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B. González
Xàtiva
Viernes, 7 de junio 2024
Desde entrar a un restaurante o un hotel o subir a un autobús público. Son algunos de los obstáculos a los que se enfrentan diariamente las personas ciegas y un importante apoyo para conseguirlo son los lazarillos o perros guía. Es por ello que la Fundación ONCE quiere dar visibilidad a la función que realizan estos animales y concienciar a la ciudadanía de la importancia que tiene para las personas ciegas este acompañante en acciones cotidianas.
Este viernes el lugar escogido para llevar a cabo una exhibición del trabajo de estos perros guía ha sido Xàtiva. La Alameda ha sido el escenario en el que dos de estos lazarillos han podido mostrar al público congregado cómo ayudan a subir o bajar escaleras o a superar cualquier obstáculo imprevisto.
«La gente se tiene que concienciar que los perros pueden entrar en cualquier sitio, excepto en un quirófano. Por eso nos interesa ir a las ciudades y realizar este tipo de exhibiciones y que mayores y niños se familiaricen con ellos y sepan el trabajo que hacen», explica Enrique Llin, presidente consejero territorial de la ONCE en la Comunitat Valenciana.
Llin indica que en el entorno de Xàtiva hay 4 perros guía, un centenar en toda la Comunitat Valenciana y 944 en toda España. Cifras escasas y una alta demanda, por lo que se está ampliando la escuela, con sede en Boadilla del Monte (Madrid) donde actualmente hay 500 cachorros. «Cada perro cuesta a la Fundación 40.000 euros y también tenemos convenios con escuelas del extranjero», señala.
Y es que el proceso es complejo, porque toda persona invidente, para poder tener un perro tiene que pasar cuatro informes: uno psicológico, otro médico, de orientación y social. «El animal hay que cuidarlo y tratarlo bien, debe de estar en un entorno agradable y tenemos que garantizar que el usuario está en condiciones de poder caminar con él, como por ejemplo, que no tenga problemas de espalda, que tenga orientación suficiente, porque el perro guía no es un taxi al que se le dice que te lleve a la panadería. Tienes que orientarle y él se preocupa de evitar los obstáculos. Al final el perro aprende el recorrido porque se suele hacer el mismo, pero hay que enseñarle primero», apunta Enrique.
El proceso de educar al perro empieza al poco tiempo de nacer. Se da a una familia de acogida y durante seis o siete meses el animal aprende a socializar, a convivir con personas, no se le enseña nada más. Luego vuelven a la escuela y empieza el aprendizaje que dura hasta que tiene unos 22 meses. Es en ese momento cuando la persona invidente va al centro y pasa entre tres o cuatro semanas para llevar a cabo el proceso de adaptación con el animal y del animal con ella. Superada esta fase, se van a casa.
No todas las razas son susceptibles de aprender a realizar esta labor e incluso dentro de las razas que sí lo son, no todos los animales presentan las mismas aptitudes. Los perros que se educan son de las razas Labrador, Pastor Alemán, Golden Retriever y Caniche Gigante. «Ahora estamos buscando una raza cuyo pelo no de alergia, porque muchas personas tienen alergia», subraya el responsable de la ONCE en la Comunitat.
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