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El verano estaba siendo tranquilo en cuestión de incendios en la comarca de la Ribera pero en la tarde noche del domingo todas las alarmas se encendieron al sucederse varios fuegos a escasos kilómetros.
Concretamente estos fuegos comenzaron en los términos de Cullera, Favara, Llaurí y Corbera. Unos detrás de otros y todos cerca de carreteras lo que ha levantado todas las sospechas de la posibilidad de un pirómano en la zona. Así, la Guardia Civil se ha hecho cargo de las investigaciones para identificar al autor de los incendios.
Las llamas en estos municipios de la Ribera Baixa afectaron a varios campos y zonas de vegetación cercanas a las carreteras, como matorrales. Pero en el término de Llaurí la situación se complicó al encontrarse el fuego junto a la AP-7. Esto provocó retenciones de unos dos kilómetros en dirección Valencia a primera hora de la noche, según informaron fuentes de la Jefatura Provincial de Tráfico. Y es que las llamas que se encontraban a escasos metros del asfalto.
Además, la carretera CV-510 tuvo que ser cortada en dirección a Alzira durante las labores de extinción de los incendios.
Todas estas circunstancias hacen sospechar que el pirómano se desplazó en un vehículo para quemar matorrales de la cuneta en varios puntos de la comarca.
En Llaurí, uno de los incendios fue considerado forestal por el Centro de Coordinación de Emergencias al afectar a la zona de montaña del Pla de Gorro, entre esta localidad y Favara.
Varias dotaciones de los parques de bomberos de Cullera, Gandia, Silla y Alzira se movilizaron con urgencia y sofocaron los incendios. También acudieron varias patrullas de la Guardia Civil para regular la circulación y colaborar con los bomberos. Algunos de los fuegos tenían varios focos.
Es el caso de Corbera donde el incendio contaba con tres focos, se iniciaron junto a la variante de la localidad y agentes de la Guardia Civil y de la Policía Local tuvieron que actuar para controlar el tráfico mientras los bomberos extinguían el fuego.
La gran cantidad de pequeños focos que se iniciaron de forma progresiva ya de noche hizo que la humareda fuera visible desde poblaciones cercanas de las comarcas de la Safor y la Ribera.
No es la primera vez que esta zona de la Ribera Baixa sufre diversos fuegos intencionados ya que otros veranos, en municipios como Corbera, han sido habituales las alarmas por la aparición de focos en varios puntos del término casi siempre de forma intencionada. Sin embargo, este verano todavía no se había producido ningún incendio hasta los del pasado domingo.
El fuego no sorprendió solo a la Ribera Baixa. Horas después del inicio de estos incendios, los bomberos sofocaron otros dos fuegos en Carlet y junto a la AP-7 en el término de Alginet.
En el caso de Carlet, afectó al Camí de Sueca, a una zona de cañar dentro de un barranco, cercano a la urbanización Ausiàs March, y se produjeron dos fuegos en cuestión de cinco horas, lo que hace sospechar que en este caso también estuvieran intencionados e incluso puedan estar relacionados. No es la primera vez durante estos meses que se inicia un fuego en el término de Carlet.
Los pirómanos se suelen centrar en zonas que conocen bien y atacan una y otra vez hasta que son localizados o acorralados. Durante el mes de agosto, estuvo actuando uno de estos individuos en la zona de la Marina Alta. Hasta nueve incendios se registraron en tan solo diez días y arrasaron unas 200 hectáreas poniendo en jaque algunos parajes de alto valor ambiental.
Efectivos del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil iniciaron una investigación al entender que estos fuegos fueron intencionados y seguramente estuviera detrás de todos ellos una misma persona, un pirómano que habría estudiado cuándo y cómo ir prendiendo fuegos.
Desde la Benemérita explicaron que hay «rasgos comunes» que hacen pensar en una misma persona, ya que todos los fuegos se produjeron en un espacio corto de tiempo y en un margen geográfico muy concreto.
Y es que la zona más afectada fue Xàbia, donde se concentraron la mayoría de focos, y en la carretera que une esta localidad y la vecina Gata de Gorgos.
Este pirómano tiene en común con el de la Ribera que actúa cerca de las carreteras. Una característica que suele ser habitual en estos delincuentes ya que les permite huir de forma rápida del lugar.
En algunas ocasiones, las autoridades locales de los municipios afectados por los pirómanos prefieren no dar difusión a los fuegos que provocan ya que, entre otras cosas, estos individuos buscan la notoriedad pública con sus actos.
En la Marina se registraron los fuegos de Benimadroch, que arrasó 2,5 hectáreas de bosque bajo y parcelas rurales con viviendas o con granjas de animales. Un día antes, hubo otro fuego en el Portitxol, mientras que al día siguiente se produjo otro conato en la Granadella, una de las calas más atractivas.
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