes que estaban pavimentadas y ahora se cambiará por vegetación. También se ha revisado el alumbrado y se reducen las obras para que el proyecto sea más sostenible», explicó la concejal de Turismo e Intervención Administrativa, Débora Marí.

El PAI fue aprobado definitivamente en 2011 y por tanto tenía que ser actualizado para cumplir con las nuevas necesidades además de solventar los problemas que surgieron en su momento como la falta de suministro eléctrico.

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